Mis labios palidecen en tu ausencia.
Se vuelven fríos, azules, inertes sin tus besos. ¿De qué me
sirve –dime, cuidarlos, si no pueden saborear tu piel? Son como el cristal de
cualquier ventana mirando la calma, esperando la inminente tormenta. La lluvia,
bálsamo de mis heridas, no termina nunca de caer en este cielo.
(-quizás siga volando demasiado alto. –quizás no quiera
llover sin ti.)
tu ausencia, mis tinieblas. tu boca, causa principal de mis
mejores pesadillas. no me despiertes, te suplico, si tus labios siguen tan
intactos de dolor. no lo hagas, te suplico, si no han conocido en este tiempo la sal de una sóla lágrima.
tus labios. ay, tus labios.
escribo y sigo inmersa en ellos. no se merecen ser tan
dulces. tan néctar. tan tuyos.
tan imposibles.
[tan nada míos]
Mónica Gae.
Cuánto daría porque los míos tuvieran ese poder, créeme.
ResponderEliminarEso sería aún más cruel que ser un rey Midas.
EliminarQue todo lo que toques se convierta en oro.
Que todo lo que quieras sea tuyo.
Soberano desperdicio de existencia, no?