descuartiza
este corazón con tus uñas, pequeña. tómame como a un juguete, utilízame y
destroza todo cuanto se te antoje.
(…) la playa estaba desierta y Eme tirada
en la arena azul. a las cuatro y treinta y cinco minutos su piel tiritaba de
frío. de miedo. de ausencia. a las cuatro y cuarenta y dos minutos comenzaba a
transpirar sudor, la carne ardiendo. los recuerdos, congelados. la ropa, innecesaria. a lo lejos, una canción triste como banda sonora de la inminente batalla.
hold on. Tom Waits.
sus manos le arrancaron la parte superior
del bikini sin caricias ni dulzura. sin cuidado. entre sus pechos, aún abierta
la cicatriz sangrando un nombre de seis cifras. “todo el mundo necesita follar, no todo va a ser beber y fumar –decía”. llamemos a la víctima X. un anonimato justo y
una buena letra.
la luna se esconde tímida tras un telón
denso de nubes con olor a lluvia. “Lluvia.
tú no pintas nada aquí –susurra en silencio” -La lluvia le recuerda a -.
llamémosle Hache.
aún así, la guerra había comenzado. la
ropa yacía ya en el suelo y la retirada nunca estuvo entre sus planes. “alguien debe morir antes de alzar bandera
blanca –piensa”. X sube y baja y se detiene y juega sobre el cuerpo tendido
de Eme. se esfuerza en dejar marca, desea contra todo pronóstico que así sea.
se convence. la intenta convencer a ella. Eme cierra los ojos y desea, sin
estrellas, que no caiga sobre ella ninguna gota de esa lluvia que callada les
espía desde arriba. X recorre con la lengua su fino vientre y mete la mano por
debajo de la parte inferior del bikini. Eme tiembla. escalofríos. gemidos. amor
fingido, orgasmos reales. X sonríe. se
engaña. se convence.
le
toca atacar a Eme.
duda de si debiera saborear aquello. suspira.
primera gota de lluvia sobre un cuerpo que no corresponde a sus dedos. X es un
puzle que merece la pena descomponer, pero. no es su puzle. vuelve a suspirar.
le gusta. extrañamente se siente atraída por esos ojos grises. siente a X como
una justa venganza y comienza su propia masacre. follar por despecho también es follar.
y quién se atreve a hablar. y quién se
atreve ser sincera.
ella, no.
ésta es su tristeza y de nadie más. si
prefiere orgasmos a lágrimas es sólo cosa suya. y arañazos. y dientes afilados.
y finos ríos de sangre sobre su espalda en forma de lo que espera, se borre con
el último polvo mar adentro. el agua, fría. ella, ardiendo. X con un extintor y
Eme con cerillas.
un
incendio solo puede camuflarse con otro incendio aún más grande.
seis y dieciséis de la mañana. tormenta
como amanecer. Eme acurruca su frágil cuerpo sobre la arena y cierra los ojos
lentamente. desea. Hache. no esta aquí. no va a volver. no llorará ni lamentará
lo que ha perdido. lo que esta perdiendo. Hache. no esta aquí. no va a volver.
y a
quién le importa –se repite, se repite,
se
autoengaña.
Mónica Gae.
Ahora me estoy replanteando hasta que punto Tom Waits es buen aditivo para unas "buenas noches". Espero que tu novela tenga un final que pueda invitar a algo más feliz. No por el lector (¡que le follen en el peor de los sentidos a este!), sino por la escritora. Saludos señorita Gae.
ResponderEliminarOh, mi dulce poeta. No te preocupes por la escritora, Michelle y Monica comparten muchas cosas, pero no todas -afortunadamente- y las historias que ella vive no tienen por qué ser las que vivo yo.
EliminarTom Waits, lo amo y te amo a ti por habérmelo descubierto, tenias razon, hay que saber escucharlo. Ahora estoy en la playa (sobre la mismísima arena y con la piel cargada de sal) escuchando todo su repertorio, qué delicia.
:)
Uf, "poeta". Esa palabra acaba de pesar en mí como lo haría una losa sobre mi cabeza. ¡No me llames eso que siento una presión que no me corresponde!
EliminarVolviendo a tu novela, sí, ya sé. Sé lo que me digo. En cualquier caso, como actual lector de las partes, y futuro (espero) del todo, "rezo" porque se de ese final no tan terrible que merodea como un buitre sobre tus escritos. Pero bueno, en cualquier caso termine como termine dudo que varíe la calidad de todo ello, que es lo que nos ha traído hasta aquí.
Cuídate escritora, y a quién te tenga que cuidar, que lo haga también. No te dejes ir con las olas.
Yo a veces pagaría por llorar. Por follar no.
ResponderEliminarY digo yo, que algo muy bonito y muy bello he tenido que hacer yo en otra vida para tener a dos semejantes artistas hablando en mi blog. Cuando seáis famosos bohemios dramáticos algún partido le sacaré yo a estas líneas.
ResponderEliminarqué lindos sois, ay.
¿Fantasía o realidad? Está bien planteado lo que le sucede a Michelle con X, que podría pasar por algo real o algo imaginario. Lo de los actos por despecho suele dejar además ese rastro de lágrimas, porque no deja de ser un acto de destrucción contra lo que quieres
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