jueves, 22 de marzo de 2012

Sócrates fumaba Moby Dick. Primera parte.




“Es como el humo de cualquier cigarrillo –piensa, siento que en cualquier momento una calada será la que me consuma a mí, convirtiéndome en ceniza y fuego, niebla y oscuridad.”

Aquel sueño había convertido al insomnio en su mejor amante. 

Y dice así:


El sol era abrasador, deberían de ser las cuatro. A lo lejos atisbé un templo, inmenso, grandioso. Me acerqué cuidadosamente, sin ser consciente del nombre de aquel lugar.

-Tu vestimenta es un poco extraña, joven –escuché al llegar al templo.
-Disculpe, señor, creo que me he perdido. ¿Podría decirme dónde estamos? ¿Qué año es?
-Curiosa inquietud la que promulgas, pequeña extraña de extraña vestimenta. Esto es Mileto, la colonia de Mileto, y yo soy Tales. Estamos en el año 580.

Todo es agua, hielo o vapor –me cuenta el anciano. Dice que es el origen y el final de todo ser. Hace demasiado calor y no tengo a dónde ir, creo que me quedaré charlando.

Verás, joven, tú y yo somos agua. Las plantas, los animales y los insectos son agua, aunque el agua que compone al ser humano está hecha de una pureza distinta. Pureza de la que no somos conscientes. Cuando enfurecemos podemos llegar a evaporar mares, helando el mismo Nilo si despreciamos nuestro propio corazón. Cuando aprecias la grandeza de lo que nosotros, tú, yo, y cualquier habitante de este mismo mundo somos, podemos llegar a convertir esa pureza en cosas indescriptibles. Podemos construir pirámides inmensas para el descanso de un alma que ya descansó en vida. Podemos desafiar a nuestra propia esencia resolviendo enigmas impensables para aquellos incapaces de pensar.

-Verá usted, señor. De donde yo vengo, pensar te hace diferente, pero de una manera tangencialmente distinta. En mi mundo temen a las ideas nuevas y los soñadores son diagnosticados por un médico. La pureza de la que me habla solo la conservan los más pequeños, aunque cada vez les enseñamos a esconderla antes. Dicen, los que osan conocerla, que puede llegar a convertirte en alguien diferente, extraño. En mi mundo las personas no son agua, señor. Son máquinas sin intención de plantearse un segundo para la  paz, para la calma. Para pensar. En mi mundo son pocas las personas que aun soñamos. Y eso es, siento decirle, lo más parecido a la pureza de la que usted me habla.  

A nuestra conversación se une un señor que escuchaba atento a pocos metros, dice llamarse Anaxímenes. En este lugar el tiempo puede avanzar y retroceder con tan solo imaginarlo. Les ofrezco un piti y seguimos hablando. Comienzan a toser, novatos de la nicotina.  El nuevo personaje intenta explicarme que Tales esta equivocado, que no todo es agua, sino aire o niebla. A mí todo esto me recuerda a los estados anímicos que los bohemios twittean queriendo parecer abstractos. ¿Quién no siente la más absoluta libertad cuando el aire le recorre cada facción de la cara? ¿Quién no ha sentido alguna vez niebla dentro de su estómago? 

(–La niebla anímica no es nada divertida, pienso yo)

De repente el templo en el que estábamos comienza a derrumbarse. Las calles se hacen más estrechas, la ropa de los habitantes cambia y un tercer personaje aparece en el escenario.

-¿Qué está pasando? –preguntó Tales asustado.
-No os preocupéis, creo que sois parte de un sueño.
-Eso no tiene sentido –responde aquel nuevo personaje. Me llamo Heráclito y vuestra teoría de la vida está insultantemente equivocada.

Veréis, todo en este universo esta en movimiento, todo fluye. Y aunque exista una razón universal que hace que todos los seres estemos conectados, las opiniones y conceptos de la mayor parte de la gente podría compararse con los más básicos juegos infantiles. Vosotros no lo entenderíais.

Tales y Anaxímedes lo miran boquiabiertos y comienzan a reírse. Vale. He de confesar que puede que aquel cigarro de liar llevara algo más que tabaco. Mucho más.

Heráclito no entiende sus burlas, los mira y les exige una disculpa. Yo me levanto y le explico que todo es parte de mi imaginación, que pronto todo habrá acabado. Se calma y le digo que puede sentarse con nosotros y probar una nueva filosofía humeante que le hará escribir por lo menos, Sobre la Naturaleza y Razón Común.

Accede

Con la primera calada se destruye el Templo de Apolo en el que estábamos apoyados. Con la segunda aparecemos en medio de una plaza con vistas a la costa de Abdera, rodeada de niños corriendo de un lado a otro. Con la tercera comienza a toser y el color de su piel se pincela de blanco.

Un hombre a lo lejos se acerca poco a poco hacia nosotros. Espero que el sueño no incluya agentes de policía de incógnito –pienso.  

Su nombre es Demócrito, debemos rondar el año 440. Al parecer, el olor de aquella inspiración atrae a los curiosos.

-¿Me permites? –le pregunta a Anaxímenes señalándole la mano. Anaxímenes le pasa el "cigarro de liar" y lo inspecciona.
-Mm, interesante composición la de estos átomos. Me pregunto en qué momento las plantas decidieron convertirse en carismáticos bufones. Pues he de suponer que la reacción química que compone este extraño vegetal es el causante de tanto alboroto y risas, ¿no es así?

-Supones bien –contesto yo.

Heráclito, pálido pero risueño, intenta ponerse de pie.

-¿Se puede saber de que hablas? Balbucea entre risas.
-Verás –comienza a explicar Demócrito. Todos, tú, yo, ellos, y esta extraña  joven de extraña vestimenta, estamos compuestos por unas piezas diminutas e invisibles eternas e inalterables, los átomos. Están por todos lados y cuando se juntan millones de ellos pueden dan lugar a seres totalmente distintos, como esta curiosa planta rodeada de papel. Por cierto, ¿Qué nombre tiene y para qué se utiliza exactamente?
-Acércatela a los labios e inspira, traga el humo e intenta que conozca tus pulmones durante unos segundos, luego, espira –le explico. Otro más que al llegar a casa escribirá sus mejores obras –pienso.

El sol ha decidido dejar paso a un cielo completamente estrellado, sin luces que lo contaminen puede verse cualquier constelación. La risa se cambia por gumia y decidimos hacernos con algo que comer.
-Aquel sitio tiene buena pinta –exclama Tales.

Me quedo boquiabierta. Es un Mc Donald junto al templo de Delfos. Hay una oferta en la que regalan un paseo guiado con posibilidad de probar la sustancia narcótica que inspiraba a la sacerdotisa Pitia, quien hasta las cejas, “transmitía los mensajes del dios Apolo.”

Cinco Chesse burger dobles, coca cola grande y patatas para todos, por favor.


¡Besos y guiños para todos! 

PD: Esta vez si que os pediría vuestra opinión de si quereis que publique alguna parte más, como dato diré que los siguientes en aparecer son Platón y Sócrates, que están liados y que aparece el whisky. 

Mónica Gae.

domingo, 18 de marzo de 2012

Dondequieraqueestés.


Seas quien seas y estés donde estés, ojalá esta noche estuvieras aquí.

Te necesito. 

¿Te haces una idea de lo patético que resulta necesitar a alguien que aún no ha llegado tu vida? ¿Te haces una idea de lo que se siente al ser consciente de ello? ¿De lo que duele?

No. No estoy pidiendo a gritos que aparezca quien sea. No estoy desgarrándome el corazón con cada palabra de este texto para que suene mi móvil con cualquier número desconocido. Necesito que me llames tú, aunque aún no conozca tu número.

Me prometí no volver a buscarte, ni siquiera pensar en querer hacerlo. Pero me he caído y créeme, no reconozco el lugar en donde estoy. Nada de lo que me rodea me resulta familiar, ni siquiera me veo ya reflejada en los espejos que yo misma me he encargado de romper.

Ayúdame. Coge mi mano porque lo necesito para continuar. Quise destrozar cada pieza de mi puzle sin tener en cuenta lo muchísimo que dolería conseguirlo y, ¿sabes? No me bastó cuando las vi en el suelo, rotas y sangrando frases que suplicaban clemencia. Las recogí delicadamente para tirarlas al más profundo de los mares, con cadenas, sepultadas bajo millones de piedras que me asfixian ahora cada vez que cae la noche.

Me están ahogando. Los latidos de mi corazón pierden fuerza y siento que me consumiré en la nada en cualquier momento.

Ven. Date prisa y recuérdame que un día aparecerás para no irte nunca. Ven y recuérdame las tardes que pasaremos juntos, las noches en vela y los desayunos en la cama. Ven y dime que siga, por favor. Que te siga esperando.

Ven porque me he alejado de quien solía ser, y esta extraña que hoy se hace pasar por mí ha olvidado cómo caminar, cómo sonreír, cómo luchar cuando lo ha perdido todo. Cuando no le queda nada. Cuando no te tiene a ti.

Necesito que mires en mi ojos y me recuerdes cómo solía ser. Necesito que me digas que me deje de disfraces, de fachadas que se acaban cuando sale el sol. Necesito que me digas que existes, que has nacido y que algún día besaré tus labios. Que algún día rozaré tu piel.

Por favor, dime que estas en algún rincón del mundo pensando en que yo

..estoy en algún rincón del mundo.



Mónica Gae.

domingo, 11 de marzo de 2012

Si te mueves, paro.


Debían de ser más de las tres de la madrugada.

El ruido de la calle se escuchaba con demasiada claridad y la música de un coche bastó para desvelarla. Las sábanas estaban húmedas y la habitación seguía oliendo a restos de tabaco y alcohol. Intentó recordar el sueño en vano y decidió salirse de la cama. Miró el reloj de la mesita de noche y se quedó unos segundos pensando en lo mucho que había cambiado todo en cuestión de unos pocos meses. Hace tiempo, cuando se despertaba en mitad de la noche lo único en que podía pensar era en el lado vacío que quedaba en el otro lado de la cama. Ahora, sin embargo, lo prefiere así.

Desde su historia con Paul intenta desaparecer con los primeros rayos de sol de cualquier habitación ajena. Piensa que despertar junto a alguien requiere sentimientos, siempre lo ha creído así, y de momento, sentimientos es lo último que le apetece tener. Aún así, en todo pensamiento debe haber una excepción, ¿no creéis? Marcos es su excepción.

Vuelve a coger el móvil y le envía un whatsapp: ¿Estas despierto?. Apenas pasa un minuto cuando lee en la parte superior de la pantalla “M. Carbonell esta escribiendo un mensaje”

-Sí, ¿tú qué haces despierta a estas horas? ¿Otra vez con tu insomnio?
-Más o menos. ¿Estas ocupado?
-Puedo desocuparme si es lo que quieres, pero tendrá su precio.
-No te flipes tanto, cara bonita.
-Sabes que te encanta que me flipe, culo bonito.
-Si voy a pagar un precio reclamo efectividad. ¿Por qué estas tardando tanto?
-Dame diez minutos.

Marcos vive a las a fueras de la ciudad, sin embargo nunca ha tardado más de quince minutos en aparecer por su puerta después de cada llamada. Tiene veinte años, estudia magisterio infantil y es, físicamente, una fotocopia de Aytor. La primera vez que lo vio no pudo parar mirarlo, embobada, durante horas. Interiormente, por suerte, son polos opuestos. Tiene unos cuantos tatuajes, el pelo largo, rizado, y un piercing en la barbilla. “Es como Aytor pero maqueado y en versión ricitos” –dice Amie.

Nunca me podría enamorar de él, lo tuve claro desde el primer momento en tuvimos una conversación. Por eso, en este 
Stop de sentimientos, es el hombre perfecto para mí. ¿He dicho hombre? Niño se ajustaría más a su mentalidad. Incluso niñato. Y eso, es tanto nuevo como excitante para ella.

Doce minutos después llaman a la puerta. Es él. Ella lo recibe en ropa interior tapada con una bata de seda azul marino. Marcos se queda en la puerta, mirándola de arriba abajo sin ocultar sus pensamientos.

¿Vas a quedarte toda la noche ahí o te invito a entrar? Él se muerde el labio, tira el casco y la chaqueta al suelo y se lanza sobre sus labios. Por el pasillo dejan un rastro de ropa hacia la cama, donde empiezan a oírse jadeos y susurros.

-¿Esta noche podré quedarme o me echarás de nuevo? –le dice al oído mientras le muerde el lóbulo de la oreja.  
-Sólo si paras –contesta ella.

Tras veinte minutos recorriendo él el cuerpo de ella, es ella la que toma el control. Le agarra por la cintura separándola unos centímetros de la suya y se pone encima sin dejar de besarle. Me toca –le dice con una sonrisa pícara. El pelo le tapa juguetonamente los pezones y busca al son de la música de fondo el coletero en su muñeca. Ni lo pienses –dice él poseído por el morbo. Sabes que me encanta. (Sí, lo sabe, y a ella le encanta que se lo recuerde.)

La mano de ella se desliza desde la boca de él, bajando por su vientre hasta llegar a la cadera. Se detiene unos segundos y le mira a los ojos. Él sonríe. Ella juega.

Poco a poco, mete una de sus manos en los calzoncillos creando los primeros gemidos. Con la otra, lleva las dos de él por encima de su cabeza, dejándolo totalmente indefenso.

-Shhhh. Si te mueves, paro.

Con cuidado y sin dejar de sujetarlo, pasa su lengua por la línea Alba de su ombligo, subiendo hasta los pectorales y aumentando los latidos de su corazón.

-Por Dios, ¿….qué me estas haciendo? –pregunta jadeante.
-Shhhh…

Un suave soplo de aire consigue erizarle la piel a Marcos, quien con esfuerzo, consigue liberar una de sus manos y la mete por debajo del culotte de encaje negro de ella. Su tacto es absolutamente perfecto. Tanto, que en pocos minutos es él quien comienza a dominar a ella. Si ahora te sujeto yo a ti.. no podrás decir nada..

Y nada dijo.



Mónica Gae.

domingo, 4 de marzo de 2012

Follando o fuera de cobertura.


Aun estamos en la cama y a ti te vibra el móvil. Lo coges.

Aunque hayamos terminado los minutos de después me gustan tanto o más que los durante. Sonríes mientras miras la pantalla y yo pregunto que quién es. Dices que te están hablando por el Facebook sobre el examen del martes y yo me enciendo un piti.

Sigues sonriendo. A mí me entran ganas de tirarte el móvil por la ventana pero me controlo. Tu boca dibuja una mueca mientras tus ojos siguen atrapados en esa pequeña pantallita táctil.

Me levanto para buscar mi ropa y me llevo de un tirón la sábana que nos casitapaba. Tú te quedas en pelotas y te quejas. Tápate con el móvil, cariño –contesto con sarcasmo. Me visto y salgo de la habitación hacia el salón, enciendo el portátil y te mando un privado:

“Ya que estas con el Facebook, supongo que leerás esto en cuestión de segundos. Ven y repetimos antes de marcharme, aun puedo apurar casi media hora. En cuanto termine el piti saldré por esa puerta si no me traes aquí tu bonito trasero. Anda, lee esto, ven riéndote y diciendo lo muchísimo que te encanta que me enfade por tonterías y que despuésdelafunción siempre me pongo más sensible"

 Pasan cinco minutos y el piti se apaga. Cierro el Twitter, los cuatro blogs que siempre acabo abriendo y mi canal de músicaparadespués del Spotify. Echo un ultimo vistazo y cierro finalmente el Facebook.

Lo pienso mejor y lo vuelvo a abrir. Esccribo otro mensaje:

“¿P? Soy M. ¿Estás por el centro?” Me dice que y mis planes cambian exponencialmente. El bonito trasero no me ha contestado aun, por lo que me acerco a la habitación para despedirme y lo encuentro hablando por teléfono.

Me planto delante, le beso apartando el móvil con una mano y llevando de excursión hacia el Sur a la otra instantáneamente. Me alejo y le digo que no se moleste, que hable sobre el examen sin prisas, que voy al baño y que vuelvo enseguida. Salgo por la puerta en dirección a Gran Vía sin intención de volver. 



Lo que más me gusta de P es que apenas utiliza el móvil.

Mónica Gae.

Actrices, escenarios y butacas.


Cuando decidí alejarme de mí misma no supuse que me acercaría tanto al miedo de enfrentarme a una hoja en blanco. Cerrar los ojos y desear ser otra persona es la parte fácil. Lo difícil, viene cuando lo consigues.

Cuando te levantas, sales a la calle y poco a poco dejan de reconocerte. Cuando te dicen lo mucho que has cambiado en tan pocos meses. Cuando escuchas un “quien te ve y quien te viera”  y tú te autoconvences de que así estarás mejor.

Si no estas yendo hacia ningún lugar, ¿con qué mapa has de trazar el camino? ¿Cómo darte cuenta de que te has perdido? ¿Cuándo deberíamos rendirnos y dar la vuelta?

Últimamente tengo la impresión de avanzar a pasos demasiado grandes, agigantados, cuesta abajo. Me tiemblan las manos si veo una hoja en blanco por miedo a que ésta no sea capaz de verme. De pintar mis defectos para luego desdibujarlos. En cierto modo escribir siempre ha sido un espejo para mí. Desde que me alcanza la memoria, el lápiz, el bolígrafo y las teclas han sabido escribir lo que yo no me atrevía si quiera a pensar. Y ahora, atascada en un documento de Word vacío, no veo nada. No veo a nadie.

Interpretar un personaje deja de ser divertido cuando se te olvida quién es el actor. ¿Acaso pretendía vivir en esta película eternamente? ¿Quién decide ahora cuándo bajar el telón? Es el escenario de mi vida y ni siquiera tengo un papel en él.


Y lo más triste, es que están todas las butacas vacías.



PD: Estoy entre irme de la ciudad unos dias, cortarme el pelo o cerrar esto. Lo digo para que no pille de sorpresa. 

Mónica Gae.

sábado, 3 de marzo de 2012

Para "La Borde"

Entrada única (con acento) y especialmente dedicada a La Borde.

Sin faltas de ortografía.

Reto superado.

¡Besos y guiños asturianos y SIN FALTAS DE ORTOGRAFÍA para todos! Muuuuuuuhhh

PD: 06: 15AM.

A sobar.