martes, 31 de enero de 2012

Cierro los ojos


…y me imagino libre.

Fuera de las cuatro paredes que dan forma a esta biblioteca. Fuera de los libros, de madrugar. Fuera de más de doscientas páginas de anatomía femenina que sólo hablan de lo que le pasará a mi cuerpo dentro de diez años cuando vaya a tener un hijo o cuando tenga la menopausia. Y con imágenes. Es asqueroso.

Pero me pongo los cascos y todo cambia.

Me imagino que llega el 10 de febrero y no me ha dado una crisis de ansiedad o he muerto por ingesta única de porquerías de las máquinas expendedoras. Me imagino a mí misma a las ocho de la tarde de ese mismo día. Me imagino recién levantada de una siesta de cuatro horas y susurrándole a mi estómago que se prepare para unas horas más que etílicas. Luego, al final de la noche, me imagino en la Cosechera, y no puedo evitar pensar pícaramente en que allí estará una persona.

Pero dentro de mi cabeza sólo estamos a viernes. Llega el sábado y, con la misma resaca que debió sentir a Britney Spears el día de su graduación, me imagino levantándome en el piso de Marc. Nos imagino comiendo pasta para que ésta absorba hasta la última gota de alcohol y nos imagino rumbo a Albacete para pasar allí las próximas noches entre más música, más chupitos, más copas y más ingredientes para post calentitos.

Me imagino también, que en Albacete esta Paul.

Y cambio de canción y llega el 17 de Febrero. Ahora me imagino en un tren rumbo a Madrid. Me imagino que Amie no se ha echado atrás y que en el mismo camino derribamos una botella de Lambrusco.  Me imagino la llegada, riéndonos y dando tumbos hasta el hotel, en la mismísima Gran Vía.

Ahora, tengo que confesar que, no puedo evitar pensar en Maël. En que Maël estará allí y yo también. En que no debería llamarlo y en que lo llamaré.

Y vuelvo a cambiar de canción y adelanto unos diez días en el calendario.

Me imagino que se acerca el veintitantos de Febrero y me imagino subiendo a un avión rumbo a Berlín. Me imagino a mí misma convertida en un cubito de hielo pero feliz. Feliz porque estoy en Berlín, porque me encanta el frío, porque seguramente estaré borracha y porque seré libre.

Libre de las cuatro paredes en las que me encuentro en estos momentos. Esto es un infierno y no me puedo concentrar. Las tías que tengo enfrente me han jodido el post porque no han parado de hablar y ahora se ponen a echarse fotos. Esto es una biblioteca, joder, nadie quiere estar aquí pero nos aguantamos. Yo de hecho, estaba en Berlín hace cinco minutos hasta que me habéis jodido mi viaje imaginario. ¿No podéis haceros las guarras intelectuales en silencio?  Enserio, creo que me voy a poner violenta, no paran de reírse intentando ligar con el musculitos que tienen a su izquierda.

El mismo musculitos que se ha echado un piti al mismo tiempo que yo y estaba debatiendo con sus amigos cuál de vosotras, rubias zopencas aspirantes a chupársela a un futbolista, les parecía mas puta.

Ale, ya lo he dicho. Ojala leáis este blog.

PD: Qué ilusa soy, debería haber dicho “ojalá sepáis leer.”

PD.2: No tengo nada en contra de las rubias, yo conozco a una inteligente y además me cae genial.

PD.3: Debería plantearme estudiar sin el portátil, libros que nada tienen que ver con los exámenes y sin música, a ver qué pasa.

En fin,


¡Besos y guiños (intelectualmente encabronados) para todos!


Mónica Gae.

sábado, 28 de enero de 2012

Paul.

Diciembre:


Hace apenas cuatro horas he terminado con lo que creí que era el amor de mi vida.

Vale, si, ok, stop. Sé que tengo veinte años. Pero también sé lo que sentí la primera vez que rocé sus labios, la primera vez que toqué su piel.

¿Que cómo estoy..? Después de colgar el teléfono sólo quería salir de mi habitación. Salir donde fuera, conducir sin dirección hasta llegar a ningún lado. Conducir siempre me hace pensar en todo aquello que nunca me atrevo a escribir. Supongo que por eso necesitaba sentir el aire frío recorriendo cada recoveco de mi cara. Debían hacer unos ocho grados, lo justo para calentar la indiferencia que intentaba fingir.

¿Que cómo estoy..? Ahora mismo, con los ojos encharcados. Siento que nadie podrá llegar a quererme sin fecha de caducidad, soy una absurda hoja en otoño. Me siento como un juguete roto al que ni siquiera intentan ponerle pilas.

Dime una cosa, necesito saber qué piensas. ¿Por qué nos empeñamos en encontrar una y otra vez a ésa persona si somos perfectamente conscientes de la probabilidad que hay de fracasar en el intento?

Son las cuatro de la madrugada y creo que no me quedan fuerzas, que las he agotado todas intentando no ocultarte ni el más ínfimo de mis defectos para que pudieras conocerme. ¿Y ahora qué? ¿Se supone que debo aceptar que el amor implica pequeñas mentiras que lo hagan perfecto? Yo no quiero un amor perfecto. Esta noche, mi corazón es infinitamente más ateo que yo.

¿Que como estoy..? Acojonada. Estoy muerta de miedo. Siento que en cualquier momento empezaré a echarte de menos y nunca podré dejar de hacerlo. Siento que en cualquier momento voy a querer besarte y ni siquiera podré escribirte un whatsapp diciéndote lo muchísimo que me gustaría que me abrazases toda la noche. Quiero abrazarte. Quiero besarte. Te echo de menos.

Pero pasará, y yo volveré a creer en todos esos estúpidos finales felices que algún día se colaron en mi cabeza sin preguntar si quiera si estaban invitados. No lo estaban, ojalá nunca les hubiera dejado entrar. Sólo quiero ser como el resto por un momento, poder levantarme aunque sólo fuera una vez con un desconocido y olor a Ballantines empapando las sábanas. Quiero tener la fuerza de Amie. El valor de Beta. La frialdad de cualquiera de los que me rodean. Pero las migajas de lo que nunca seré se empeñan en mantenerme viva alimentándome noche tras noche sin tener en cuenta que me están volviendo diabética.

¿Entonces, esto es todo? Siento decirte, quien sea que esté leyendo esto, que esta noche no tengo motivos para creer en nada, y mentiría si dijera que me apetece volver a tenerlos.

Esta vez si me rompo, dejarme así.



PD: Sí, es de Diciembre. Tengo la incapacidad de publicar algo en el momento en que aún me provoca insomnio. 

PD.2: Mañana comida con lo suegros de mi hermano. Yo, que normalmente odio por inercia a cuanta tía se le acerca al tierno hijo de mis padres, se me hace raro imaginarme la situación. Ya os contaré.


Y como siempre...
 
¡Besos y guiños (de esos nostálgicos) para todos!

Mónica Gae.  


jueves, 26 de enero de 2012

Drogas (fragmento)


Adicta a depender de tu droga, me declaro yonki de tus labios y esta noche necesito una dosis.

Sobredosifícame.

Véndeme ese polvo blanco a cualquier precio, yo lo pago. Mañana prometo volver a dejarlo. Pero esta noche no, esta noche necesito una calada de tus besos. Necesito un trago rápido de la endorfina que tus ojos me provocan. Buscaré una buena aguja, cariño, quiero que me inyectes tanto como puedas. Necesito sentir en mí lo que en mi cuerpo anduvo un día. Necesito inspirar la misma cantidad de nicotina. Los mismos gramos de pasión que consiguieron inmovilizar mi cuerpo en aquella cama. A ti, te recuerdo acariciando mi piel mientras buscabas metadona. Yo sentía celos por no ser más que otra absurda adicción tuya. Tú me calmabas con cualquier pastilla. Luego, decías amarme tanto como a todos tus otros vicios. Vamos, coge mi mano. Engáñame ahora. Mírame. Siénteme. Tócame. Quiéreme.


Sobredosifícame.


Mátame.



Mónica Gae.

martes, 24 de enero de 2012

Strip-Chess


Es como una partida de ajedrez.

Puedes defenderte o atacar. Tener una estrategia o dejarte llevar. Puedes sacrificar a todos los peones para hacer la partida interesante o formar un escudo alrededor del rey para que nada pueda hacerle daño.

Estoy sentada frente a ti y nos separa un tablero de madera tallado sobre un tronco de una sola pieza. Yo llevo las blancas y tú las negras. Empiezo yo. Mi primer movimiento es siempre igual, el peón que hay delante del caballo. Es una estrategia básica en la que, si recuerdas todos los pasos, ganas la partida en 14 movimientos.

Tú me imitas moviendo el mismo peón y yo pienso en si también habrás oído hablar de esa estrategia. Muevo aposta un peón que nada tiene que ver para comprobarlo y tus manos calcan mi calculado error. No deberías jugar con fuego o tu rey acabará pagando todas las consecuencias –pienso. Me come un peón y me quito la chaqueta.

Puede que sea un dato importante informaros de que por cada pieza que perdemos, perdemos una prenda. Bienvenidos a mi particular Strip-Chess.

Le como dos peones y sacrifico otros dos míos (tengo hace calor). Muevo mi alfil protegiéndolo con otras dos fichas. Saco el caballo al campo de batalla.

De pequeña siempre odié el caballo, cuando mi padre nos hacia jugar horas y horas a mi hermano y a mi siempre prefería a la Torre o el Alfil por encima de todo. Ahora las cosas han cambiado. El caballo (y yo) somos mas rebuscados y sus movimientos dan mucho mas juego que un simple movimiento recto o diagonal.

Sacrifico pues, mis dos torres no sin antes comerme sus alfiles y tres de sus peones.

Él va en bóxer, calcetines y camiseta interior. Yo llevo un culots negro de Adidas y una camiseta de tirantes blanca.

Le llevo dos piezas de ventaja. Miro fijamente el tablero durante unos minutos y me planteo una estrategia en 3 pasos después de contar la ropa que le queda. Sonrío.

-¿Te has quedado en blanco o qué?
-Sin paciencia cualquier movimiento es un suicidio absurdo, pequeño –digo recordando las palabras de mi padre. Alfil a D6.
-¡Jah! Sabía que ibas a hacer eso. ¿Te habías olvidado de tu otro caballo?
-Lo miro con una sonrisa como poco calculada y me quito la camiseta. Alfil a E8. Despídete de tu reina, vaquero. ¿Ya no te ríes?

Me mira y traga saliva. Se quita los calcetines y mueve sin sentido una de sus torres. Le como su torre con mi último peón y se quita la camiseta. Lo miro despiadadamente de arriba abajo. Sólo le queda una prenda.

-Vale vale vale…. Me rindo –dice él suplicando clemencia.
-¿Te rindes? No puedes rendirte. No puedes abandonar a tu rey cuando esta apunto de morir.
-Me rindo precisamente por eso, no es el rey lo que me preocupa, sino lo que conlleva su muerte.
-Lo miro orgullosa de la buena pareja que hacen un Caballo y un Alfil y le adelanto el único movimiento que le queda por hacer. Lo hace y le hago jaque mate. Muere su rey.

Y con ello, lo que su muerte conlleva. 




PD: Niños y niñas, el ajedrez, mola.

¡Besos y guiños (estratégicos) para todos!

Mónica Gae.

lunes, 23 de enero de 2012

La venganza se sirve fría.

Estoy enferma. Tengo que estudiar y estoy enferma. Mis amigos salieron anoche y estoy enferma. Tengo 38,9 de temperatura y no es un calentón: estoy enferma.

Pero la cosa no va a quedar así.

Acabo de terminar una lista con posibles culpables de mi contagio y pienso no sólo exponer vuestras identidades para que la gente se aleje de vosotros cual enfermos de lepra si no que, cuando recupere mi estado físico habitual, os buscaré y encontraré y rociaré sobre vuestras caras muestras de virus recién robadas del departamento de Microbiología.

Estar enferma me pone de mala hostia, perdonen ustedes mi vocabulario. Y sin más dilación, he aquí los posibles portadores de resfriado común + gastroenteritis que he frecuentado últimamente:

-Sospechoso número uno: Marc. Mi querido y amado compañero de clase Marc. El miércoles pasado no quiso dejarme en la esquina de una fila de pupitres porque, cito textualmente: “si me pongo en medio no me dará tiempo a salir a potar en cualquier momento y llenaré toda la clase de restos de arroz y pollo”. Yo, tierna cual película de Disney, me compadecí de él y no sólo le suministré de cuanta droga disponía en aquel momento sino que, en mi infinita bondad y amor hacia su persona lo acerqué en mi coche para dejarlo en la misma puerta de su casa. Ahora tengo mi bólido envuelto en un plástico mientras los restos del desinfectante que utilizaron en Fucushima limpian su interior.

-Sospechoso número dos: El tío de la cafetería. El muy cabrón estornudó mientras me ponía el café. Vale, miró para otro lado. Pero todo sabemos que a los pequeños microcabrones causantes de mi estado les encanta el café. Bueno, si yo fuera uno de ellos buscaría y amaría el café y con eso me basta par incluirlo en esta lista. Voy a por ti.

-Sospechoso número tres: Mi tierno y adorable hermano. Te odio. Sé que fuiste tú. Se lo pegaste a tu novia y ahora me lo has pegado a mí. Por vías de transmisión distintas pero me lo has pegado a mí. Te maldigo por ello y a la abuela pongo por testigo que me vengaré, ¡me vengaré fría y lentamente! Aprende a vacunarte de una maldita vez.

-Sospechoso número cuatro: El FBI. Si, el FBI. Han cerrado megaupload y tal hecho hizo que paseara por las calles de la ciudad cabizbaja en busca de alguna otra razón para existir. Y no llevaba bufanda. FBI, sé que veréis esto pues seguro también tenéis en mente el cierre de Blogger, si eso es así, TEMED LA FURIA DE UNA SOCIEDAD EN CRISIS, TEMED. Y pensad, que a todos los indignados por del 15-M se les sumarán frikis e internautas, maridos con necesidad de porno gratis, adolescentes en busca de canciones o niñas obsesionadas con los últimos videos de Justin Bieber, obsesas de Crepúsculo que aún no hayan descargado toda su saga, estudiantes que dependan de los apuntes que aquí encontraban  y vuestras malditas y jodidas abuelas que ya no podrán descargarse Cuéntame cómo pasó y morirán por ello en la penumbra de un final que nunca sabrán. Temed, temed su ira.

(Y la mía porque salí sin bufanda por vuestra culpa y ahora estoy con fiebre, hecha mierda y de mala hostia)

-Creo que ya. Como sospechosos secundarios incluyo a todo y absolutamente todo mi árbol genealógico (pues tuve una comida familiar y alguno que otro dejaba asomar moquillo), “el del queso” que viene todos los viernes a la puerta de casa, a la choni que me atendió en Mercadona, a la dependienta de Pull and Bear que después de sonarse las narices me dio la ropa mientras sus ojos aún seguían llorando del esfuerzo, a mi madre, a Alex, a gente aleatoria por la calle, a la novia de mi hermano, al amigo del amigo de Fran con el que compartí un piti y al baboso de la Cosechera que se presentó dándome dos besos de esos que te dejan babas y la necesidad de buscar una botella de hidrogel o en su defecto un cubata con alcohol de 96º para echartelo de pleno en la cara.


PD: FBI, sé que tendréis cosas mejores que hacer que leer este blog pero si vuestros filtros detectan amenazas a vuestras personas por parte de este espacio inofensivo donde inofensivamente escribo, que sepáis que os cito con amor, que me encantan las camisetas que los canis llevan con vuestras iniciales  y que siempre he querido imitaros entrando en la casa de un narcotraficante gritando: “’¡Alto! ¡FBI!”. (Y luego llevarme yo la coca).

PD.2: Exámenes, estoy hasta los mismísimos de vosotros. Me duele la cabeza y es jodidamente difícil estudiar con un Lexatín (sedante) encima.

PD.3: He tenido que imprimir en papel el billete a Madrid para ponerlo enfrente de mi escritorio y alejar de mi las tan atractivas ganas de visitar el suicidio.

PD.4: Querido tierno y adorado hermano, en el fondo te quiero a pesar de los males que en estos momentos acompañan mi ser por (seguramente) tu culpa, tranquilo, pronto no te guardaré ningún rencor. Si abres el cajón de tu mesilla verás que no tienes absolutamente nada de hierba, por lo que repito, pronto no te guardaré ningún rencor. 



¡Besos y guiños (con gérmenes letales) para todos!


Mónica Gae.

sábado, 21 de enero de 2012

Flashback y flashnow.


16 de Agosto de 2011:

Nunca una rotonda había significado tanto, ni una simple piedra se había colado tan fácilmente en mi corazón. Sigamos diciendo que se llama HH tiene 20 años y un interior tallado con sus propias manos (nunca en mi vida había envidiado tanto a alguien). Nos conocimos a finales de julio y, bajo 40 aplastantes grados, podría haber jurado que era la persona más fría que jamás había conocido. A finales de ese mismo mes y en cuestión de unas pocas madrugadas, comprendí que había corazas que sólo muestran su fragilidad de noche. Pequeña pálida semiadulta dueña de una Caja de Pandora –grabé en mi mente una madrugada. Fue como leer un libro reflejando sus páginas en un espejo empañado. Escucharle era cosa de otro idioma.

-Mañana mismo me compro un diccionario –pensé.

(….)

Son las cuatro de la mañana de cualquier día de verano. Tras demasiado whisky y poco hielo, vamos dibujando eses hacia algún lugar de la cuidad. Somos H y yo. La música cambia cada cinco escasos metros y la temperatura desciende conforme nos alejamos de las carpas de la Barceloneta. H va en tirantes, admirable. Deambulamos unos diez minutos y se para. ¿Dónde estamos?. Me mira y sobreentiendo que sobran las palabras. Nos sentamos. Son las cinco y diez y el tono ahora de la música nos invita a hablar. Por fin –pienso. Sin embargo,  mi mirada va hacia el suelo buscando migajas de seguridad perdidas en un mechero azul. Comienza a hablar y siento miedo, no necesitaba a nadie más con tendencia a vivir a cientos de kilómetros de mí, joder.

Sé que cada segundo va en mi contra y a mi favor, que los pitis a medias están contados y que de repente, cuando quiera darme cuenta se habrá marchado. Un escalofrío recorre toda mi espalda hasta quedarse varios segundos en mi nuca. Y no es el frio. Es la brecha de una armadura  que a su lado se vuelve aire.

Los coches pasan a nuestro alrededor como si necesitara recordar la velocidad del tiempo, son las seis menos cuarto. Cojo aire y subo la mirada. Sé que soy un libro abierto para sus ojos, que sabe perfectamente leer los subtítulos que escondo bajo cada palabra aunque ni siquiera las pronuncie. Pero mañana se va. Asique cierro los ojos, inspiro lentamente la ultima calada y detengo el tiempo quitándome el reloj.

Allá voy.




 Y fui.


(…)


Y hace dos semanas, pensé que nunca más volvería a tener el valor suficiente para volver a ir. Pensé que mis mierdas e inseguridades habían alejado por completo a la persona que más tiempo ha logrado mirar a través de mí. Pensé que huir sería lo más sensato para mantenerle a salvo de lo que pudiera seguir viendo y me subí en el coche. Y tras doscientos treinta kilómetros quise dar la vuelta. Y la di. Y la volví a dar. Y llegué a mi casa y le escribí algo que seguramente ya haya conseguido que nunca más vuelva a sentirme segura a su lado. Pero se lo escribí. Cogí aire y se lo escribí. Luego publiqué el post de “ecuación matemática” y ahora escribo este.

Pensé que recordar los motivos por los que H entró de pleno en mi corazón serviría de algo.

En fin,

Me equivoqué.


Mónica Gae.

jueves, 19 de enero de 2012

Época de (s)exámenes.


Pongamos en pause los días de alcohol. Ahora llegan apasionantes momentos frente a libros que en su mayoría serán olvidados minutos después de hacer el examen.

¡Pero alto! Dejemos por un momento el bisturí, botes de pastillas u objetos varios aptos para el suicidio. También tiene su parte positiva (o al menos yo me he propuesto buscarla).

Hace cosa de un par de días empecé a ir a la biblioteca y desde entonces no he vuelto a casa. Se llama Alex, lo conocí en diciembre y es un chaval de mi universidad. Estudia fisioterapia y todos sabemos el juego que puede llegar a dar alguien que estudia tan minuciosamente el cuerpo humano y sus puntos cardinales.

Alex tiene el pelo castaño-rubio, los ojos verdosos y me saca media cabeza . Ahora mismo le caen ricitos de oro por la frente, razón de sobra para meterme con él (pero no nos engañemos, me encantan esos ricitos). Su madre es alemana y su padre malagueño. Por motivos que desconozco (y creo que nunca entendería) acabaron viviendo en España. Ahora Alex frecuenta tierras murcianas por motivos de estudio.

Desde que estoy quedando con él parezco estar en una montaña rusa. El cabrón consigue confundirme como hacia tiempo nadie me confundía. Cuando nos conocimos, ambos bastante alcoholizados, estaba casi segura de haberle gustado (borracha soy muy optimista). Él parecía sacado de una revista de surf patrocinada por Billabong, por lo que si algo tenía claro es que él a mí sí me gustó. Pasaron los días y seguimos hablando por el Facebook, el whatsapp y alguna que otra llamada por el Skype para hacer el payaso. A finales de diciembre me dijo de quedar pero yo tenia demasiadas cosas en la cabeza, aun estaba en transición con mi nueva forma de relacionar separar el amor y el sexo y preferí alejarlo (físicamente) hasta tener ese punto totalmente claro.

Hace exactamente dos días, tres horas y 40 minutos lo tuve totalmente claro. Le dije si le apetecía estudiar y quedamos. Él llevaba una sudadera de DC blanca, pantalones negros caídos y unos calzoncillos de Spiderman. ¿Spiderman, enserio? –le dije mirándole descaradamente el culo. Si, Spiderman. Y Batman, y Superman, y Daredevil y…. (Yo ya estaba en el séptimo cielo y, aunque seguía riéndome de él, me encantan los súper héroes y después de escuchar aquello se merecía como poco unos cuantos minipuntos). Después de dos horas tomándonos el café y algún que otro piti entramos a la biblioteca. Debían de ser las ocho.

A las doce y cuarto y tras demasiados descansos y demasiada tontería empecé a sentirme peligrosamente a gusto. Qué coñazo ahora conducir hasta mi casa.. –dije sin ninguna intención oculta (lo juro). Quédate en la mía. Así mañana podemos volver a la biblioteca temprano. (Alex vive al lado de la universidad). Yo, que no paraba de embobarme con sus ojos, le dije que quizás otro día, pero que le acompañaba si me invitaba a una cerveza. Cerveza siempre tengo- dijo él. Lo suponía –pensé yo.

Nos subimos a mi coche. Busco en la carpeta de “hip-hop crema” y pongo “Sexy” de Gambino. Esta canción (y más concretamente este cantante) me traen buenos recuerdos de mis días con Paul. ¿Te gusta Gambino? –me pregunta. Me gusta la música que consigue sorprenderme con una sonrisa y ésta canción lo consigue. ¿Por algo o alguien en concreto?
–respondo yo. Él se queda callado y se limita a decirme cómo llegar a su casa los siguientes cinco minutos. Cuando llegamos lo miro y le pregunto si he dicho algo malo. Me dice que era todo demasiado bonito y algo tenía que tener. No te confundas Alex, esta canción me trae muy buenos recuerdos y eso no pienso negarlo, pero sólo son eso, recuerdos. Tanto él como yo decidimos que así fuera, y aunque a veces yo me arrepentía y lo echara de menos , él pasó página hace tiempo y yo decidí hacer lo mismo. Me mira y sonríe casi imperceptiblemente. Anda, vamos.. que hace frío.. –dice saliendo del coche.

Entramos a su casa. Primera cerveza. Enciende el portátil y pone música. Vive con dos chicos y una chica, Carlos, Dani y Alejandra. Me los presenta y les preguntamos si se quieren unir. Responden un “sí” al unísono y abrimos tres cervezas más.

Después de unos 5 litros nos dejan solos a Alex y a mí. Cambia el hip-hop por reggae y se enciende un piti de esos que dan risa. Hablamos de su ex, de mi ex, de mis prácticas, de las suyas y de cómo es vivir fuera de casa. Me dice que tiene sus pros y sus contras, y que unas cosas compensan a otras.

A las cuatro y media me pregunta si de verdad pienso irme a casa. Yo pienso en si esta noche me apetece morir en la carretera y que mi cadáver dé positivo. Acepto su invitación. En ese mismo instante comienzan a llegar a mi cabeza ideas plagadas de alcohol y hormonas e intento disimular mis nervios.

Tranquila, yo duermo en el sofá, tú puedes dormir en mi cama –dice él.

[Sudifhsdufshgsdugsdlug ¿CÓMO? Vale, Maya, te has columpiado, no quiere nada contigo, flipada, que eres una flipada cuando te emborrachas, ¿en qué coño estabas pensando?]

Me lleva a su cuarto y me meto en la cama. FUCK. Sus sábanas huelen a la misma colonia que utilizaba Paul. Él coge unas sábanas y se baja al salón. Buenas noches Maya –me dice con una sonrisa. Buenas noches Spiderman –contesto yo.

A la mañana siguiente me levanto y Alejandra me deja algo de ropa (yo de mayor quiero ser como Alejandra, es la tía mas guay que conozco, algún día os contaré su historia). Me trae unas toallas limpias y me ducho en la misma habitación de Alex (la única con baño propio).

Treinta minutos más tarde llaman a la puerta. Es él y me trae el desayunoPensé que seguirías en la cama, ¿has dormido bien? –me dice entrando con un café y dos tostadas. -He dormido (y ahí está el problema) –pienso yo. Nos fumamos el piti con el café y se queda callado mirándome. Yo tengo el pelo un poco mojado y muy despeinado. ¿Qué miras?. Estas tiernamente guapa con esas pintas. Le hunto la nariz con mermelada y le digo que el también esta muy “tierna” así.

Me planta un beso.

¿Y esto? –pregunto alucinando. Es el piti-café-y beso de buenos días, yo en realidad no quería. Sonrío y esta vez soy yo quien le besa. ¿Y esto? –me imita burlándose. Es la respuesta a un beso que yo tampoco quería –respondo yo. Esta vez sus calzoncillos son de los Cuatro Fantásticos.

Tiene un montón de cómics en su estantería y otro montón de fotos en las paredes. Me dice que se va a duchar y le pregunto si mientras puedo cotillear su habitación. Cotillea todo lo que quieras, luego me das tu veredicto –responde él.

Cinco minutos más tarde se empieza a oír el agua y yo siento la tentación de entrar pero me controlo. Cierra el grifo y se hace el silencio. A mí me acompaña un escalofrío. Abre unos centímetros la puerta del baño y asoma la cabeza,

¿qué opinas sobre ducharte dos veces en una misma mañana?




PD: Sé que tengo esto un poco abandonado, época de exámenes y esas cosas (éstas cosas). Pero prometo que después viviré ebria y tendréis post alucinantes cada dia.

PD.2: El 10 de Febrero acabo.

PD.3: y el 17 me voy a Madrid. Con Amie, Maica y Cora. Y me pienso llevar el portátil para contar todo calentito y en su punto.

PD.4: Mientras escribo esto un amigo me acaba de mandar un mensaje diciendo que tiene una botella de whisky de más de diez años. Vale. Si de repente subo una entrada ilegible no os sorprendáis, estáis avisados.



Mónica Gae

sábado, 14 de enero de 2012

Etílicamente os cuento


Cinco Ballantines, dos cervezas y un chupito después escribo esto:

Hola,

Son las 12.00 de la noche,  quedo con Aaron para fumarnos un piti. Él está en la biblioteca y yo aparco cerca. Lo veo a lo lejos. Él me ve a lo lejos. Me reconoce. Nos fumamos el piti y hablamos de su último ataque de ansiedad por el que acabó en el hospital sedado, de la canción que tenemos pendiente para grabar la semana que viene y de nuestros respectivos ex’s.

Cuarenta minutos después llamo a Loisse, que está con Marc en su piso y quedamos. Subo el ascensor y abro la puerta, me recibe un olor a tabaco e incienso. En el sofá están los dos, Loisse me pregunta qué he estado haciendo tanto tiempo y le respondo con un: hablando con alguien con quien algún día follaré sin compromiso.

Dos horas después estamos bastante etílicos y decidimos irnos a algún bar de la zona. “La Cosechera” siempre es nuestra última víctima, por lo que nos dirigimos al Foster Club.

Llegamos. Dos Ballantines con coca cola y una cerveza, por favor. Son casi las tres y el Foster cierra a las tres. Lo cerramos y nos dirigimos a nuestra –como a he dicho antes- última víctima. Llegamos a La Cosechera y suena “Stand By”. Empieza bien.

Entramos y nos pedimos otra. El camarero y yo siempre hemos tenido un cierto juego de miradas bastante curioso con lo que Marc me dice que pida yo. Pido. Nos pone la primera ronda gratis junto con un guiño y un “luego me paso a echarme un baile contigo”. –Perfecto, pienso yo. Ese tío tiene algo que me llama la atención y aún no sé qué es.

Nos dirigimos al fondo del bar y ZAS. Ahí esta ÉL. “Él” es mi “número uno”. Mi “número uno” es un chico del cual me enamoré en silencio en primero de carrera y que siempre consigue tantas miradas mías como quiera si nos cruzamos por la universidad. Marc me da un codazo y me dice: ve a por él. Yo me acobardo (extraño en mí con semejante alcohol en el cuerpo) y le digo que ni hablar.

Veinte minutos más tarde veo que se acerca y pasa a nuestro lado. Se dirige al baño y Loisse me dice que le siga. Le digo que ni de coña y, al verlo sentado a dos metros nuestra y sin intención de entrar me envalentono. Agarro la copa y simulo esperar en la cola del baño pero no se inmuta. Me termino la dichosa copa de la supuesta seguridad y vuelvo odiando a Marc y Loisse por haberme convencido de semejante estupidez.

A tales horas de la noche y tras mi des-encuentro con mi numero uno, necesito una dosis extra de ego. Me voy a la barra y le digo al camarero musculitos que si piensa bailar conmigo hoy o mañana. Deja la copa que estaba poniendo y salta por encima de la barra del bar. Bailamos. Me dice un par de cosas al oído y le digo que en estos momentos no me apetece nada que dure más de una noche. Me mira cual protagonista de una telenovela moñas y me dice que cuando siente la cabeza vuelva a pedirle un baile. Me lo apunto. Subo un par de puntos a mi ego y vuelvo donde están Marc y Loisse

Mi número uno vuelve a ponerse a medio metro de donde estamos nosotros y ahora soy yo (y mi orgullo) los que pasamos de él. Jódete tú y tu asquerosa cara de niño de papa –pienso. Pero qué bueno que está, joder –digo.

A las cinco cierran el garito y yo me termino la última copa. Le digo a Marc que esta noche me apetece dormir en el coche y pongo rumbo hacia el mismo. Son las cinco y media de la madrugada.

De camino me pido un kebab y una coca cola, llego al coche y escribo esto en el asiento de atrás. En media horita me voy a sobar a mi casa.

PD: Se avecinan tiempos de post sexuales, lo presiento.

PD.2: Acaba de pasar un grupo de borrachos por mi lado y es muy gracioso verlos a través de los cristales tintados . ¡Ay!, si supieran que los estoy mencionando en mi blog.

PD3: Querido número uno, cada vez que abres la boca la cagas, creo que prefiero amarte en la distancia e idealizarte. No es nada personal, es solo que hay personas que tras mucho imaginarlas quedan mejor a un par de metros . Pero yo te sigo amando (en la distancia, ya sabes).

PD 4: En medio de una canción he llamado a alguien y me arrepiento. ME ARREPIENTO EN MAYÚSCULAS.

PD5: creo que el kebab me ha sentado mal y voy a potar, y puesto que paso de potarle a mi Mac en los asientos traseros de mi coche (los asientos traseros de mi coche están para otras cosas) mejor paro de poner posdatas y finalizo con un:

¡Besos y guiños etílicos para todos!



Mónica Gae.

martes, 10 de enero de 2012

Paula.


Las luces de aquel pasillo siempre parpadean a partir de las doce de la noche. Los sonidos de las habitaciones contiguas rara vez le dejaban dormir y a veces perdía incluso la noción del tiempo. Sin embargo, encerrado en la penumbra de aquellas cuatro paredes, sonríe al hablar de ella:

“Sus ojos eran infinitos, te lo aseguro. Podía pasarme un día entero mirándola fíjamente y jurar, que después de cada pestañeo encontraba un nuevo matiz en ellos. Si te hablo de su boca, podría retenerte eternamente. Tenía los labios más carnosos que jamás he visto, que jamás he besado. Aún no se qué demonios se le pasó por la cabeza para casarse conmigo. El día que le pedí matrimonio, recuerdo que llovía a cantaros, y yo, que no me había llevado paraguas, estuve parado en el portal de su casa tres horas y media. Paralizado. Diez años después nació Elisabeth. Y ese mismo día, Paula falleció sobre mis brazos. Eli tiene sus ojos y sus labios. Aun hay días que se queda dormida y la miro pensando si Paula nos estará viendo. Yo creo que si ¿sabes? Esas cosas se presienten. Es como cuando estas completamente seguro de algo, pero no tienes ni idea del por qué. No puedes explicarlo ni demostrarlo pero de algún modo,  pondrías tu corazón en juego. Yo aposté el mío cuando la vi por primera vez, a mis trece años. Y aunque ya no pueda decírselo, lo seguiría apostando una y otra vez, con los ojos cerrados. No cambiaria ni un solo segundo de nuestra partida, con sus momentos buenos, sus quiebras y sus bancarrotas. Ni uno solo.”

Su nombre es Antón, diagnosticado de cáncer hepático desde hace tres meses. El brillo de sus ojos era indescriptible –lo siento, lectores.

La esperanza no se puede expresar con palabras, pero espero que estas palabras le ayuden a encontrar la esperanza.



PD: Creo que nunca lo he mencionado por aquí, pero escribo mensualmente en la web de La Opinión y en la empresa Avimur. (Si pincháis sobre los respectivos nombres encontraréis el enlace de las páginas).

PD.2: El dibujo pertenece a Paula Jiménez Bueno, artista y amiga a la que le propuse ilustrar mis palabras. El próximo post está al caer, lo publicaré también por aquí (aunque se agradece que os metáis a las páginas originales en que los publico pues mi permanencia en las mismas depende de vuestras visitas, comentarios y mensajes).



Espero que os guste y ya sabéis,

¡besos y guiños para todos!

Mónica Gae.

lunes, 9 de enero de 2012

Ecuación matemática.


Pongamos las variables en orden con la inicial de su nombre. Tenemos pues, a:  M, P, H y J.

H llama a M y quedan. M no quiere irse y H no quiere que M se vaya, pero llega la hora y se dividen en dos mitades exactas.

De camino a casa M aumenta de manera exponencial su incapacidad para respirar correctamente ante una situación así y busca su Ventolín. Se inyecta una dosis y prosigue calculando variables.

Cuando M llega a su habitación y enciende el portátil le envía un mensaje a H de considerable importancia. H no responde y M piensa que H ha elegido la segunda de las hipótesis que en mencionado mensaje exponía. Piensa sobre ello y primero se plantea la posibilidad de mandarle otro mensaje diciéndole a H que como mínimo podría haber respondido. M se acobarda y no le escribe nada, piensa que H no habrá encontrado tiempo ni de mirar el mensaje y se autoconvence de ello. H sí ha tenido tiempo de mirar el mensaje y M deja de hacer el capullo.

Tras dos días de insomnio considerable, M decide mandar un par de cosas a tomar por culo. Decide no pensar más en el resultado de tener a H siendo incompatible con J, y siendo J un valor fundamental para M sin el cual el resultado sería un valor nulo. Se cuestiona ahora la formula empírica por la que M, J y H puedan mezclarse de manera homogénea. No la encuentra y con el último experimento explota la muestra y se esparcen las letras y los números por todo el laboratorio.

M conduce horas y horas y ocurren progresivamente todos y cada uno de los puntos que le dijo a H que ocurrirían de no resolver la incógnita. H sigue sin responder y las ganas de M de continuar así resultan =0. El orgullo de M, con forma de X+1, se asocia a ella de manera directamente proporcional a su miedo.

Por tanto, tenemos a M (X+1) y J sin H, a J y a H sin M (X+1) o a M (X+1) y H sin nadie.

Aparece P en la ecuación e intenta elevarse al cubo en la cabeza de M, que a su vez no para de dividirse. Viene J y pregunta qué hizo M la otra noche. M miente y se vuelve un valor negativo. J se lo cree y estabiliza el resultado.

P le suma decimales a M cada vez que él habla con ella.

Una vez M logra ser >0   concluye su ecuación pensando que hay problemas que es mejor no resolver.


 PD.1: Esta es mi manera de explicar por qué no publico lo que escribo cada noche. Es porque estoy resolviendo esta ecuación y ninguno de sus valores pueden tener nombre ni puedo dar a conocer más datos o detalles de los que ahí doy. Una puta mierda, vamos.

PD.2: Agradeceré hipótesis o posibles resultados y son suerte todo volverá a su normalidad.

PD.3: Mi calculadora la perdí el día que me examiné de Bioquímica en 1º de carrera, ergo, ayuda.

Mónica Gae.

domingo, 8 de enero de 2012

Hay frases que se te quedan grabadas.


Y mensajes en el móvil que deberíamos aprender a borrar.

 “Me ha costado tres años. Tres años, Maya, y sigue siendo imposible quererte sin pensar que poco a poco me consumiré por ello. Nunca dejarás que nadie llegue a comprenderte, ¿verdad?. Yo lo he intentado, te lo juro. Y te quiero, te quiero como no sé si volveré a querer a alguien, pero no puedo más.” –Maël.

Quizás Maël tuviera razón. Quizás sea imposible quererme sin retorcerse de vez en cuando de dolor por ello. A mí,  se me hacía impensable que pudieras conocerme. Que pudieras descubrirme tal y como soy y que no te gustara. Quizás por eso huyo, quizás por eso me fui. Siempre he sentido debilidad por quien intenta fingir lo que no es. Nadie debería juzgar a nadie por disfrazarse fuera de carnavales, por refugiarse dentro de una máscara con la que el mirar al mundo no asustase tanto. Quizás por eso me gusta tanto disfrazarme. Es como si, tras ese antifaz diera un poco menos de miedo ser como realmente somos. Siempre he pensado que no hay nada peor que sentir miedo. Miedo de no encajar, del rechazo. Miedo a destacar y que todas las miradas intenten captar hasta el más mínimo de tus errores. Quizás por eso envidio tanto a quienes parecen ser naturales. Quizás por eso me hago tan infinitamente diminuta al lado de alguien así, transparente.

¿Cuándo empezamos a darle tanta importancia al resto de la gente? ¿Cuándo nos desviamos tanto del camino?

Esta mañana iba por la Gran Vía, y justo a la altura de la Plaza de las Flores me encontré cara a cara con mi pasado. Era yo hace unos diez años. Se llama Sarah, tiene mi edad y fuimos juntas al colegio. Ella estaba esperando el autobús y al pasar a su altura la reconocí.

-¿Sarah?
-Si. Emm.. perdona, ¿te conozco?
-Soy Maya, ¡Maya la del colegio! ¿Cómo estas? ¿Qué es de tu vida?
-¿Maya? ¿Enserio? ¡Estas irreconocible!

“Irreconocible”. Es otra frase palabra que nunca se me olvidará. Es cierto, puede que este irreconocible (para bien y para mal.) A lo largo de mi vida he cambiado tanto físicamente como de manera de pensar. En invierno ojos marrones y pelo liso, en verano verdosos y rizado. En época de exámenes demasiado delgada y cuando éstos acaban con mi IMC normal.

Os contaré algo (por alguna razón escribir aquí no me cuesta ningún trabajo, Puede que sea porque no os pongo cara. O por la idea que me he hecho de algunos de vosotros al escribirme en Comentarios, no sé.) Pero os contaré algo:

Hasta más o menos 1º de Bachiller fui totalmente invisible a los ojos de quien fuera. Antes de aquel año nadie os contará un solo dato sobre mí. Bueno, vale, quizás las personas con las que compartí pupitre durante más de diez años sí. Aunque aún entre ellas, como Sarah, hay quien necesita unos cuántos datos más para ubicarme. Fui aquella que nunca levantaba la voz o alzaba el brazo aunque supiera la respuesta. Aunque tuviera una pregunta. Fui aquella que estaba enamorada de un chico en clase y que nunca se atrevió más que a soñar con él. Quizás por eso ahora me cuesta pensar que haya personas que digan que nunca me olvidarán. No, te explico. Me olvidarás cuando dentro de 10 años haya vuelto a cambiar tanto por dentro como por fuera. Nos encontraremos en cualquier calle, te saludaré y me preguntarás mi nombre. Yo te diré que fuimos juntos a la universidad, que durante un tiempo hablamos muy a menudo o que salimos juntos un par de veces. Te diré quizás, que leías mi blog y quedamos para tomar un crepe en cualquier cafetería.

Quizás por eso me da miedo que alguien pueda mirar a través de mí lo suficiente como para ver a esa niña acojonada de no llegar a ser nunca, nada para nadie.

Quizás por eso huyo de quien me rodea si consigue meterse dentro de mi cabeza.

Quizás por eso elegí a Aytor sabiendo que estaría entre Francia, Mallorca y Barcelona. Quizás por eso elegí a Maël sabiendo que era de Madrid. Quizás por eso elegí a Paul sabiendo que se iría a Valencia.

Quizás por eso me cuesta tan preocupantemente poco apartar a cualquier persona cuando considero que ya ha visto bastante.


(….)


Mierda, puede que esta vez me haya dejado llevar un poco escribiendo.

 Lo siento por el post. Época de exámenes, demasiado silencio y ausencia de alcohol para poder hablar de cruces de miradas bajo un foco y con música de fondo. Pero tranquilos, os he cogido cariño (quizás demasiado) y no os aburriré con sentimentalismos más de dos post seguidos. Este lo publico porque se lo debo a la niña insegura que nunca se atrevió a levantar la voz.

Hay esperanza para los fantasmas que pasamos desapercibidos y existe cura para la invisibilidad, ya sea pasada, presente o futura.

Las personas que alguna vez hemos sido así, os aseguro, que nos vemos mutuamente.


Besos y guiños (en voz bajita) para todos.

Mónica Gae.

viernes, 6 de enero de 2012

Los Reyes Magos sí existen y también follan.


¿Qué tal os habéis portado este año, niños y niñas?

Mi nombre es Baltasar, tengo 24 años e inmunidad legal para entrar en vuestras casas cada 6 de Enero. Viajo con Melchor y Gaspar y éste año nos hemos reencarnado en jóvenes apuestos y metrosexuales con ganas de dejaros un regalito muy especial.

Mido 1,95 y nací en Senegal. Esta vez he elegido el cuerpo de Shemar Moore (el mulato de Mentes Criminales) voy completamente depilado y espero que os hayáis portado mal, pues me pone cachondisimo pensar que os estoy dando vuestro merecido.

Primera casa, New Jersey (Estados Unidos). Aquí vive un matrimonio de unos 50 años y tienen tres hijos. Uno de ellos es una joven de 19 años ansiosa por perder la virginidad. Es rubia, alta y con las tetas recién salidas de quirófano (regalo de papá al empezar la universidad). “Esta es mía” –dice Melchor al bajarse del camello. Ni de coña, le van los negros, lo presiento –contesto yo.

A Gaspar le van única y exclusivamente las pelirrojas, asique nos mira como si nada y comienza a dejarle los regalos a los pequeños Jimmy y Tom.

Entro en su habitación. Huele a vainilla. Tiene las paredes pintadas en un tono rosa pálido y sobre su escritorio hay una foto de ella en su baile de graduación. Oh, dios, a esta le doy todo el carbón que quiera.

Me acerco y le susurro “I wanna fuck you, baby. Wake up.” Ella se despierta sobresaltada y yo le tapo la boca llevando mi otra mano hacia el interior de su pijama. Me lanza una mirada de depravada mental y comienza a quitarse ropa. “Ouh, yes, give me more, give me more!” Yo la miro y doy 26 gracias por mis genes mulatos. Una por cada centímetro, los quiero a todos por igual. A los veinte minutos viene Gaspar y me dice que vamos con retraso. Me despido y le recuerdo que no se porte demasiado bien este año. Me mira y me dice que ahora sabe que no lo hará.

Sobrevolamos Dublín guiados por Rudolf. El cabrón esta en celo y va más rápido de lo normal. Aterrizamos y Gaspar sonríe sabiendo lo que principalmente abunda en Irlanda.

Entramos en la casa de los Thomson y Gaspar nos dice a Melchor y a mí que esta vez nos encargamos nosotros de los regalos. Aquí viven Mary Ellen y Tim, un matrimonio de 40 y 45 años respectivamente y sus cuatro hijos. Robin y James y las gemelas Clarie y Nataly. Ellas tienen 20 años.

Gaspar, en el cuerpo de Edwar Cullen, las despierta con la música del iPod de Natali. Clarie es la primera en despertarse. Lo ve sentado en la silla que hay junto su escritorio y se queda inmóvil. “Am I in a dream?” –se pregunta. Las dos son pelirrojas y Gaspar no puede contenerse más. La joven despierta a su hermana y a los pocos minutos comienzan a apreciarse los gemidos desde la otra punta de la casa. “Do you wanna be inmortal? DO YOU WANNA BE INMORTAL???!”

Melchor coloca el ultimo regalo en los calcetines que hay sobre la chimenea y sube a llamar a Gaspar.

-Tío, ¿con las dos a la vez?
-Duermen juntas, ¿por qué no iban a follar juntas?

Nos subimos al trineo y ponemos rumbo a España, Madrid. La capital del pecado, susurro yo. Melchor esta enfadado porque aun no ha pillado y Gaspar y yo nos cachondeamos de él. Callaros, cabrones. En este país, si que si.

Melchor se ha informado sobre nuestros gustos y ha adoptado la forma de Oliver, el de Mujeres y Hombres y viceversa. ¿Cómo podrán gustarles un tipo que grita a voces que le circunciden su aparato genial? No me falles, por lo que más quieras –se dice a si mismo mirándose la bragueta.

Entran en un edificio en plena Plaza de Europa. Aterrizar aquí es imposible con tanta antena mal puesta del TDT, asique aparcan una calle más arriba. Gaspar saca el ticket de la zona azul y Melchor y yo nos dirigimos a la primera dirección de la lista.

Es un piso de estudiantes –indica Gaspar. Melchor se apresura. Hay un pequeño árbol (bastante cutre) en la entrada y me quedo poniéndole los regalos con Gaspar mientras revivo New Jersey.

Melchor entra en una de las habitaciones mientras saca el móvil para buscar una manera apropiada para despertar a Jessica. Aha! Esta será perfecta. Le acerca el iPhone a la oreja y le da al play:

La mano arriba, sintura soola, da media vueeeelta, dansa kudurooo!

Jessica se levanta empapando su ropa interior y descubre al hombre de sus sueños restregándose junto a su cama al son de Don Omar. ¡Oliver y Danza Kuduro! ¡Oliver y Danza Kuduro! Lo empuja hacia su cama e intenta no desmayarse de la emoción. ¿Te has portado bien, nena? –le susurra mientras suena el último estribillo.

España puede llegar a ser muy triste.


PD: Los Reyes Magos SI existen y también tienen sus necesidades.

PD.2: Oliver, no tengo nada en contra tuya. Que prefieras cultivar tus bíceps a tu cerebro no hace daño a nadie, no te lo tomes a mal.


¡Besos y guiños para todos!

Mónica Gae.