viernes, 31 de agosto de 2012

Libros amantes, amantes libros.


                      Esta entrada os puede interesar.

Últimamente tengo la costumbre de echarle fotos a trocitos de poemas o frases o textos conforme los voy leyendo y pienso que a alguien le podrían gustar, y sois muchos los que últimamente me decís que os recomiende algún libro, pues bien.

Ante todo, creo que la mejor forma de recomendar un libro a alguien, es conociendo a ese alguien, y puesto que a la gran mayoría de los que me lo decís no os conozco (al menos, en persona), me he tomado la libertad de compartir con vosotros los libros que me han acompañado este verano (y algunos desde un poco antes).

Intentaré hacer alguna reseña breve de los que me parezca oportuno, no obstante, en Comentarios me podéis dejar preguntas o dudas o lo que queráis acerca de cualquiera de estos libros que prometo responder a todas, antes o después, en cuanto saque un pelín de tiempo.

Os adjunto una foto de mis bellos amantes mirándome en mi escritorio, por si queréis ponerle cara a algún libro. He intentado que sea de buena calidad, no sé cómo la veréis desde el servidor de Blogger.





LOS LIBROS LOS TENGO DIVIDIDOS EN DOS COLUMNAS. En la primera son más bien rollo psicología (pero de la que da gusto leer, de la entretenida), y la segunda, mi favorita estos últimos meses, esta llena de poesía y prosa deliciosa, de verdad, deliciosa.

Así que sin enrollarme más,  os dejo POR ORDEN, Primero la primera columna y luego la segunda Y de arriba abajo, el título de los libros así como su o sus autores.

Primera columna como os he dicho, ésta, en gran parte, sólo os interesará a los que os gusta comeros mucho la cabeza y seáis un poquito retorcidos de mente. Like me. Casi todos son de psicología o técnicas sobre cómo saber o indagar un poco más en ti mismo y en los demás)

-Gramática de la fantasía, de Gianni Rodari. (A los escritores os gustará. Habla sobre cómo escribir de manera “bonita” o “sensual” de modo que atraiga al lector, con ejemplos de autores increíblemente buenos y consejos que de verdad merecen la pena leer.)

-Cuentos de la Malá Strana, de Jan Neruda.

-Tu inteligencia, de Alejandra Vallejo-Náguera y Roberto Colom Marañón. (Este es buenísimo y muy rompecabezas a la vez.)

-El camino de Shimriti, de Jorge Bucay.

-Los engaños de la mente, de S.L Macknik y S.Martinez-Conde. (Brutal)

-Yo tengo razón, tú estás equivocado, de Edward de Bono. (Para los que seáis unos cabezotas orgullosos que siempre tenéis que tener la última palabra, este os gustará. A mi me encantó.) ;)

-Comportamiento no verbal y comunicación, de Pio E. Ricci Bitti.

-Cimas y Valles, de Spencer Johnson, M.D. (Este es increíble en cuanto a la superación, rollito ZEN del romántico perdido en su propio corazón. Exquisito.)

-Nuestra incierta vida normal, de Luis Rojas Marcos.

-Endorfinas, de Jack Lawson.

-Teoría de los sentimientos, de Carlos Castilla del Pino.

-La inutilidad del sufrimiento, de MAria Jesús Álava Reyes. (Nos deja un poco mal a los adictos a los dramas sentimentales y la tristeza y tal, pero no se puede negar ni un poquito de lo brillante que es este libro.)

-Textos de psicoanálisis, de S.Freud. (Mi amor por Freud empezó aquí.)

-Psicología dinámica, de Poch.

-Manual de psicología.

-Inteligencia emocional, de Daniel Goleman.

-La práctica de la inteligencia emocional, de Daniel Goleman.


Y SEGUNDA COLUMNA. Ésta es la que os va a gustar a los que seáis un poco más normales. Son, en su mayoría, de poesía o del estilo. Esta columna me la he leído, a excepción de unos pocos, toda este verano, así que si tenéis alguna pregunta o curiosidad, preguntádmela, que os responderé con las ideas fresquitas.

EMPEZANDO POR ARRIBA:

-Cuentos, de Edgar Allan Poe.

-Días y noches de amor y de guerra, de Eduardo Galeano.

-El Anticristo, de Friedrich Nietzche.

-Relatos Breves, de Edgar Allan Poe.

-El erotismo entre los europeos, de E. Russell. (Muy calentito todo. Sin obscenidades, habla sin ningún pudor sobre el sexo y sus peculiaridades en toda Europa. Muy interesante.)

-Cartas desde mi celda/Cartas literarias a una mujer, de G.A.Bécquer. (Él no lo sabe pero yo lo amo desde que me leí este libro.)

-El Zahir, de Paulo Coelho.

-El discurso del método, de Descartes. (Creo que muy fundamental leerlo.)

-Fóllame, de Virginia Desplentes. (Una mezcla entre sexo, drogas, putas, crímenes intriga, más sexo, más drogas y un final acojonante. Muy muy recomendado.)

-Antiestrategias, de Claudia Noseda.

-Pasión en la Tierra, de Vicente Aleixandre. (Este libro me lo leí en una sola noche. Mi favorito SIN DUDA de todos los que aquí hay.)

-Somos el tiempo que nos queda, de J.M Caballero Bonald. (Es una antología en la que hay tanto poesía como pequeños relatos, tipo Blog, con un lenguaje muy actual y una magia a la hora de escribir muy envidiable.)

-Beatriz y los cuerpos celestes, de Lucía Etxebarría.

-Amor, curiosidad, prozac y dudas, de Lucía Etxebarria. (éste se esta convirtiendo en uno de mis libros preferidos. Aún no lo he terminado, pero si no la conocéis, de verdad que os recomiendo a esta autora en general, lo que hace aún no tiene nombre.)

-Todas las palabras, de Juan Carlos Argüelles. (Pequeño libro de poesía muy muy bonito, corto, perfecto para los ratos libres. Hay algunos versos por los que os merecerá la pena leéroslo entero.)

-Del Amor, de Stendhal. (Qué decir de este libro. Leéroslo y os robará el corazón.)

-¡Adelante!, de Charles Bukowski. (¿Buscáis un dios de la poesía al que le encante hablar de alcohol, apuestas, juegos ilegales, mujeres…? Este es vuestro libro.)

-Sobre el tratado de la Tolerancia, de Voltaire.

-Kwaidan (varios autores, relatos breves y poesía japonesa, no esta mal, pero tampoco para leérselo dos veces –en mi opinión, claro está)

-¿Por qué las mujeres necesitan chocolate?, de D.Waterhouse. (Éste es bastante divertido, bastante antropológico, explica científicamente muchas curosidades que a día de hoy pueden parecer machistas o feministas cuando son completamente pura evolución humana. Muy recomendado.)

-El crepúsculo de los ídolos, de Friedrich Nietzsche.

-Elogio de la locura, de Erasmo de Rotterdam (increíblemente bueno)

-Esto no es justo, de Sally Nicholls.

-American Psycho, de Bret Easton Ellis. (éste tiene una historia curiosa porque lo compré en una Feria de segunda mano por cinco euros y resultó tener un fallo de imprenta que hace que para coleccionistas doble el valor original que tenía el libro en un primer instante.)



Espero que os gusten y lo dicho, no dudéis en preguntar lo que queráis, en todo lo que pueda estaré encantada de ayudaros.

sábado, 25 de agosto de 2012

telegrama urgente a quien quiera recibirlo.


(algún día)




algún día te diré la verdad sobre estos días. te diré que estaba destrozada, que me destrozaste, que me dejaste en la maldita cuneta aún con tu sabor en los labios. te diré que hiciste de mi un puto mosaico de mil piezas, que no tenías derecho a ello. te diré, te diré que hice autostop. te diré que alguien paró su coche y me ayudó a recoger los pedazos de tu huida. que sus labios también supieron besar. que sus brazos también me abrazaron. que me hice ovillo en su cuerpo y me arropó la espalda. te diré, maldita sea, te diré que no me bajes la mirada. que tú lo rompiste todo. que jamás, jamás tendrás derecho a replicarme nada. que nunca podrás culparme por haberme agarrado a un tronco de madera cuando fuiste tú quien decidió naufragarnos. que, antes de odiarle u odiarme u odiarte deberías mirarme a los ojos y explicarme por qué creíste que tanto dolor era necesario. deberías, joder, deberías darle las gracias por dejarme huir de ti consigo y deberías mirarte a un puto espejo cuando pretendas saber quién tuvo la culpa de todo esto.



Atentamente, Mónica Gae.

sábado, 18 de agosto de 2012

A veces, sólo a veces.


 a veces.

sólo a veces. te siento a mi lado y hasta alcanzo a oler tu pelo pero. siempre huyes. siempre dueles. y siempre es sólo a veces y nunca es sólo un rato donde volver a perderte. a veces. intento imaginar qué estarán haciendo tus dedos ahora, qué piel andarán besando. pero sólo a veces. y enciendo el portátil y tecleo tu nombre en esa pestaña donde absurdamente dice “buscar personas, lugares y cosas”. qué irónico. “personas, lugares y cosas”. si Facebook supiera.

y entonces, aparece tu cara ahí, siempre en primer plano de mi mirada. y me inundo en tus ojos y en tu boca y en tus labios y en tu todo. me sumerjo. me mutilo. acaricio el vacío de lo que ya no es mío. reniego mi suerte y suspiro y pasan tus fotografías. una tras otra. y yo voy perdiendo el oxígeno y mi habitación se infecta del sabor de no tenerte. de aire tóxico. de niebla y lluvia y una ciudad sin ti. es mi cama entonces la que te echa de menos. pero sólo a veces.

anoche, por ejemplo. que escuché tu nombre en voz ajena. voz en off. yo estaba en la playa y pregunté 
a quien estaba conmigo si sabía algo de Astronomía. ya sabes. por si acaso había oído hablar de ti y lograba ubicarte entre tanta estrella. entonces, y pese a toda probabilidad de que eso sucediera, sucediste. ahí estabas tú, con tu piel desnuda y el nombre de Rayo Verde.

un fenómeno estelar que aparece cada amanecer, ¿sabes?. justo cuando el Sol y el mar están en un único y fugaz punto exacto del horizonte. cuando ni uno ni otro se atreven a ser protagonistas del momento. en ese instante, y sólo en ese, comparten papel y.

durante unas milésimas de segundos, el Sol y el mar se mercen  sobre un falso infinito y se deja entrever, -allá donde los sueños se pueden alcanzar, tu nombre y mi nombre tras el pseudónimo de Rayo Verde. una luz directa y efímera, un haz de color repleto de un millón de matices y reflejado y resumido en un solo tono entre azul y ocre.

solo unos pocos han conseguido verlo. y aún son menos los que han logrado inmortalizarlo a través de un ingenuo objetivo de cámara.

¿entiendes ahora por qué me acordé de ti?

sangré tu nombre camuflado en otro. repetía intoxicada una y otra vez la descripción de aquello que tanto se parecía a ti. a mí. ansié en ese momento que fueras tú quien estuviese a mi lado. ansié en ese momento hacerte el amor en el mar y susurrarte muy bajito y al oído que has sido lo más bello y más doloroso que ha besado mis pestañas. te tengo. aún te tengo en mi piel. tus dientes siguen aquí, por si los estabas buscando. tus ojos tus manos tu pelo tus maneras, siguen aquí.

tu olor en cambio siempre desaparece. se va. supongo que a los brazos de ella. y no la culpo. qué envidia y qué suerte y qué triste si no sabe que tiene.

pero qué más da. supongo.

(estas cosas sólo me las permito pensar a veces.

sólo a veces)

Mónica Gae.

jueves, 16 de agosto de 2012

Tiene cuatro llamadas perdidas.


Nota: para los que aún no lo sepáis, cuando escribo sobre Eme o Michelle o Hache es PURA FICCIÓN. todos los veranos me da por intentar escribir alguna novela -la cual acaba en la papelera de reciclaje apenas empezar Septiembre-  y ésta entrada como algunas otras es sólo parte del intento de este Julio y Agosto tan calurosamente fríos. espero que os riáis un poco con esta entrada. basta de ñoñerías (por esta noche) ;)

(...)


a veces tengo la sensación de que la tecnología intenta darme por culo con esas malditas frases hechas. manda cojones. como cuando se peta el wifi robado del vecino y aparece, en medio de la pantalla de tu ordenador, sin avisar y en un cuadrado rojo lleno de exclamaciones “la ventana se ha cerrado inesperadamente. ¿desea intentar abrirla de nuevo o prefiere reiniciar el sistema? y tú, puesta hasta las cejas de buscarle últimamente el doble sentido a todo, te quedas con cara de gilipollas.

como cuando el contestador de casa te recuerda que nadie te ha llamado. “tiene – cero – mensajes” exclama esa voz robótica con aire de superioridad y así. haciendo una pausa en cada palabra por si acaso no te ha quedado claro la soledad de tu vida. que por otra parte, -disculpen el lenguaje-, yo no he visto en mi puta vida un contestador de esos. debe ser cosas de pelis americanas.

a lo que íbamos. que me voy por las ramas y luego no hay quién me baje.

anoche me llamó Paul. cuatro veces. supongo que iría hasta el culo de esa mierda que le ha dado por pillarse ahora y le apetecía follar un rato. hay que ver cómo cambian los tíos cuando van colocados. conocí a Paul la Navidad pasada y me pareció un chaval de lo más encantador. de hecho, desgraciadamente, lo es. no sé qué hace detrás de una tía como yo. pero eso ya se lo he advertido.

quien avisa, no es traidor.

el caso es que me encanta la forma que tiene de mirarme, como si no hubiese roto un plato en mi vida o fuera de esas tías diferentes que sólo encuentras una vez en tu vida. desde que le conté mi historia con Hache piensa que lo que soy, es sólo una mera fachada. puro teatro. pasen y vean. él qué coño sabrá, 
al menos folla bien.

él es de aquí, de Madrid, y como yo, natural de Barcelona. eso suele bastar como conversación de después hasta que se ducha y yo me invento cualquier escusa y acaba por desistir y marcharse con el rabo entre las piernas, nunca mejor dicho.

-¿has ido últimamente a la Barceloneta? han puesto unas farolas tipo after de discoteca que rehúyen la intimidad como quien acaba de meterse una cabeza entera de ajos en la cena para luego salir de cacería.
-no será para tanto, la Barceloneta me parece un paseo precioso.
-por favor, sabes tan bien como yo que por la noche se peta de jóvenes imberbes intentando echar un desesperado polvo con su novia de quince años.
-eres una exagerada, Michelle.

Paul nunca me llama Eme. creo que quiere parecer diferente aunque. quién sabe. quizás lo sea. normalmente nadie me llama Michelle a no ser que me acaben de conocer, se trate de una conversación seria o le de morbo el nombrecito en mitad de un polvo. que oye. raros hay por todas partes y créeme-.


la verdad es que, esto de tener piso propio es una gozada. pagamos un ojo y medio de la cara y un cuarto de pulmón cada mes pero. estar en el centro de la capital merece la pena. a 12 minutos de Sol, qué placer. eso si, tienes que tener cuidado de a quién metes en tu cama. a mi personalmente no me mola eso de que tíos a los que solo me voy a tirar una noche sepan dónde vivo. qué mal rollo. luego se ponen cachondos a las cuatro de la madrugada o discuten con su novia y aparecen en tu puerta. y a ti se te queda esa cara de cuando estas haciendo una mamada y no te avisan. serán cabrones. qué asco. luego no te quitas esa sensación pegajosa ni pegándote la ducha de tu vida.

en fin. por las ramas otra vez.

será mejor que llame de una vez a Paul. espero que esta vez haya comprado los condones él.


 Mónica Gae.

miércoles, 15 de agosto de 2012

qué coño importa ya.


¿Cómo se abre un corazón sin cirugía?

solo tú lo conseguiste y yo apenas fallecí treinta y dos veces. una por cada noche recordando aquellas otras cuatro. Una muerte dulce que solo pueden entender tus labios. vuélveme a matar -te suplica esta idiota hecha pedazos- que hoy echo de menos resucitar entre tus manos.

[y tú tan lejos
y yo tan nada-.]

y vuelta a empezar.

Hache.

tú allí y yo aquí. las tres y cuarenta y tres de la madrugada. al menos la hora es la misma en todos los relojes –piensa. ¿será eso todo lo que ahora tengamos en común? quizás si. quién sabe. Nunca llegué a conocerte ni dejé que tú me conocieras a mí. bueno. miento. dejé que conocieras lo que me interesaba darte a conocer. Y aún con esas, esto. tinieblas. abismos. ausencia. carretera y miedo y todas esas palabras que tanto nos gustan.

lo de siempre.

Aytor. dos años y medio (-con y-) sin ti. Dos veranos, dos inviernos. cómo me mataste cuando decidiste huir, cuánto me doliste y cuántas veces quise llamarte para dejar de morir así.  y ahora apareces. así. de la nada. -Vuelves. así. de la nada-. quizás sea cierto eso de que el tiempo lo cura todo, o al menos, suaviza el dolor de manera considerable. No voy a decirte que te sigo queriendo, tranquilo. ya no. pero ya sabes, cierta playa siempre llevará tu nombre y hoy te escribo desde la misma arena en donde te conocí aquel veintiséis. qué guapo estabas. qué perfecto te creía. semidios bajado del cielo, cuánto te llegué a soñar y cuántas noches me quitaste el sueño.

qué pena.

ahora sólo recuerdo tus ojos azules. ¿dónde fueron a parar los cuentos que me repetía y te repetía cada noche? ¿te acordarás tú de mi alguna vez? ¿seguirás con aquella… cómo se llamaba, Silvia, Sandra? quién sabe. 

demasiadas preguntas que ya no me interesa responder.

y ése, ése es precisamente el motivo de que esté esta noche en esta playa. en nuestra playa. contándote esto por si tú me entiendes. qué acojonada estoy. lo admito. de hecho, lo grito. pido ayuda y lanzo bengalas y quiero e imagino un bote salvavidas. lo necesito. preveo el desastre y la catástrofe. la siento. la noto. la huelo.

y va a doler.

tanto o más que contigo, A. cómo escuece el alma de si quiera imaginarlo. ¿dónde iré a parar cuando haya olvidado por completo lo que tanto siento estar dejando escapar ahora? dime ¿dónde? ¿cómo podré sobrevivir entonces? cuando ya ni siquiera sienta curiosidad por saber cuál ha sido el último cantautor que ha descubierto o quién duerme en su cama al caer la noche, ¿qué me quedará? ¿a quién le escribiré estas tonterías esperando un mensaje al móvil o un simple comentario en el tablón? ¿buscaré en la agenda viejos números para avivar ciertas llamas o me autocompadeceré de mi misma hasta dejar de sangrar su ausencia? ¿me desangraré antes de dejar de sangrar su ausencia? ¿seré la única imbécil de este puto adiós que se está preguntando esto?

de nuevo, demasiadas preguntas. 

(esta vez, que sí me interesa responder)

o no.



qué coño importa ya.


Mónica Gae

martes, 14 de agosto de 2012

Michelle. Hache. X.


descuartiza este corazón con tus uñas, pequeña. tómame como a un juguete, utilízame y destroza todo cuanto se te antoje.

(…) la playa estaba desierta y Eme tirada en la arena azul. a las cuatro y treinta y cinco minutos su piel tiritaba de frío. de miedo. de ausencia. a las cuatro y cuarenta y dos minutos comenzaba a transpirar sudor, la carne ardiendo. los recuerdos, congelados. la ropa, innecesaria. a lo lejos, una canción triste como banda sonora de la inminente batalla.

hold on. Tom Waits.

sus manos le arrancaron la parte superior del bikini sin caricias ni dulzura. sin cuidado. entre sus pechos, aún abierta la cicatriz sangrando un nombre de seis cifras. “todo el mundo necesita follar, no todo va a ser beber y fumar –decía”.  llamemos a la víctima X. un anonimato justo y una buena letra.

la luna se esconde tímida tras un telón denso de nubes con olor a lluvia. “Lluvia. tú no pintas nada aquí –susurra en silencio” -La lluvia le recuerda a -. llamémosle Hache.

aún así, la guerra había comenzado. la ropa yacía ya en el suelo y la retirada nunca estuvo entre sus planes. “alguien debe morir antes de alzar bandera blanca –piensa”. X sube y baja y se detiene y juega sobre el cuerpo tendido de Eme. se esfuerza en dejar marca, desea contra todo pronóstico que así sea. se convence. la intenta convencer a ella. Eme cierra los ojos y desea, sin estrellas, que no caiga sobre ella ninguna gota de esa lluvia que callada les espía desde arriba. X recorre con la lengua su fino vientre y mete la mano por debajo de la parte inferior del bikini. Eme tiembla. escalofríos. gemidos. amor fingido, orgasmos reales. X sonríe. se engaña. se convence.

 le toca atacar a Eme.

duda de si debiera saborear aquello. suspira. primera gota de lluvia sobre un cuerpo que no corresponde a sus dedos. X es un puzle que merece la pena descomponer, pero. no es su puzle. vuelve a suspirar. le gusta. extrañamente se siente atraída por esos ojos grises. siente a X como una justa venganza y comienza su propia masacre. follar por despecho también es follar.

y quién se atreve a hablar. y quién se atreve ser sincera.

ella, no.

ésta es su tristeza y de nadie más. si prefiere orgasmos a lágrimas es sólo cosa suya. y arañazos. y dientes afilados. y finos ríos de sangre sobre su espalda en forma de lo que espera, se borre con el último polvo mar adentro. el agua, fría. ella, ardiendo. X con un extintor y Eme con cerillas.

un incendio solo puede camuflarse con otro incendio aún más grande.


seis y dieciséis de la mañana. tormenta como amanecer. Eme acurruca su frágil cuerpo sobre la arena y cierra los ojos lentamente. desea. Hache. no esta aquí. no va a volver. no llorará ni lamentará lo que ha perdido. lo que esta perdiendo. Hache. no esta aquí. no va a volver.

y a quién le importa –se repite, se repite,

se autoengaña.

se vuelve a repetir.




 Mónica Gae.

domingo, 12 de agosto de 2012

mitad drama, mitad humana.


Pálida de corazón. encerrada en su propio cuerpo.

“yo no sé sentir a medias” –se repetía. pero sí. sí que sabía. desde que cumplió los dieciocho años supo que ciertos dolores, muy a su pesar, se le darían bien sin haberlo pedido. sangraba, sangraba cada noche al ver morir el sol, aullaba entre colinas de edificios y soñaba con hacerle el amor a Madrid. sí, Michelle sabía sentir a medias. ya lo creo que sabía.

le gustaban los ojos claros y el pelo largo, las uñas afiladas preparadas para disparar erizos en cualquier espalda y provocar escalofríos sin previo aviso. amaba a sus amantes, cafés y cigarrillos. se sentía triste y le gustaba, le gustaba sentirse triste. las canciones, lentas. los latidos, ectópicos. el sexo, con fresas.

odiaba los perfumes dulzones y sentía una debilidad enfermiza por el olor a gasolina, la pintura y el pegamento antes de derramarlo sobre sus dedos para luego retirar una fina capa inmortalizando momentáneamente sus huellas dactilares para acabar haciendo un pequeño ovillo pegajoso y tirarlo a la papelera.

pequeños placeres de niña grande sin pies ni tierra.  delicias para saborear aparte. amante de esa soledad de sentirse ajenamente acompañada. Michelle miraba al mundo con los ojos abiertos y con los ojos cerrados. “así puedo mirar el sol hasta que duelan las pupilas y sangren los vasos y las venículas de la córnea y luego cerrar los párpados y seguir imaginando su brillo con incluso más intensidad, pudiendo hasta elegir el color de sus destellos.” Michelle empezaba a tener alguna que otra dioptría, sí. ciertas costumbres suyas dejaban a su salud mucho que desear consumiéndose por los suelos de cualquier habitación.

fumaba y bebía y le gustaban los puñales capaces de alcanzar su aorta izquierda sin meterse en otras cavidades ni crear un daño vital irreversible. le asustaba la sensación de estar muriendo lentamente, y de vivir más lentamente aún. saboreaba lo dulce en lo salado y era capaz de vislumbrar colores en una fotografía en blanco y negro. solía decir, a veces, que en eso tenía ciertos poderes y que la niebla era la mejor amiga de la lluvia.

Michelle escribe un diario y utiliza una pluma que recarga todas las tardes a las siete y doce minutos exactamente, ¿te suenan esos números? –Quizás más adelante. a Eme le atrae y aburre la rutina a partes iguales, según la luz de las farolas que hayan encendidas en la calle. tiene un padre con el que apenas habla por haber heredado demasiados de sus genes y una madre victimista que llora a escondidas por sentir que su nido siempre estuvo vacío. tiene dos hermanos, Carlos y Daniel, y un perro que obedece hasta la más extraña de sus órdenes sin apenas haber compartido nunca demasiado tiempo juntos.

pero eso no es de extrañar.

nunca le ha costado demasiado conseguir lo que se propone. casi nada imposible. casi nadie inalcanzable. y si así lo era, sólo tenía que mirar con los ojos cerrados y viajar a su realidad paralela aún mejor representada en horas de sueño. siempre ha tenido una envidiable imaginación y un más envidiable físico. dicen. los hombres empezaron a caer a sus pies el día en que ella decidió caminar descalza, el día en que ella empezó a caminar. siempre con un as en la manga y dos tallas más de orgullo por si el invierno la sorprendía desnuda. Michelle, o como sus amigos le llaman, Eme, es fría y calculadora e incapaz de perdonar sin la esperanza de devolver, quizás, algún día, una doble ración del dolor que ha ella le hayan provocado.

pese a lo que podáis estar imaginando, tenía un corazón enorme. así. en pasado.

pero no os asustéis.

-aún.

detrás de ese infranqueable muro, había una pequeña pálida semiadulta acojonada de sentir que alguien, en un momento de transparente debilidad y sin saber cuándo exactamente, le arrancó la capacidad de amar y le cambió el mismísimo miocardio por un gotero de hospital lleno de clavos y veneno y drogas y tóxicos y le dejó un inmenso vacío que sólo podía sentir semicompleto  arrancando y relamiendo la esencia de otros corazones.


hace dos meses tres noches y cuarenta y tres minutos a Michelle le arrancaron la capacidad de amar. su miocardio. su juguete rojo. su amordazada caja de Pandora. su bomba de relojería de carne pulsátil.


ella es Michelle, podéis llamarla Eme, y esto no es sino la crónica de cómo un ángel aparente se disfraza y alimenta y saborea el dolor ajeno, convirtiéndolo en suyo para imaginarse viva. de cómo una piel caucásica puede esconder la peor de las tinieblas. la más oscura de las suposiciones. de cómo siendo ella el monstruo de debajo de la cama, desconfía y hiere y destroza todo aquello que ose tocarla con el fin de proteger lo que, vacía de todo, siente su único tesoro,

un gotero de hospital lleno de clavos y veneno y drogas y tóxicos sustituyendo a lo que un día pudo llamar corazón.


 Mónica Gae

sábado, 11 de agosto de 2012

Mis labios, tus labios.


Mis labios palidecen en tu ausencia.

Se vuelven fríos, azules, inertes sin tus besos. ¿De qué me sirve –dime, cuidarlos, si no pueden saborear tu piel? Son como el cristal de cualquier ventana mirando la calma, esperando la inminente tormenta. La lluvia, bálsamo de mis heridas, no termina nunca de caer en este cielo.

(-quizás siga volando demasiado alto. –quizás no quiera llover sin ti.)

tu ausencia, mis tinieblas. tu boca, causa principal de mis mejores pesadillas. no me despiertes, te suplico, si tus labios siguen tan intactos de dolor. no lo hagas, te suplico, si no han conocido en este tiempo la sal de una sóla lágrima.

tus labios. ay, tus labios.

escribo y sigo inmersa en ellos. no se merecen ser tan dulces. tan néctar. tan tuyos.

tan imposibles.


[tan nada míos]






Mónica  Gae.

sábado, 4 de agosto de 2012

(tres puntos y un punto y final)



Tomaré aire para escribir lo siguiente, pero.

Si alguien te saborea espero sinceramente sepa degustar tu piel como se debiera degustar un mismísimo Cabernet Sauvignon. Que su saliva aterciopele las heridas que con tanto placer y tiempo amansaría yo. Que no se disculpe por desgastarte en gemidos ni tampoco se moleste en intentar silenciarlos. Que aún no se ha inventado cojín para tal hazaña. Que encuentre ese punto sobre el cuál no puedes evitar retorcerte y estallar y morder todo aquello que alcancen tus dientes y destrozar la cama y destrozarme a mi. Quiero decir. A ella.

Que no deje de mirarte una sola milésima de segundo ni de besarte ni de lamerte ni de tocarte de arriba a abajo porque si algún día te pierde [te aseguro yo que] la almohada deja mucho que desear en mitad de la noche. Que coja un frasco vacío de cualquier olor y guarde ahí el de tu pelo despeinado tras la más placentera de las batallas. Que como un astronauta en mitad de cualquier planeta llegará un momento en que sus pulmones sólo admitan tu fragancia para respirar.

Que jamás y por encima de todas las cosas deje en ningún momento de decirte que eres el amor de su vida porque -disculpa mi lenguaje- qué estúpida sería de no querer serlo tras mirarte a los ojos.

[volveré a tomar aire para terminar esta carta pero.]

Si alguien te saborea espero que lo haga con cuidado, con dulzura, con esmero, saboreándote en vertical y horizontal y en 180 grados. Y vuelta a empezar.

Y que no diga que nadie le advirtió. Que esta carta no es sino lo que sentirá algún día de no hacer todas y cada una de las cosas que aquí dejo escritas. Que las haga. Díselo. Que las haga todas. En todos los idiomas y dialectos. Con todos los acentos y sin faltas de ortografía. Que cuide bien la letra y te cuide mejor a ti.

Que de lo contrario-.

se arrepentirá y se odiará y se castigará y morirá muy lentamente cuando una vez sin ti. (punto). Sienta que ha dejado escapar al amor de su vida.

Hazle llegar esta carta porque. (punto). Cómo no compadecer a otro ser humano que quizás. (punto). Pueda sentir esto que siento yo. (punto y final).


Mónica Gae.