lunes, 27 de febrero de 2012

Polifacética.

También canto. 


Hoy me promociono.

Porque yo lo valgo. 


Mónica Gae. (Destrozando tímpanos desde 1991)

viernes, 24 de febrero de 2012

Gemelos.


Todos los seres humanos, como tal, tenemos sueños, hobbies y manías. Nos hacemos propósitos que intentamos cumplir, intentamos organizar nuestro tiempo en busca de metas a veces, por desgracia, ficticias.

Metas. Retos. Objetivos. Gemelos.

Si, sé que en esos cuatro términos uno puede descolocar un poco. Para mí en cambio son completamente sinónimos. Pero intentaré explicarme mejor:

¿Os habéis parado a pensar en el cuerpo humano? (Abstenerse pensamientos eróticos de momento). Por una parte es una máquina aparentemente perfecta, desde su formación en el mismo útero hasta el momento del nacimiento. Todo esta medido, controlado.

Por otra parte, toda perfección ha de tener errores. Somos sin lugar a dudas los mamíferos menos predispuestos a la supervivencia exterior con lo que Dios o Superman o Sheldon Cooper (cada uno que escoja su religión) nos dejó al crearnos. Crecemos, envejecemos, nos estropeamos. Volvemos a necesitar los mismos cuidados que al nacer pero sin mofletes y mejillas sonrosadas. Pasamos del “¡ay qué mono!” al “¿estará muerto o durmiendo?”

Y vosotros diréis: Creo que te has ido del tema, Maya. Tranquis, que controlo (Si, las tías también tenemos derecho a decir esto en alguna ocasión ¿no?)

Ahora pensar en gemelos. En gemelos idénticos. Mismos ojos, misma mirada. Mismas manos, mismo tacto. Mismos labios, mismos besos. Personalmente es uno de los fenómenos de la naturaleza que más admiro. Son, por así decirlo, mi Talón de Aquiles.

Y por ello siempre he querido follarme a uno. (¡Ups! ¡Que vulgar a quedado!) Perdón, hacer el amor enamorada y románticamente cubierta de pétalos de rosas. ¿Mejor?

Este fin de semana pasado, como los más secuaces habréis podido intuir por el anterior post, estuve en Madrid. Y si. Es lo que estáis pensando.

(Ahora es cuando empezaréis a prestar atención, pequeños y amados pervertidos, ¿eh?)

Es domingo de madrugada. Amie, Maica, Coralie y yo nos disponemos a entrar a una discoteca de fanky. Todos bronceados directos de Senegal. Nosotras, los únicos rostros pálidos. Un despliegue de medios sensitivos, vamos.

La noche fue perfecta incluso cuando Amie decidió pillarse el pedo de su vida. A esas horas de la noche cada una estaba un poco perdida por aquel lugar con sus respectivos asuntos (véase robo de copas, cigarrillos en la puerta, trucos de magia, lucha por la supervivencia del sentido del olfato, etc.) Obviamente en cuanto recibimos el aviso de que la susodicha se encontraba en el baño potantdo cual manguera en un videoclip de reggaetón nos recogimos inmediatamente y volvimos al hotel.

Pero Maica y yo seguíamos con ganas de fiesta. Y con Amie y Coralie sobando en la aquella suite, el cargo de conciencia resultaba igual a cero. Y procedimos.

Pijama, tacones, gafas sin cristal de colores, un trípode en forma de micro y la cámara. Y salimos.

La cámara empezó a grabar desde el minuto cero. Y al minuto cinco dimos con ÉL. Llamémoslo Anthony. Canario. Repito: canario. ¡Acento canario! El chico, que aun no sabía lo que se le venia encima (yo) intentó señalarnos la dirección de dónde se encontraba la pizzería más cercana. Al ver tal estado etílico en que nos encontrábamos, conseguimos que nos acompañara deleitándolo con nuestro carácter extremadamente simpático y murciano.

Y nos acompañó. Y le invitamos a una pizza que no recuerdo haber pagado. Y de camino hablamos de sexo, de su exnovia, de qué hacíamos dos tías en pijama en plena Puerta del Sol de Madrid y de su familia. Y aquí, lectoras y lectoros, es donde casi me da un patatú.

-Bueno, yo en realidad soy el gemelo bueno, ¿sabes? Mi hermano es más vive-la-vida, tiene un grupo de música y más pájaros en la cabeza.
-¿CÓMO?
-Mmm…Que tiene un grupo de música.
-NONONONO. ¿¿CÓMO??.

Y ahí empezó todo. Creo que fue en este instante cuando me acordé de que hacía tiempo no veía a Maica (pues los ojos y el acento del gemelo bueno habían abarcado toda mi atención) y vi que otro tío más se había unido a nuestra aventura. Maica se veía bastante a gusto con él asique yo volví a perderme en mis islas.

Y llegamos al hotel.

Y visité Gran Canaria, La Gomera, El Hierro y Las Palmas en cuestión de horas. Y como escusa para volver, me dejé sin conocer Tenerife, Fuerteventura y Lanzarote.



PD: No sé cuándo, pero el vídeo de “Murcianas en pijama por la Puerta del Sol” lo subiré. Puede que no hoy, ni mañana, pues hay que censurarlo bastante, pero es muy gracioso que todo, absolutamente todo, este grabado y a salvo de cualquier laguna etílica.

PD: El final lo he dejado en el aire, que conste. Lo dejo a cargo de vuestra perversa imaginación.

Y sin más dilación…

¡Besos y guiños gemelos para todos!

PREGUNTA DEBATE: ¿Os lo haríais con dos gemelos/gemelas a la vez? Yo me imagino el panorama y me viene a la mente esta situación:

“mmm espera, ¿esto te lo he hecho ya a ti o a sido a tu hermano?”

Mónica Gae.

miércoles, 22 de febrero de 2012

¿Os cuento un cuento?


Erase una vez La Princesa Ballantines, natural del Reino de las Borracheras. Nació y creció en un lejano paisaje nocturno lleno de copas, música y alcohol. Una bonita mañana de Abril le salieron tetas y decidió ir en busca de un apuesto Príncipe.

Así pues, pasó el tiempo y La Princesa Ballantines se propuso viajar a la capital del exceso. Se metió a la incompetente página de Renfe y sacó su billete junto con otras tres Princesas de reinos cercanos. La Princesa Orgasmos, también llamada Amie; La Princesa Pompa, también llamada Maica; y La Princesa 40 Minutos.

Llegó Febrero y las cuatro princesas aparcaron sus carruajes en la estación de tren del Reino de Murcia. Subieron al quinto vagón y pusieron rumbo hacia la provincia del Todo Puede Pasar.

Cuando llegaron, las princesas dejaron sus pertenencias en un castillo con vistas a la Plaza Callao, a cinco minutos del cáterin real más comúnmente conocido como Mc Donald. Las Princesas, aun cansadas, decidieron dar una vuelta por los alrededores de aquel extraño paisaje.

Acostumbradas a las fiestas reales, las princesas no podían evitar caminar con elegancia y glamour mientras bailaban al son de cualquier canción que aquel Reino les ofrecía. Y pasó esto:

Video dos: La Princesa Orgasmo y La PrincesaPompa (Carece mi persona de un baile real de la Princesa 40 Minutos pues ésta es un poco tímida a las afueras de sus aposentos.)

Pasadas las diez de la noche, las princesas decidieron empezar a beber y una lágrima de emoción recorrió el rostro de La Princesa Ballantines al oír tal noticia.

Primera copa. Cuatro chupitos de Tequila. Pitbull, Don Omar y otros forajidos de la música aceptable sonando en la suite en la que se hallaban.


Tras demasiado alcohol y diversos tóxicos en su torrente sanguíneo, las princesas Ballantines, Pompa y 40 Minutos decidieron salir de la fortaleza de aquel lugar para buscar, encontrar y pervertir a algún apuesto Caballero de espectacular porte. La Princesa Orgasmo, por el contrario, prefirió asegurarse su nombre llamando al Príncipe Río, del reino del Polvo Salvaje.

Partieron pues, así, las tres princesas restantes en busca de algún lugar donde refugiarse de tan aplastante frío.

No pasaron más de veinte minutos cuando una joven plebeya les ofreció un pase (también llamado flayer) invitándolas a entrar a uno de los pubs reales de la zona. Y eso hicieron. La Princesa Ballantines decidió acercarse peligrosamente a la barra en busca de su nombre y obtuvo así alcohol para todas. “Oh, Reino del Exceso, aquí me hallo en busca de amor, alcohol y sexo. Oh, Reino del Exceso, ¿hay algo más bonito que eso?”

Tras recitar varios llamamientos a sus intenciones, un joven apuesto se acercó a las princesas.

-¿Qué pasó princesas? ¿De qué reino son ustedes?

El joven, presentado como El Príncipe Cubano, pronto sedujo a los ojos de La Princesa Pompa, la cual, amante del baile y los orígenes del muchacho, se dejó caer en brazos de éste  dejando un rastro de babas tras de sí no pertenecientes a la boca.

Quedaban pues, La Princesa 40 Minutos y La Princesa Ballantines, las cuales pronto comenzaron a hablar con jóvenes rubios de prominente escultura llegados desde la lejana Irlanda.

La Princesa 40 Minutos no tardó demasiado en desaparecer a manos de uno de aquellos muchachos.

Pasaron diez minutos y La Princesa Ballantines sentía amar demasiado a la copa que tenia en sus manos como para ofrecer ésta a un desconocido de acento extraño. Pero ni siquiera ella era consciente de lo que ocurriría segundos después.

-¿Ballantines, eh? ¿No es demasiado fuerte para alguien tan delicado como tú?

La Princesa Ballantines se giró al escuchar esto. El joven le hablaba en otro idioma, sin embargo y afortunadamente, La Princesa Ballantines lo dominaba decentemente bien.

-No podría resistirme a tan exquisito sabor en mis labios aun si fuera delicada. Y caballero, he de confesarle que no lo soy. ¿Puedo sin embargo preguntarle su nombre?
-Soy el Príncipe Tentación.



Y la princesa se dejó tentar.

Varias veces, de hecho.


PD: Más os vale que mintais y me digais que os gusta el post, que son las cuatro y media de la madrugada y desde el mismísimo viernes 17 no me había visto capacitada etílica y resacosamente hablando para escribir nada medianamente decente. Y mañana esta servidora madruga de lo lindo y con el mono que tenía de escribir no conseguia cerrar los ojos.

PD.2: Para los que os decepcione el tercer video por su carácter preocupantemente perreante, decid lo que querais, llorar pensando que era diferente o borraros el tatuaje con mi nombre que teneis en el culo, pero CIEGOS TODOS BAILAIS REGGAETÓN. Si no, queridos amigos, no sabeis poneros ciegos.

PD.3: Post referente única y exclusivamente al viernes. Las otras dos noches las tengo que censurar un poco más en mi cabeza antes de escribir sobre ellas.

¡besos y guiños de madrugada para todos! Y ya sabeis…

Colorín colorado..

Mónica Gae.

lunes, 13 de febrero de 2012

Follar sin compromiso NO ES LO MISMO que follar como amigos.


Hombres, varones, niños y maduritos, os interesa esta entrada.

Hace no mucho fui partícipe personal de una de esas situaciones en las que, pensándolo detenidamente, no son tan extraordinarias. Así que y por ese motivo, me veo en la necesidad de aclarar un pequeño tabú que al parecer (y como la mayoría de los tabús) no esta tan claro.

Chicos. NO INTENTEIS FOLLAROS A UNA AMIGA. No. Alto. Stop. Evitarlo.

Chicas. QUE SEA VUESTRO AMIGO NO SIGNIFICA QUE CAREZCA DE GENITALES. Ni de hormonas. Ni de ganas de evacuar su esencia masculina en cualquier hueco que se vean capaces de alcanzar. También es cosa nuestra no actuar de calientapollas (aquí más de una bajará la cabeza).

A estas alturas puede que algunos empeceis a prestar especial atención a mis palabras y otros –no os culpo- os estéis preguntando algo como ¿De qué cojones me esta hablando ahora esta tía?. Pues de eso. De cojones.

Hay que tener cojones para fingir un estado etílico y respaldar en esta patética fachada el valor para decir o hacer algo que sobrios, os provocan temblores dignos del más elevado estadío de Parkinson.

Como he dicho antes, hace no mucho se me presentó esta situación. Y hace aún menos, empecé a darle importancia. Me hallaba yo pues, en un ambiente cargado de humo, alcohol, Pitbull y seres realizando una danza comúnmente llamada perreo. Ahí estaba yo. Dispuesta a empezar la noche con mi amado Ballantines y Coca-Cola, cuando de repente, el sujeto en cuestión (llamémoslo Blake) se acercó sospechosamente de más. Y pasó algo así:

-Cuando el otro día dijiste que pasabas del amor, ¿lo dijiste de verdad?
-Tú mejor que nadie sabes que no me gusta hablar por hablar.
-Entonces, ¿qué? ¿Ahora vas a tirarte a todo lo que se mueva? ¿Qué hay de la magia que siempre has pensado que tenía que haber?
-No te confundas, Blake. Por mucho que escriba tienes que aprender a leer los subtítulos. Que dijera que paso del amor no significa que vaya a salir sin bragas a la calle. Únicamente significa que ya no tendrá que haber amor, amor de ese que necesita meses de cultivo y un corazón a prueba de embolias de empalagosidad. Ése tipo de amor. Pero por supuesto que tendrá que haber algo.
-¿Y entonces por qué no…? Ya sabes. ¿Entre tú y yo? Somos prácticamente iguales y eso lo hemos sabido siempre.
-Blake, dos cosas. Una: jamás en mi sano juicio se me ocurriría acostarme con alguien como yo. Y dos: Joder, tío, que somos amigos. Nos conocemos desde hace cuánto, ¿seis años?.

Mejor me paro aquí.

Blake no se lo tomó nada bien. Él y su primera copa siguieron insistiendo en que deberíamos follar como si no hubiese un mañana. Nos lo pasaremos bien –decía.

Blake, en realidad hay una tercera cosa que debes saber y que he intentado no decirte pero no me dejas otra opción: No me pones. Nada. Absolutamente nada. No eres mi tipo ni lo serás jamás, llámame humana pero cada uno tiene sus gustos. No creo que deba pedir perdón por ello.

Como ya he dicho antes, Blake no se lo tomó nada bien. De hecho, desde aquella noche no me ha vuelto dirigir la palabra. No es que lo considerara una de esas personas imprescindibles en mi vida, pero le tenía cariño. Y precisamente por eso, Blake, a día de hoy puedes irte a tomar por donde tu madre te trajo a este mundo. ¿Qué mierda es eso de eliminarme de cuanta red social exista y no saludarme si nos vemos por la calle?

Hombres, varones, niños y maduritos, os explicaré una cosa que puede (o no) os sirva en un futuro para no repetir esta misma escena. Y enumero cada una de los puntos en cuestión para que os los tatuéis donde más os guste mirar cada mañana. (Sí, ahí.)

1.          Follar sin compromiso esta bien. Esta de puta madre, de hecho. Pero es como la regla no escrita a la hora de hacer un trío: no puedes tener sentimientos arraigados a esa tercera persona. Y si es un completo desconocido, mejor.

Incluye: La tía de la barra que no te para de mirar. La amiga fea de tu amiga guapa que se ha traído para ver si alguien le hace un favor. La cajera del Mercadona que te hace ojitos mientras te ofrece un pack de dos cajas de condones a mitad de precio. La otra cajera que la odia por ello. Cualquier dependienta de Berska. Cualquier fémina que conjunte el rojo con el rosa, amarillo y naranja, todo a la vez y si una de esas prendas incluye la nula opción a la imaginación.

No incluye: Hermanas, primas o cuñadas. Ex-novias (a no ser que tu ex-novia este incluida en cualquier patrón mencionado en el párrafo anterior.) Amigas con las que has pasado largos años de instituto y, a pesar de tus muchos intentos por disimular tus no pocas miradas a su escote, la susodicha jamás se ha mostrado partícipe de tus insinuaciones.  Personas de tu sexo opuesto con las que tengas una relación tan íntima como delimitada. DELIMITADA (palabra clave, chicos, subrayarla.)

Mujeres, féminas, niñas y maduritas: Redactemos de inmediato las reglas no escritas para estos casos, por favor. Entre esto y cualquiera de las series de Telecinco, vamos de cabeza a la extinción de la raza humana.

2.          Si antes fue tu amiga, no podrá volver a serlo tras ponerla de rodillas: (estos son los subtítulos que deberíais haber leído en esta frase: Si hay amistad, no follarás.) Las tías, y hablo como una de ellas, en ocasiones nos sentimos especialmente cómodas con mamíferos de género opuesto y no por ello quiere decir que queramos procrear. No. Nosotras no.

Según un estudio Norteamericano el 94,3% de las tías (y que conste que aquí me baso en datos oficiales sobre la respuesta sexual humana) podemos llegar a saber con tan solo cinco minutos de conversación si querremos o no acostarnos con vosotros. Y no suele cambiar. Os lo aseguro, no suele cambar. Con esto, os resumo en pocas líneas que si disponéis de féminas las cuales creéis tener a vuestro alcance sexual aunque ellas digan que sois únicamente amigos u os repita constantemente “¡pero qué mono que eres!” creedme, deteneros.


 
PD: Blake, puesto que me he intentado poner en contacto contigo en innumerables ocasiones alegando incluso en la primera de ellas que “sabia que lo que me decías era producto del alcohol” cosa que tú y yo sabemos que no es cierto, puedes irte tú y tu indiferencia a intentar mearle en la pierna a otra tía pensando que así marcarás un territorio de macho dominante al cual ella caerá rendida. Ale, corre. Y llévate correa.

PD.2: Aclaración importante: a día de hoy, me gustaría pensar que sí es posible una relación chico-chica sin ningún tipo de intención oculta. Las tías (o al menos la mayoría) solemos notar si gustamos o no antes o después. Si notamos lo primero y es recíproco, volver a creedme, actuaremos.

PD.3: Toma patada a mi intento por dormir por las noches. Las 05:00am y publicando. Ole yo, ole-yo.

PD.4: Se agradecen opiniones, debates y/o propuestas indebidas (guiño guiño)

Mónica Gae.

sábado, 11 de febrero de 2012

Etílicamente os vuelvo a contar


Voy borracha.

Muy borracha.

La noche ha empezado a las 12.00, hora bruja. Ballantines, Lucky Strike, Ron y más Ballantines.

Tras unas cuantas copas de más nos dirigimos a La Cosechera. Esta medio vacía pero esta mi camarero. Ay, mi camarero. Pero qué sonrisa tiene el cabrón. ¿Sonrisa? Perdón, cuerpo tallado que ni Miguel Angel.

Me acerco a la barra y le sonrío. Por cosas nuestras que de momento no voy a contar, me invita a un chupito. Él apoya y yo me lo bebo de un trago. Quien quiere follar, follará sin apoyar –pienso. ¿Querrá follar? No me hagáis mucho caso, voy bastante etílica.

Me pido un quinto y me invita.

Me acerco al DJ y le pido la de Nossa nossa. Sí, soy una cani en potencia cuando bebo, siento defraudaros.

Veinte minutos y dos cervezas después se me acerca alguien.

-Tú no sabes quién soy, ¿verdad? –me dice.
-Pues hombre, “pa que mentirte”, no.
-Soy uno de tus anónimos, leo tu blog.

Mis ojos cual platos. Es el primer anónimo que se me presenta. Y oye, no esta nada mal.

-Entonces supongo que sobran presentaciones –le digo yo.
-Sobran, si, sobran.
-Aunque yo no te odiaría si me dices quién eres ¿sabes? Yo no sé tu nombre y eso te pasa por escribir como anónimo. (Aqui una indirecta así sutil para que pongais vuestros nombres al comentar)
-Puedes llamarme Evan.
-¿Evan? Supongo que querrá que lo llame así en mi blog. Será creído, ¡piensa que lo voy a nombrar en mi blog!

Seguimos hablando aunque yo no paro de mirar a mi camarero. Cada vez me ¿gusta? pone más. Tiene una sonrisa de esas que me encantan. Pero repito, no me hagáis mucho caso, que voy bastante etílica.

Sigo hablando con ¿Evan? ¿Era Evan? Dios, me odiará cuando lea que no me acuerdo de su nombre. (Evan o como te llames, lo siento.)

El camarero parece ocupado  asique barajo mis cartas. En la barra hay un grupo de orangutanes tíos asique me acerco a ellos. ¿Tenéis fuego? A partir de las tres aquí se puede fumar.

-Para ti todo lo que quieras, morena.

Lo miro pensando en el tema 17 que me he estudiado esta mañana antes de entrar al examen “Retraso mental irreversible en neonatos prematuros” e intento comprenderlos.

-Gracias -respondo.

El camarero me mira.

Yo, absurdamente digna cual señora protagonista de un APM, me vuelvo a bailar con los míos.

Veinte minutos más tarde vuelvo a mirar a la barra y mi bar-man no esta.

-¿Dónde esta el amor de mi vida? –le pregunto tal cual al DJ.
-(Se ríe) Esta noche se ha ido antes de tiempo, mañana tiene que levantarse temprano para prepararse el examen del Master.


Me’namorao.


Una hora y cuarenta minutos más tarde, estoy en dirección al coche. Diez minutos y 140 kilómetros por hora después, aparezco tambaleándome en mi casa.

Menuda mierda llevo encima, pero oye, ortográficamente hablando, ¿y lo bien que escribo en este estado?


Os dije que me emborracharía.

 La foto más decente de esta noche.

¡Besos y quiños (etiliquísimos) pa’ tos!

Mañana seguro que me arrepiento de haber subido esta entrada o me sorprendo por no acordarme de haberla si quiera escrito.


miércoles, 8 de febrero de 2012

Tomando apuntes.


Os pondré en situación:

Este año tenemos una asignatura que se llama Humanidades. Y os preguntareis, ¿tú no estudiabas enfermería? Si, yo también dudé por un instante de haberme equivocado al rellenar la nueva matricula, pero no. Idiota de mi como siempre, saqué conclusiones antes de tiempo.

El caso es que en la mismísima primera clase me enamoré del profesor (a partir de ahora llamado Sr. Wilhelm). Pero me explicaré por si hay suelto algún lector mal pensado (cosa que espero con toda la ilusión de mi corazón.) ¿Habéis visto la película de “El club de los poetas muertos?”? Pues el personaje que hace de profesor (John Keating) es exactamente igual que mi amado Sr. Wilhelm. Es uno de esos tíos que te enseñan pensar. Que te traslada a cualquier parte si prestas atención a sus palabras.

Bueno, no me quiero enrollar más, que el viernes tengo examen. En una de sus clases dijo que los estudiantes de hoy en día no sabíamos tomar apuntes, que no sabíamos escribir ni nos quedábamos con la esencia de la asignatura, fuese cual fuese. Y a mí, como enamorada (tirando a friki) de todo lo que entable escuchar, leer o escribir, me rozó mi punto débil. Ese día, en clase, hablamos sobre “pensadores” (Quedaros con este dato)

Pues bien. En una de mis neurosis sin explicación ni causa, al llegar a casa le envié el siguiente email:



“Usted dice que no sabemos tomar apuntes. 

Es solo que, tal y como están las cosas, sería necesario facilitar a cada pensador un buen kit de cirugía, darles un seminario práctico de medicina, anestesia y suturas, y enseñarles la vía más segura para abrirse en canal sin morir en el intento. 

Abrirse en canal, exactamente como suena. Abrirse y salir de su propio cuerpo, plantarse delante de la persona que creen ser y no mover un sólo músculo hasta no responder a la pregunta que debería haberles guiado desde el mismo instante en que respiraron por primera vez. ¿Quién somos?

Pregúnteselo a un estudiante de medicina; orgulloso le explicará que somos parte de la unión productiva de un óvulo y un espermatozoide, posteriormente desarrollado en el interior de un acolchado útero y que, tras nueve meses de creación dio lugar a unos cuantos músculos y órganos envueltos por una fina capa de piel.

Pregúnteselo, ahora, a un artista; le responderá ensimismado que somos el producto de la belleza y la inspiración de un dios al que no se atreve a poner nombre, que somos los únicos seres capaces de alterar nuestro propio ritmo cardiaco con tan solo un pincel. Le dirá que somos magia, fuego, agua. Le dirá que somos Do, Re, Mi, Fa y Sol.

Pregúnteselo a un historiador. Le explicará pacientemente que somos el resultado de nuestros propios errores. De guerras, dictaduras y años de silencio por miedo a escuchar opiniones diferentes. Opiniones, al fin y al cabo. Le dirá que somos fruto de cientos de errores que nos empeñamos en repetir. Que apenas hemos avanzado un sólo metro sin retroceder al unísono cientos de kilómetros.

Ahora deténgase y pregúnteselo a un pensador. A un niño en el instante antes de crecer. A un náufrago que, tras años sin el contacto de otro ser humano se ha desintoxicado de todo prejuicio.

Pregúnteselo y le aseguro, que le exigirá de inmediato el kit de cirugía, el seminario práctico de medicina, anestesia y suturas y la manera más segura de abrirse en canal sin morir en el intento. 


Atentamente, anónima que ha tomado apuntes. “



PD: ¿A que nadie sabe por qué lo he llamado Sr. Wilhelm? ¿Eh? ¿Eh?

PD.2: El Sr. Wilhelm no me contestó. Pero yo lo sigo amando.

PD.3: Por si esta por aquí el amor de mi vida, apúntate que El club de los poetas muertos es mi película favorita. Sobre todas y ante todas, churri.

PD.4: Esta noche me acostaré a las diez de la mañana estudiando (aunque suene muy ilógica la frase tristemente es cierto) así que si alguno de vosotros sabe hacer malabares o contar chistes o (esto solo para VIPs) hacer striptease tengo toda la noche por delante y puesto que necesito el ordenador para los apuntes, estaré por aquí pegando chapa para levantar este país.  (Para striptease y malabares Skype por favor)


¡Besos y guiños pensadores para todos!

Mónica Gae.

domingo, 5 de febrero de 2012

Héctor.


Eran las tres de la mañana de cualquier día de septiembre. Su pulso descendía cada noche a partir de las doce y media, como un reloj. “Se muere, sé que se muere. Su rostro ya no es el mismo y yo no puedo hacer nada.” A los pies de la cama se encuentra su madre, que lo acaricia cada vez que Héctor deja de respirar. “Cuando lo toco se calma –dice ella en voz baja.” Héctor tiene veintidós años y metástasis pulmonar. Le diagnosticaron cáncer hace poco más de siete meses, su hermana, de dieciocho años, apenas habla desde entonces.

Conocí a Héctor hace dos semanas, cuando en el hospital me dijeron que le pusiera su última dosis de quimioterapia. Es moreno, alto y bastante delgado, sin embargo, aún se podía observar el cuerpo atlético de un amante de la escalada.

“Mi madre no lo entiende, es como si no quisiera aceptarlo. Cuando me dijeron que tenía cáncer fui yo quien se vino abajo, mis padres fueron entonces los que me levantaban una y otra vez evitando que me consumiera en mí mismo. Antes de tiempo, supongo. Al cabo de tres meses, el médico nos explicó que el tumor estaba demasiado extendido. Desde ese momento empecé a morir a los ojos de todos, me miraban como algo a lo que pronto no podrían mirar. Mi novia fue la única que conseguía mantenerme en pie, ella nunca da nada por perdido, ¿sabes? Ojalá pudiera tener una sola conversación con todos aquellos a los que quiero sin que pensasen en todo momento que es una despedida. Les diría que viviesen cada segundo lo más intensamente posible, que lo viviesen por mí. Les diría que no sintieran miedo, ni vergüenza, ni tristeza. Les diría que la soledad será lo único que nunca les abandonará, y que gracias a eso, y sólo a eso, podrán llegar a conocerse algún día. Ser conscientes de cada fragancia, de cada nota musical.

En estos últimos meses sólo siento haber podido comprobar que nadie a mí alrededor valora la vida, no al menos como si pudiera acabarse en cualquier momento, y de eso se trata. Algunos conocemos nuestra fecha de caducidad, la gran mayoría sin embargo piensa que vivirá eternamente solo por el hecho de no querer mirar su etiqueta.

Yo he conocido el amor y he tenido a los mejores padres, a la mejor hermana, valoro incluso el más ínfimo de los detalles y ha sido gracias a esto.  Hay personas que nunca llegan a tener nada de lo que yo hoy, soy consciente de tener. ¿Entiendes lo que te digo? Saber que vas a morir te hace vivir a cada instante. Eso es vida, y desgraciadamente, es un don del que solo son dueños aquellos que pronto dejaran de tenerla.”

Héctor falleció tres meses después. Esta carta fue entregada a sus padres, a su hermana y su familia. En el reverso, había escrito una nota para éstos:

En el cajón de mi escritorio hay un cuaderno con textos dirigidos a cada uno de vosotros. Si con ello consigo que viváis un sólo minuto de vuestras vidas tan intensamente como yo he vivido estos últimos meses, habréis conseguido que una parte de mi viva eternamente. 

Atentamente, Héctor.” 



PD: Quería reservar este post para este día en concreto. Todos conocemos esta enfermedad, ya sea directa o indirectamente. En mi caso ha sido indirectamente, por familiares propios o de amigos muy cercanos y por tanto, prácticamente familia. 

La lucha esta en nosotros mismos, juntos podemos (y debemos) mirar con otros ojos este tipo de enfermedad. El cáncer no es una condena. El cáncer tiene cura, y la mejor medicina se encuentra en nuestro interior: si tú tiras la toalla tirarás a la par la única fuerza que te mantendrá en pie, la esperanza. 

PD.2: Os dejo las webs donde publico para que (quien quiera) les eche un vistazo, aunque pondré por aquí todo o gran parte del material que escriba. (Clicar en los nombres y os redirecciono directamente)



(Y ya sabeis, y si no os lo digo yo, que los textos pequeños los subo normalmente a mis redes sociales, las cuales teneis a un solo clic, "Monica Gae" para cualquiera de ellas.)

¡Besos y guiños -llenos llenos y llenos de fuerza y mezclados con un abrazo enorme- para todos!


Por Mónica Gae. 
Ilustración: Paula Jiménez Bueno.