domingo, 1 de enero de 2012

Noche de suposiciones.


Digamos que anoche fue Noche Vieja. Digamos que llegue al garito en cuestión a eso de las dos de la madrugada. Digamos que, tras inspeccionar el ganado me encuentro a Chico 1. Digamos que Chico 1 es un yo en tío. Digamos que cuatro Ballantines con Red Bull después estoy teniendo una conversación con Chico 1 de follar sin compromiso. Digamos que me encuentro a Chico 2. Digamos que Chico 2 va a mi universidad y aunque no tengo demasiado trato con él, en ese momento recreamos un eufórico reencuentro con la misma pasión que siente mi abuela cada vez que ve a Belén Esteban (demasiada). Digamos que no recuerdo nada más con respecto a Chico 2 pero hay fotos demasiado cariñosas aunque no delatan ningún crimen. (Voy a potar, ahora sigo).

(Ya. Sigo). Digamos que no sé si Chico 2 me lee pero que anoche tuve por momentos crisis de identidad creyéndome Carrie Bradshow y grité el título de este blog a cuanto ser humano me rodeaba. Digamos que, en mi octava visita a la barra encuentro a Chico 3. Digamos que hace mucho tiempo que tenía a Chico 3 agregado como amigo pero que nunca lo había visto en persona. Digamos que yo siempre he tenido cierta curiosidad (bueno, digamos simplemente que siempre he sido demasiado curiosa). Digamos que veo a Chico 3 a lo lejos. Digamos que Chico 3 me ve a mi a lo lejos. Digamos que nos quedamos mirándonos, sonreímos y nos acercamos. Digamos que tenemos esta conversación:

-¿Chico 3?
-El mismo.
-En las fotos pareces más bajo.
-Tú eres diferente a las fotos.
-¿Diferente para bien o para mal?
-Diferente.
-(Voy borracha así que me lo tomo como un para bien y seguimos).
-Me debes un chupito –dice Chico 3 bromeando sobre la columna que recuenta las visitas en mi blog y que podéis ver a la derecha.
-Totalmente de acuerdo contigo. ¿De que lo quieres?
-Vodka no por favor.
-¿Absenta?
-(Se ríe).
-Dos chupitos de Tequila y un Ballantines con Red Bull. ¿Quieres tú otra copa?
-Pide un Ron con Coca-Cola.
-Mi hermano dice que todas las tías beben Ron con Coca-Cola.

Digamos que yo ya voy demasiado borracha. Digamos que las paredes del baño simulaban una pizarra y había tizas. Digamos que escribo un pequeño texto y firmo con el título de este blog. Digamos que lo que escribo habla sobre sexo y que esta mañana tenía unas cuantas visitas de más.

Digamos que sigo bebiendo. Digamos que sigo fumando. Digamos que vuelvo a la barra y conozco a Chico 4. Digamos que Chico 4 lleva un sombrerito y a mí me encantan los sombreritos. Digamos que me regala el sombrerito. Digamos que me quedo pensando si querrá algo a cambio. Digamos que nos hacemos una foto y me susurra algo al oído. Digamos que yo le devuelvo el sombrerito y no vuelvo a pedir en esa barra.

Digamos que hoy me he levantado con la sensación de haber besado a alguien. Digamos que, nada más abrir los ojos, he cogido el móvil y tenía demasiados correos, demasiados mensajes y demasiados watsapp’s. Digamos que entre esos watsapp’s estaba Maica, Paul, Chico 1, Chico 2, Chico 3, alguien a quien llamaré Anthony y tres números desconocidos preguntándome como había acabado la noche. Digamos que me agobio y cierro los ojos pero no consigo volver a dormir.

Digamos que tengo la sensación de haber besado a alguien y he escrito esto con la única intención de recordar algo. Digamos que no he recordado nada nuevo.

Digamos que mañana he quedado para ir al cine con Chico 3.


PD: El rey hace un discurso cada año y yo cada año me hago una foto en la misma escalera con la misma posición y con el mismo collar. Nos parecemos en eso y en nuestro amor por el alcohol. (Aunque yo lo frecuento sólo cuando la situación lo requiere y para él siempre lo requiere la ocasión). Saludos, su majestad.




¡Besos y guiños con lagunas mentales para todos!

Mónica Gae.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ballantines & Coca-cola