sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz 31 de Diciembre, mi pequeña.


Son las cuatro y media de la madrugada del 31 de Diciembre de 2011.  Ella suspira lamentando que este año ha pasado de largo sin dejar una sola huella que merezca la pena recordar.

Pero esta noche es diferente, es como si estuviera aquí. Lo noto, es como una manta transparente que me arropa cuando más frio esta mi corazón. Y esta noche esta congelado, necesito hablar contigo. Ven, ven por favor. Necesito abrazarte y recordar tu olor.

Ella mira a través de la ventana. La noche esta completamente estrellada. ¿Qué miráis? –piensa furiosa observando cada uno de los millones de puntitos brillando a miles de kilómetros. Cierra los ojos e intenta imaginar qué habrá allí arriba. “Hoy te necesito aquí abajo, conmigo” –deja escapar en voz baja. Una lágrima atrevida ya recorre su mejilla mientras ella busca algo con lo que secarla. Antes de alcanzar el pañuelo, sin embargo, se detiene. Ya no es una sola gota la que acaricia su rostro. ¿Pero qué sentido tiene todo esto? ¡Dime! ¿Qué sentido tiene todo esto? –grita resignada dejando caer su cuerpo sobre la cama.  

-¿Se puede saber por qué estás armando tanto escándalo?
-¿….eres, eres tú? ¿Eres tú de verdad?
-¿Quién va ser si no, jovencita? ¿Es que hay alguien más que te visite a estas horas  y no me has contado nada?
-(deja escapar una sonrisa entrecortada) No.. claro que no.
-¿Por qué estabas así cariño?
-Te echo de menos y nunca estás. El otro día te necesitaba. Te necesitaba y acabe llorando en un rincón procurando que nadie me oyera. Solo quería que me oyeras tu.
-Ahora me tienes aquí. Estoy aquí, mi pequeña. Abrázame. ¿..Estas mejor?
-Es como un puño dentro de mi. Como si el corazón quisiera salir por mi propia boca, no sabes cómo duele.
-Mi vida, ven. Cálmate y ven. Te veo a lo lejos cada vez que te pones así, te veo y me rompo por dentro, créeme. Intento alzar mi brazo para coger tu mano pero cuando la alcanzo, la atravieso sin que tú puedas notar nada. Y me quedo ahí, frente a ti. Mirándote y llorando contigo, abrazándote sabiendo que no siempre notas mi calor. Sé lo que es el dolor, mi vida, pero verte sonreír cura cualquier herida. Tienes que prometerme que seguirás siendo así de fuerte, como antes. No siempre que lo necesites podré venir a recordarte que mi corazón late en el interior del tuyo. Y te aseguro que él seguirá latiendo cuando a ti te falten fuerzas. Ven aquí, cariño. Deja de llorar y ven aquí.
-Te quiero. Te quiero muchísimo. Quédate toda la noche por favor.
-No me iré a ningún lado. Esta noche te arropo como lo hacía antes, ¿o sigues pensando que es de niños pequeños? –le pregunta tapándola lentamente con las sábanas.
-No… no es de niños pequeños. –responde ella entre dientes.
-¿Eso que veo es una sonrisa? ¿Si? ¿Si? ¡Hola sonrisa! Vamos, ¡No seas tímida!
-Deja de hacer el payaso o despertaras al resto de la casa –dice ella sin poder contener el más sincero sentimiento de felicidad de todo el año.
-¿Ves? Así si. Vuelvo a nacer cada vez que sonríes, cariño.
-¿Cuándo volverás de nuevo? Esta  vez pensé que ya no volvería soñar contigo nunca mas. Me da mucho miedo olvidar tu cara, tu olor, el tono de tu voz..
- No puedo venir cada vez que lo desee, mi amor. Si pudiera, ni siquiera me iría un solo instante.
-¿Y que te retiene? ¿Por qué no puedo verte? ¡Son mis sueños! ¡Yo debería elegir quien aparece y quien no! A veces, antes de acostarme, cierro los ojos y pienso mucho en ti, incluso repito tu nombre bajito un millón de veces pero no sirve de nada.
-Lo sé, te oigo susurrarme tantas cosas cuando cae la noche.
-¿Y por que no respondes? ¿Por qué no apareces como ahora cuando te llamo?
-Mi pequeña, tienes que entender algo. Que no me veas no significa que me haya ido. Estoy aquí, ¿escuchas esto? –pregunta poniendo su mano sobre su propio corazón. A veces te oigo preguntarme dónde estaré. Pues mi vida, estoy ahí dentro y se está genial. Estoy a tu lado cada vez que tiemblas. Cuando te paraliza el miedo o cuando te quedas helada al escuchar algo, al leer algo . Cuando la impotencia te supera y respiras hondo mirando el cielo. Ahí estoy yo, acariciando tu cara suavemente. Diciéndote lo mucho que te quiero y que siempre te querré. Dándote ánimos y a veces, un pequeño empujón para que consigas seguir adelante. Y lo consigues, siempre lo consigues. Y cada vez que eso pasa, cada vez que me sientes a tu lado y simulas coger mi mano, una parte de mi se aviva y coge fuerzas para venir a verte. Yo también necesito fuerzas, ¿sabes, cariño? No es fácil ver cómo mi pequeña crece sin mi ayuda.
-Pero tu me ayudas, me ayudas cuando nadie más puede o sabe hacerlo. A veces saco fuerzas de la nada sólo para imaginar que así estarás feliz. Por eso luego no entiendo por qué no puedo controlar mi imaginación y hablar contigo como ahora.
-Porque yo no soy parte de tu imaginación, cariño. Eso es lo que tienes que entender. Soy real y estoy en ti. Estoy en cada estrella que ves en el cielo aunque las mires enfadada y cierres la ventana. Estoy cuando piensas que no puedes más, y de repente un escalofrío recorre tu espalda y te ayuda a caminar. Estoy cuando termina el día, cuando llegas a casa y me echas de menos. Estoy ahí, delante tuya, a tu lado, mirándote y susurrándote lo mucho que te quiero. Lo que siempre te he querido y que siempre, eternamente, te seguiré queriendo. No soy parte de tu imaginación pequeña, eso es lo que tienes que entender. Venir aquí, contigo, y hablar como lo estamos haciendo solo puedo hacerlo cuando tanto tu corazón como el mío, vuelven estar preparados.
-Abrázame fuerte por favor, abrázame toda la noche.
-Te abrazare toda la vida, mi pequeña.

Feliz 31 de Diciembre, sécate esas lagrimas y regálame una sonrisa.


PD: Como supongo que ya habreis notado, este post tiene una dedicacion especial. Esta vez con llegarle a una persona y sacarle esa sonrisa, habrá merecido la pena escribir cada una de estas palabras.



Mónica Gae.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Propósitos de año nuevo, mamadas aéreas y follar demográficamente.


Estoy en contra de los propósitos de año nuevo. ¡Abajo los propósitos de año nuevo!, ¡muerte a los propósitos de año nuevo!  sdfdslyugdslufdalfgaf

Tranquilos, no es uno de mis episodios psicóticos, todo tiene una explicación:

Cuando era pequeña e inocente, solía ser bastante maniática de la organización en algunos aspectos de mi vida. Uno de ellos era la obsesión de hacer horarios semanales, mensuales, anuales, incluso con las horas de cada día, todo tienia que estar perfectamente planificado. A día de hoy aún me quedan restos de aquella preocupante costumbre, pero una imagen vale mas que mil palabras, ¿no?

(pista: hojas que caen encima del portátil).

Antes de seguir por las ramas y como venia diciendo, cuando se acercaba un nuevo año, me hacia también una lista de propósitos. He estado documentándome en el baúl de los recuerdos de mamá y, a parte de dientes y pelo (de la cabeza, que quede claro), encontré algunas de mis famosas listas navideñas. Y dice así:

Diciembre de 1995. (Yo con cuatro años).

-Quiero un poni.
-Y un perro.
-Y un columpio gigante en la puerta.
-Y una piscina.
-Y un elefante verde con la trompa naranja y que al abrazarlo escupa gominolas.
-Y ya esta.


Diciembre de 2003: (Yo con 12 años).

-Comprarme una guitarra.
-Aprender a tocar la guitarra.
-Que me crezcan las tetas.
-Enamorar a Jorge cuando me crezcan las tetas.
-Decirle a la profesora de Lengua que es una vieja amargada que pronto morirá sola.
-Sigo queriendo un perro.


Diciembre de 2010: (Yo con 19 años).

-Mandar de una jodida vez a Aytor a tomar por culo.
-Vender la guitarra, el bajo y el piano eléctrico.
-Aprender a escalar.
-Dejar de enamorarme de personas con las que nunca me atreveré a hablar.
-Seguir publicando en el blog.
-Hacerme un piercing borracha.
-Ir a Berlín.
-Ir a Madrid y Barcelona.
-Ir a Mojácar.
-Hacer las practicas extracurriculares en verano con Marc viviendo los dos en la misma casa y fingiendo ser famosos solteros con riesgo de sufrir una sobredosis etílica en cualquier momento.
-Ir a la Feria de Albacete


YA PARO. Ahora escribo en prosa.

Los propósitos no valen una mierda. Si de verdad queremos proponernos algo deberíamos levantarnos, plantarnos frente da espejo y decirlo en voz alta mirando a nuestros propios ojos.

Lo gracioso de todo esto, es que cada año dejaba mis propósitos junto al árbol de Navidad, como si quisiera que los Reyes Magos me los pusieran en bandeja o los hicieran por mi. (Un detalle por parte de sus majestades no haber ido este año a Mojácar por mi. O a Madrid, o a la Feria de Albacete. Un detalle no haber mandado a tomar por culo a Aytor por mi, lo disfruté descaradamente. Por lo demás, podríais vender mi bajo eléctrico. En cuanto al blog ya me encargo yo.)

Uno de los propósitos de una amiga para este año que comienza es hacer un trio. A mi eso me da cierto respeto. Demasiadas piernas y brazos encima de un mismo colchón, pero oye, siempre he dicho que en esta vida hay que probarlo todo y asumiré el peso de mis palabras si se me presenta la ocasión. Y con esto llega la gran decisión: ¿con dos tíos? ¿con un tío y una tía?. No me gusta tomar decisiones por anticipado sobre algo que desconozco, así que como ya he dicho antes, habrá que probarlo todo.

Otro propósito que me ha llamado la atención de otra amiga es hacer una mamada mientras se tira por paracaídas. Yo lo he visto peligroso. Ella podría acabar dislocándose el cuello y él con una amputación precoz de su aparato genital.

¿Más? Venga, uno más.

Un amigo (Johnny) tiene el firme propósito de follar demográficamente. Lo ha dejado con su novia con la que llevaba cuatro años con la única intención de hacer esto durante el año que se nos echa encima. Se trata básicamente de follarse, primero, a una tía de cada provincia de España. Cuando lo haya conseguido, pasará su ataque a nivel Europeo, tirándose a una de cada país. Yo creo que inconscientemente quiere pertenecer a la ONU y no sabe por dónde empezar (entenderíais esto sabiendo que estudia políticas). Mi conclusión sobre follar demográficamente es bastante positiva: ¿hacer ejercicio? ¿viajar? En Saber Vivir lo recetarían continuamente si fueran conscientes de sus posibles beneficios.  
Yo, si hiciera esto en alguno de los años sabáticos que me permitirá tener la crisis, escribiría post's detallando cada encuentro, cada víctima. Los llamaría por el lugar de donde son, quedaría misterioso, adictivo y sexual por partes iguales. Por lo demás, Johnny, tu eres de Madrid y yo podría ser “Murcia”. Ahí lo dejo.

¡Besos aéreos y guiños demográficos para todos!

PD: si alguien tiene algún propósito que quiera compartir, en Comentarios os recibiré encantada.

Mónica Gae.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Sexo panorámico.


Son las ocho de la tarde y he quedado con mi ex (llamémoslo Edwar). Por sus últimos movimientos en Facebook juraría que tiene novia. Quedamos para ir al cine, él invita al pase y yo a las palomitas (dulces). Tras diez minutos dando vueltas por el centro encuentro aparcamiento. Aparco. Me coloco los cascos y suena “Ven, fóllame”, maldita sea. He aparcado cerca así que la posibilidad de que termine la canción y me enfríe disminuyen a cada metro. Lo veo a lo lejos. Lleva unos vaqueros caídos y una sudadera verde de Billabong. El pelo le ha crecido bastante y los mechones rubios juegan a caer tiernamente por su frente. Esta guapísimo.

Me acerco y le doy dos besos. Hace tiempo de lo nuestro y, aunque siempre ha sido mi mas jodido punto débil no quedan sentimientos consistentes en ninguno de los dos. Ni el ni yo queremos nada. Me acerco y le doy dos besos, paro el iPod y me pregunta qué estaba escuchando. “Ven, fóllame”, le digo mirándolo a los ojos. Se queda atónito por un segundo y sigo “tranquilo, no siempre le hago caso a todas las canciones”. Se ríe y respira de nuevo. Él va a por la entrada y yo a por palomitas. Y Coca-Cola y gominolas y dos collacs.  

Entramos al cine. Ha elegido una de miedo y yo odio las películas de miedo, pero una vocecilla en mi cabeza me dice que no diga nada. ¿Te gusta? –pregunta. Me encantan –respondo. Empiezan los anuncios y yo me hago la dormida simulando un ronquido. Me dice que no sea tan payasa pero se ríe (simplemente me limito a comprobar una teoría: quiero delimitar el punto exacto en que hacer reír a un tío te lleva a la cama o a ser la amiga enrollada). Sobra decir que pase lo que pase, asumiré las consecuencias.

Empieza la película. Aparece el primer plano de una tía (bastante guapa) y yo le digo que el estrés del rodaje no la esta tratando nada bien). Aparece el primer plano de un tío y me pregunta si a él si lo esta tratando bien. Miro la pantalla por un segundo me pienso la respuesta: “pues también tiene ojeras, esos dos deben haberse pasado la noche anterior a esta escena follando en los camerinos”.

Pasan unos cuantos minutos y pone su mano en el reposabrazos. Mi mano ya estaba ahí, me roza y me pide disculpas. Si se disculpa por un simple roce solo puede significar dos cosas: que esté pensando que yo he podido pensar algo más, con lo cual en su cabeza entraría una pequeña opción perversa, o que sea gilipollas. Y Edwar no es gilipollas. (Punto para mi, o eso creo). Le digo que no me molesta su mano ahí. La deja de nuevo y me sonríe. Me encanta su sonrisa, de hecho, es lo que me enamoró (si, del verbo enamorar) en su día.

Empieza ha moverse algo mas de lo normal y le pregunto si se encuentra bien. Luego miro al pequeño Edwar y lo entiendo todo. Justo cuando muere el noveno extra me mira y me dice que va al aseo, que si tarda demasiado avise a los bomberos y que vayan rápidamente. Sonrío y le digo que no me moveré, aunque dudo de mis palabras.

Pasan 15 minutos y no vuelve. ¿Dijo que fueran los bomberos o que fuera yo? No me acuerdo, será mejor que vaya a ver si esta bien. En este punto es un todo o nada, blanco o negro, sexo en los lavabos o volver con calentón. Llego a los aseos masculinos y asomo la cabeza. Otro chaval me ve y me invita a pasar. “Búscate tu propio ex al que acosar –pienso”. Allí no está Edwar. Me quedo pensando. ¿Se habrá ido? No, no puede haberse ido. ¿Lo habrá llamado su novia? Ni siquiera sé si tiene novia. ¿Me llamará y me dirá que le ha surgido algo?

Una voz a mi espalda me dice si estoy buscando algo. Es él. Respiro aliviada. ¿Estabas ahí todo el rato? –le pregunto. “Es gracioso verte a lo lejos” –me dice. ¿Gracioso como amiga o gracioso sexual? –pienso yo. Maldita canción. Malditas hormonas y maldito gimnasio al que debe ir el protagonista de la peli.

“Quería comprobar una teoría” –me dice. (¡minipunto para él! Me gustan los tíos que comprueban teorías. Me gustan porque yo hago lo mismo). ¿Qué teoría? -La teoría de cuánto tiempo hacia falta para que te levantaras y vinieras a buscarme. Entiendo, ¿y he ganado?. Me sonríe de la manera mas picara que había visto nunca y desaparece metiéndose en otra sala vacía.

Le sigo.

Teoría comprobada.


PD: abstenerse preguntas de si este post es real o no. La intriga siempre es mas interesante. 

¡Besos y guiños cinematográficos para todos! Y recordar, pequeños: ir al cine te ofrece posibilidades de las cuales carece Megaupload.

Mónica Gae.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Dilema moral y sus posibles opciones.


Estoy sola en casa.

Mis padres se han ido de viaje y mi hermano a estas horas debe andar por Málaga diciéndole a su novia cuanto la quiere (besos desde aquí para ambos). Hace dos días, cuando mis padres me dijeron de sus intenciones sobre ruedas, se me plantearon varias opciones para su ausencia corporea temporal. (Míster X, ahora que sabes de la existencia de este blog, podrías seguir sacando mis trastornos psicológicos desde aquí.)

Opción A:

Tengo 20 años, ergo, fiesta skins YA. Podría sobrevivir a base de espaguetis y alguna que otra reserva alimenticia que encontrara y gastarme toda la pasta que me han dejado para que no muera de hambre en alcohol del duro (papa, mama, os quiero pero no soy un animal comiendo precisamente, podría aguantar un año con lo que me habéis dejado). Podría acercarme a Mercadona y hacerle una visita a la sección de mis queridos amores nocturnos: Ballantines Vodka, Ron, licor Caramelo, mojitos y mas Ballantines. Podría robarle a mi hermano su equipo de música, bajarlo al salón, hacer unas cuantas llamadas y preparar las habitaciones para acoger a mis números VIP’s del móvil.

Opción B:

Podría aprovechar el silencio y la tranquilidad para escribir un proyecto que llevo entre manos (“Sócrates fumaba Moby dick”) y el cual necesita precisamente eso, silencio y tranquilidad. Y pitis de la risa, (los cuales ya sea dicho de paso si se hiciera la Opción A, son bienvenidos a mi humilde hogar) y que obviamente, en presencia de los jefes y procreadores de mi ser se hace bastante difícil su uso con el portátil cerca.

Opción C:

Abrir los ojos y darme cuenta de que cuando se me pase la resaca de noche vieja será demasiado tarde para estudiar el primer examen de Enero. (Vale, pasemos a la opción D)

Opción D:

Hacer la Opción 1 pero yo sola. Seria interesante juntar mi introversión con alcohol. Normalmente los frecuento por separado.

Opción E:

Fiesta de disfraces. Oh si, creo que esta seria mi opción preferida. Adoro disfrazarme tanto como ver que la mayoría de la gente lo hace a diario sin darse cuenta. Viviría disfrazada excepto en Halloween, que habría que ir desnudo y todos seriamos mucho mas felices.

Opción F:

No hay opción F. Me he quedado sin ideas. ¿Se os ocurre alguna?


PD: Estreno portátil. Soy Mac-Feliz. (Para cortos de entendederas, si, es un Mac. Concretamente el MacBook Pro de 13”)

PD 2: Acabo de pasar toda una odisea comprándome el vestido para noche vieja. Seguramente después de terminar de escribir esto redacte mi batalla campal y escuchas indebidas (pero interesantes) en los probadores (no os hacéis una idea de cómo esta el mundo. Sálvese quien pueda.)

PD 3: Míster X, lo de la escoba por el culo era metafórico. Solo intentaba explicar lo mas claramente posible que es usted un buen tipo pero que un poco de sexo de vez en cuando relajaría esas formas suyas de aparentar que puede leer a mente de los demás y detectar sus problemas antes de que entren por la puerta. Eso o unos buenos cereales integrales, lo que usted vea. (Saludos a su esposa si elige la primera opción.)

Besos y guiños para todos,

Mónica Gae.

martes, 27 de diciembre de 2011

Mi psicólogo tiene una replica de la polla de Freud.

Todo comenzó hace unos tres meses, a eso de finales de Septiembre. Una amiga (llamémosla Sonia) me llamó un tanto nerviosa porque tenía su primera sesión con el psicólogo. Yo intenté tranquilizarla diciendo que las últimas decisiones de su madre habían sido bastante acertadas (su nuevo marido esta como un queso). Le dije que ella era lo suficientemente inteligente como para no dejar que ningún chalado con título acreditativo pudiera colarse en su cabeza a no ser que ella bajase la guardia voluntariamente. Y Sonia nunca baja la guardia. Ella me dijo que para psicoanálisis existenciales ya me tenía a mí, que un loquero era lo último que le hacía falta a su curriculum y que odiaba a su madre por obligarla a hacer esto. Al cabo de un rato de conversación (y dado mi fobia a hablar por teléfono) le propuse acompañarla a la sesión si con ello dejamos de hablar por el móvil. Respondió que sí. Y así empezó todo.

Llegamos 10 minutos tarde a la sesión. A modo de broma le advertí que en algún momento el psicólogo (al cual a partir de ahora llamaré Míster X, me parece más interesante) soltaría ese rollo de la puntualidad como algo decisivo para empezar a abordar sus problemas personales. Lo dije para liberar algo de tensión, no pensé que fuera a pasar de verdad. Tras unos cuantos minutos buscando su despacho, entramos. Sonia ha puesto una única condición y es entrar conmigo. Yo, que esa tarde no tenía nada mejor que hacer, acepté sin pensarlo.

-Hola, Sonia. Soy Míster X. Contigo no he tenido aun el placer de hablar pero si lo he tenido con tu madre, quien supongo que sabrás, está bastante preocupada por ti.
-Mi madre tiene demasiado tiempo libre.
-Bueno, ya llegaremos a ese tema. ¿Seguro que quieres que ella esté aquí? –le pregunta a Sonia en voz baja y mirando hacia mí.
-Tranquilo, por mi no se preocupe. Me han retrasado la cita para hacerme la cera y tengo toda la tarde libre para escuchar sus seguramente intentos de parecerse a Freud –dije procurando que pillara el sarcasmo. ¿Le gusta a usted Freud, Míster X? ¿Conoce usted a Freud, Míster X?

El tío me mira como si tuviera un pasado sexual sadomasoquista y obsesivo con fotos y textos del susodicho y responde un tajante: “Por supuesto que conozco a Freud, niña. Y si quieres estar aquí será mejor que te limites a escuchar.” Vale, lo admito. Desde que Sonia me dijo que le acompañara se me venía haciendo la boca agua de pensar en que (por fin) podría utilizar mis nocturnas lecturas sobre Freud, Kant, Guski, Berger, Lou Marinoff y otros por el estilo para iniciar profundas conversaciones, pero,  por algún motivo en ese momento solo me apetecía poner a prueba el diploma que tenia colgado en el centro de la pared principal. ¿Y como que niña? Eso lo dice porque no me ha visto en tetas –pienso.

Tras unas cuantas preguntas para tantear la cabeza de Sonia, Míster X comienza a mirar el reloj de manera más continuada. Debe quedar poco. Efectivamente, a los 10 minutos, el obsesivo amante secreto de Freud da por finalizada la sesión. Yo, mismísimo reflejo de un santo las dos últimas horas no puedo evitar desperezarme. Me pregunta si me ha aburrido y le respondo que Sonia nunca me aburre y ha sido ella y no él quien ha estado hablando todo el tiempo. Añado un “pero bonita estatua” señalando un trozo de madera tallada con forma de pene gigante que hay sobre la mesita del café. ¿Es una réplica de la de Freud? Míster X me mira con cara de haberle tocado la fibra sensible (¡minipunto para mí!) y me invita a salir junto con Sonia.

-Ah, y una cosa más, Sonia –dice Míster X a modo de despedida. Te enviaré un formulario con unas cuestiones que debes responder por ti misma. Hablaremos sobre ello en la siguiente sesión. Te enviaré otra copia a ti también, Maya. Si vas a venir más a menudo quiero saber qué  clase de trastornos  de conducta parece haber dentro de tu cabeza.

Yo me quedo sorprendida pero respondo.

-Si lo que tienes es la esperanza de detectar mis puntos débiles te escribiré los problemas psicológicos que me he autodetectado a lo largo de mi vida en la primera frase que escriba.  Si quieres los resalto en negrita y aumento el tamaño del Times New Roman, así puede jugar usted más tiempo el pequeño GRAN Freud de madera. (Aunque sigo hablándole en tono sarcástico, me hace muchísima ilusión que me incluya en sus sesiones, no parece mal tipo aunque si se aflojara un poco la corbata y se sacara la escoba del culo transmitiría más confianza)



PD: Me dispongo a enviarle un email a Míster X diciéndole que voy a publicar nuestras conversaciones en un blog. Llega un momento en que los psicólogos solo ven trastornos mentales y/o traumas infantiles haya donde miran. A eso de Octubre (aunque algún día lo contaré  mas detalladamente), Mister X me dio un consejo el cual pensó que nunca seguiría:

“Si piensas que poniéndote los cascos en mitad de la Universidad te aíslas del mundo estas muy equivocada. La gente sigue ahí, y si levantas la mirada puedes comprobarlo por ti misma. Los cascos dejaran de darte seguridad cuando sin ellos, un día, seas incapaz de atravesar apenas 100 metros desde el parking hasta clase. Deberías trabajar en tu introversión y escribir un blog, para ti sería la mejor terapia.”

Me gustó bastante lo que dijo (supongo que por llevar razón) y empecé a escribir este blog. Publicaré algunos de nuestros mails y algunas sesiones Sonia-Maya-Míster X. Pero no pienso quitarme los cascos cuando salga a la calle.



Besos y guiños para todos (esta noche racion doble a psicólogos y apsicologados).

 Mónica Gae.  


domingo, 25 de diciembre de 2011

La Navidad me pone cachonda -dijo mascando un chicle.

Estaba escribiendo un post bastante profundo sobre un tema que me ronda la cabeza bastante últimamente, pero me siento totalmente obligada a cambiar la temática y guardar en borrador el otro texto.

Hace apenas diez minutos he llegado a casa tras darle una vuelta al perro. Nada más llegar y aprovechando que ya me había hecho un poco al frio de la intemperie, he aprovechado para hacerme un piti de esos que dan risa y jugar otro poco con la fierecilla. Y entonces, ZAS. Señal divina, acontecimiento inédito, destino, casualidad, voluntad suprema: ELLAS.

Ellas” son dos chonis que frecuentan la calle que hay frente a mi casa. Esta noche, como todas en las que he coincidido estar fuera, las he oído llegar a considerable distancia con esta elocuente conversación:

“Ehque la Andrea tiene lo que se merece, si ereh puta ereh puta y luego no te puedeh enfadah si tu novio te dice que ereh puta.”

Vergüenza debería sentir Sócrates de no haber podido conocer a tan supremas criaturas. Pobre.

Pero no saquéis conclusiones todavía, esa frase sólo dio paso a que activara mi deschonizador y poner en alerta mis cinco sentidos. (Ahora que lo menciono, una noche oí a hablar a “Ellas” de que en realidad teníamos seis sentidos, pero sólo las mujeres y que estaba el “potorro” pues con su “potorro” sentía mucho y de eso debía venir la palabra “sentidos”). Claro, joven promesa de la biología humana, claro. El caso es que hoy se han parado justo en mi acera, y yo, que estaba en mi puerta pero separada visualmente por una hiedra bastante espesa (gracias por este estupendo campo de invisibilidad, mamá, dónde irá a parar la capa de Harry) he podido escuchar toda la conversación y por tanto, estoy en el deber de informaros sobre este acontecimiento como poco, sociológico:

Una de ellas se llama Araceli, (no es que me guste especialmente este nombre, pero no creo que te dejaran entrar en uno de esos selectos grupos de seres humanos con tal etiqueta). Sus amigas la llaman “Cheli”. (¿Veis? A esto me refería. Con este, si.) La otra se llama Antonia, y por lo que he podido escuchar en estos encuentros fortuitos, le llaman Tonia, aunque todo el mundo le dice La Tonia. Como es costumbre entre estas extrañas criaturas, deben hacer una rima fácil y sencilla con su nombre con la que firmar las farolas del pueblo (esto me recuerda bastante a mi perra, cuando para en cada una de ellas a marcar su territorio. Yo lo dejo ahí.) “La Tonia rubika keh te dah pika pika”, dice en mi farola mas cercana. No entiendo muy bien a qué se refiere, pero ahora sé qué deben de sentir los chimpancés cuando ven a su alrededor supuestos seres superiores de bata blanca y con extraños utensilios empleando un idioma desconocido para ellos.

La Tonia y la Cheli hablaron sobre la Navidad. Sobre el Jonatah y sobre el Nano. Sobre el cinturón que llevarían por falda el día de noche vieja y sobre el nuevo piercing del pezón de La Isaka. Si os parece, quiero centrarme en el tema de la Navidad, por eso de que parece que hoy pega bastante, ¿no?.  Pues bien. A los 20 minutos de tal intensa conversación, han llegado a la conclusión de que se encuentran más cachondas con tanta luz roja por la calle, con tanto villancico y con tanto papa Noel.

A ver. Podría llegar a entender lo de las luces rojas, por aquello de la pasión, del consumo, de los carteles y pancartas epilépticas y demás pero, ¿villancicos? ¿Papa Noel? Tías, estáis enfermas si de verdad os pone cachondas ver a un viejo de mas de sesenta años, canoso, gordo y cantando lo que parece los restos de un orgasmo mal fingido (oh oh oh!, para los menos enterados). Y no me hagáis hablar de los villancicos, por favor. Lo cantan críos por lo general de menos de diez años. Esas canciones hablan de cómo la Virgen lavaba en la fuente y de cómo los padres del niño Jesús aceptan sustancias de tres extraños que llaman a su puerta. (Versión oficial: oro, incienso y mirra.)

De verdad, tengo muchísima curiosidad, ¿a vosotros os pone cachondos la Navidad? Yo por lo general estoy más feliz, me encanta pasear por las calles de la ciudad en estas fechas y (no os riais) adoro pararme en la plaza de la Libertad a observar las caras de los niños mientras se quedan embobados viendo el teatrillo de muñecos gigantes que todos los años monta El corte Inglés en una de sus paredes laterales. ¿Pero cachonda? Joder, no sé. Voy a tener que replantearme porque a mi libido sexual no le pone a cien ver a Papa Noel mientras se escuchan villancicos de fondo.

PD: Feliz 25 de Diciembre, besos y guiños para todos, y ya sabéis, “Navidad, navidad, dulce navidad… oh oh oh!”.

Mónica Gae.

En directo y con detalles: "PUTO PICHA FLOJA DE MIERDA"

Buenas,

Voy medio borracha así que este es un post temporal, ya lo actualizare revisando faltas de ortografia y frases sin sentidos, pero no me puedo acostar sin escribir esto:

Son las nueve de la mañana y acabo de llegar a casa. Esta noche me he peleado. Por primera vez en mi vida me han tocado la única fibra de la cual respondo de demasiada mala manera: mi sombrerito. Todo empezó a eso de las cinco y tantas de la madrugada, cuando haciendo un video, un grupo de subiditos quiso dárselas de chulos de turno. Uno de ellos, llamémoslo Sr. Metro y Medio de Minúscula Polla discípulo del Clan Me gusta Mamarla, decidió no sólo quitarme mi prenda mas preciada, si no llevársela corriendo a la otra punta de Murcia. Luminata. Yo, que nunca me había visto en esa situación de súbita impotencia y rabia, no sabía muy bien cómo responder. Pero respondí. Afortunadamente, Maica, que iba nosotras, le había preguntado a uno de los Me Gusta Mamarla a dónde se dirigían. Yo, ante tal información y conteniendo mis ganas de destrozar algo, me dirigí (junto a mi ejército) hacia el sitio en cuestión. Cuando llegamos estaban todos allí, yo reconocí a una de las chicas (pues todos los demás era como poco, comunes de cara) y así empezó todo. Los siguientes veinte minutos los resumiré en una pequeña batalla campal medio grabada en video y terminada con el Sr. Metro y Medio de Minúscula Polla retorciéndose de dolor tras haber recibido un rodillazo en su minúsculo carnet de padre. Jódete, cabrón. Mi sombrerito no me lo toca ni Dios.

Por lo demás, la cena de noche buena fue genial como todos los años: mi madre, mi padre, mi hermano, mi abuela y yo. Muchas risas y poca seriedad. Terminamos a eso de las 12:00 y yo había quedado con las chicas a la una. Cuando nos reunimos todas debían ser más o menos las dos de la madrugada (bastante temprano al decir verdad).  Empezamos con mojitos cargados de más traídos directamente de la reserva Piqueras, seguimos con Ballantines y acabamos robando alcohol a mansalva. Como dato más que curioso, diré que me encontré con alguien a quien admiraba de lejos desde hacía unos cinco años y con quien nunca me había atrevido a hablar, llamémoslo Isaac. Pues bien, mis amigas desaparecieron y yo me quede a solas con él y un par de amigos suyos. Demasiado perfecto todo, supongo que fue nuestro mutuo estado etílico, quién sabe. Intercambiamos nuestros números y prometimos agregarnos al facebook. Ahora voy directa a la cama porque en pocas horas tengo comida familiar (resaca,  déjame dormir) pero prometo agregarlo y/o aceptarlo en los próximos días.

Vale. Mientras escribo esto me acaba de agregar. (Muahahaha).

Ahora a sobarla que aquí la maestra va aún bastante perjudicada.

Besos y guiños para todo el mundo.

Mónica Gae.

sábado, 24 de diciembre de 2011

En directo y con detalles.

Acaba el año y con ello mis ganas de seguir atascada en el pasado. Este blog va a dar un giro de 180º grados, en seco y sin anestesia. Tenía escrito el siguiente post del capítulo 17, pero por primera vez desde que publico aquí, me daba miedo publicarlo por las consecuencias que pudiese tener. A finales de noviembre (justo al subir el último capítulo), recibí una llamada de un número desconocido. Era Aytor. Me dijo que había encontrado mi blog (tres hurras por ti, Aytor, después de nosecuantos meses publicando –pensé) y me dijo si pensaba seguir contando la historia tal y como pasó. Le dije que omitiría información si era lo que le preocupaba, y que encantada de volver a hablar con él tras 11 meses, también. Me dijo que tras leer todos los capítulos sentía que necesitaba pedirme perdón. Perdonado. Me dijo que por aquel entonces no podía controlar lo que en su momento hacia y que sentía mucho haber actuado de aquella forma. Perdonado, repetí. Me dijo que me veía distinta, más directa y más distante. Le dije que en septiembre paso algo que me hizo ver las cosas de manera diferente. ¿Diferente como qué? –preguntó. Diferente como que ahora puedo escribir en voz alta que fuiste un autentico cabrón bipolar, que me hizo ser a mi bipolar y que gracias a sus juegos retorcidos ahora creo con total seguridad en que todos tenemos una cara que intentamos ocultar. Me preguntó que cuándo saldría mi próximo capítulo y qué diría exactamente. Le dije que no se preocupase, que no contaría que al volver a la ciudad quedamos, hablamos, y terminamos en la cama. Que no contaría que en la cama no hicimos nada porque acabó  llorando tras contarme que había dejado embarazada a Anna, su compañera de piso anoréxica de Montpellier. Tranquilo, que no diré nada y nadie lo sabrá.

Afortunadamente la historia con Aytor (aunque la estuviera publicando cronológicamente ahora) sucedió hace justo un año. El día que lodejamosparasiempre fue el 31.12.10, justo después de las campanadas y la última vez que escuché su voz (hasta la llamada del mes pasado) fue en Marzo de este año, que fuéprecisamente cuando volvió a la ciudad y me contó su tierna y precoz paternidad. A partir de entonces (obviamente) han pasado más personas por mi vida, más historias y más iniciales que iré contando cuando venga al caso y no como si estuvieran sucediendo en este mismo instante.

En este mismo instante acabo de llegar a mi casa después de dejar para último minuto todas y cada una de las compras de navidad, para no variar de año en año. En este mismo instante tengo dos sonrisas en la cara, una porque en plena calle de Sto. Domingo me he cruzado con mi primer, trágico y platónico amor (en ese orden) con el que sé que algún día terminaré volviendo. (Añado que hemos acordado una cita informal sin fecha la cual tendré que proponerla yo, así que alguno de estos días os recordare esto.) La otra sonrisa viene por otra de esas historias curiosas que al parecer sólo me pasan a mí: Estaba en el mostrador de El Corte Inglés buscando el regalo para el tierno de mi hermano. En una de las cajas estaba una dependienta hablando con dos chicos altos, vestidos ambos con vaqueros, camisa y chaqueta negra. Por su físico hubiese jurado que eran modelos (y por el aire cargado de ego que rebosaban, también). Cuando por fin he encontrado el regalo perfecto, he ido a pagar casualmente a la caja en la que ellos estaban. Casualidades de la vida, ya sabéis. Desgraciadamente, nada más llegar yo, ellos se estaban despidiendo. La dependienta de la cajera era la madrina de uno de ellos, y no me preguntéis cómo, me ha acabado vendiendo el regalo y envolviéndome a su ahijado. Se llama Fernando, tiene 19 años (nunca lo hubiera dicho) y está soltero. Junto con el ticket me ha dado su número de teléfono y me ha dicho que es un chico de lo mas encantador. Yo, que no podía estar más colorada en ese momento, le he dicho que su ahijado le odiaría si por su culpa conociera a alguien como yo. Ella se ha reído diciéndole a su compañera de la caja de al lado “es que me encanta para él”. Yo no he aceptado el teléfono. Sin embargo le he dicho que suelo ir bastante por allí. 

Y con esto finalizo el primer post en directo y os deseo unas Felices Navidades a todos, no os atragantéis con el pavo y recordar, que después de comer tanto, siempre es aconsejable hacer ejercicio. (Guiño guiño y hasta mañana).

Mónica Gae.