miércoles, 26 de octubre de 2011

capitulo 13

Son las 10 de la mañana de cualquier día de enero. Pronto harán 7 horas desde que decidió coger el coche. Si no se hubiera acabado el maldito tabaco estaría felizmente durmiendo en mi cama –piensa.

-Un Gin Tonic por aquí, por favor. Y para ella..  ¿ron coca-cola?

-Disculpe al finolis con acento raro, nos acabamos de conocer e intenta quedar bien. Póngame un whisky con redbull.

Se llama Francis Vieira da Fragoso, tiene veinticuatro años y hace una semana se declaro a su novia tiene veintidós años y está soltero. Iba de camino a Madrid, a ver la Europea, en la que le han ofrecido una beca. Su idea era estar un par de semanas y luego visitar la universidad de Ferrara, en Italia, y la de Montpellier, en Francia. “Es lo que tiene quedar el primero de tu categoría tres veces consecutivas. Los demás nadadores parecían tortugas a mi lado”. Y  tú eras el modesto delfín, ¿no?
Tiene el pelo castaño claro, los ojos marrones y un gorro verde. Lleva una camiseta gris y unos vaqueros rotos. Debe medir 1,80 por lo menos. Tengo que reconocer que le sobran aires de meadoroconlocura, pero le da ese toque inalcanzable que está consiguiendo meterme en su juego. Quizás no sea un juego. Quizás sea una trampa. “Una de esas trampas etílicas en las que pierdes las bragas –diría Amie.”

-Pónganos otros dos, por favor. Y gelatina de vodka.

-¿intentas emborracharme? ¿Gelatina de vodka, estas de coña?

-Intento sacarte la dichosa sonrisa. Y si puedo, aunque esto lo dudo bastante, que me cuentes la razón por la que estabas así hace un par de horas en el aeropuerto.

-Déjame hacerte una foto. Algún día te mencionare en mi blog y tienes razón, no conseguirás que te cuente nada.

-Entonces te cambio la foto por tu pañuelo. Así tendré un motivo para perder el avión la próxima vez que tenga que hacer escala aquí.

-Sonríe a la cámara –le dije mientras le acercaba su gelatina de vodka.






¿Nos vamos de aqui?

(….)

Maya, joder, ¿dónde te has metido? Me llamó Marc preocupado, diciéndome que venias a Londres y que no contestas sus llamadas. ¿Se puede saber qué te has tomado? ¿Por qué venias a Londres? ¿Dónde estás ahora? Han pasado ya tres vuelos procedentes de Alicante, y la chica del mostrador dice que el próximo es dentro de siete horas. Me estoy empezando a preocupar enserio, Maya. Devuélveme la llamada en cuanto oigas esto, por favor.
Maël.

(....)


Monica Gae.

capitulo 12


-¿Te encuentras bien?

Tres. Tres palabras. Tres palabras y un desconocido a cincuenta minutos de cualquier lugar al que salir corriendo. ¿Qué coño estoy haciendo con mi vida? Se suponía que debía tener valor para, por lo menos, intentar sacarte de mi vida.

-No. No estoy bien, ¿acaso estas ciego? Tengo veinte años y estoy a punto de perder las riendas de mi vida por completo, tengo los ojos encharcados y estoy completamente sola en un jodido aeropuerto. Dios, ¿a ti te parece que este bien?
-Me llamo Francis.
-Y yo nomeapetecemoriramanosdeunextrañoestanoche, encantada. Oye, enserio, gracias por preocuparte, no quiero parecerte gilipollas pero me gustaría estar sola. Solo me faltaba ahora ponerme a hablar con desconocidos.
-Bueno, te propongo un trato. Dame 10 minutos y si consigo sacarte una sonrisa me quedo tu pañuelo, al fin de al cabo, se te había caído.  Si no, me subo a mi avión y no te vuelvo a molestar. ¿Qué dices?
-Si resultas ser un psicópata en busca de adolescentes a las que vender en el mercado negro, también me devuelves mi  pañuelo, ¿está claro? Tienes diez minutos.
-Allá voy. Mi nombre es Francis y tengo veinticuatro años. Nací y crecí en Portugal, aunque mis padres son naturales de aquí. Hace cinco veranos conocí a la mujer de mi vida, en Oeiras. Pensarás que estoy chiflado, pero te aseguro que nunca había estado tan seguro de nada. Hace una semana  le compré el anillo más bonito del mundo, era perfecto. Cuando fui a ponerme de rodillas, después de quince minutos del discurso tequerréparasiempre comenzó a llorar. Al principio pensé que era la emoción –en las pelis pasan esas cosas. Pero no. Cuando se calmo me miro a los ojos y me dijo que hacia un par de meses había conocido a un tío, que se habían enamorado. Un par de meses. La verdad es que se parece bastante a ti, solo que ella es rubia. Una hija de la gran puta rubia. ¿Se dice así, no?

-Sí, se dice así. Y oye no te ofendas, pero tienes el sentido del humor en el mismísimo si pensabas que me iba a reír de esa historia, pero buen intento ¿eh?, que fuera rubia casi lo consigue.

-Bueno, no te ofendas tú pero sobre la marcha supe que no te habria sacado esa sonrisa, asique improvisé esta historia suponiendo que así me invitarías a un trago. ¿Lo he conseguido?


(….)

A veces es necesario salir de tu propio cuerpo para poder respirar. Para poder mirarte desde fuera y ver lo patético que resultas. Que resulta todo. Tú, yo. El nosotros que me creí como una idiota de quince años. Es como si me hubieran hecho una brecha en el corazón. Y mientras cualquier mínimo roce con el exterior me desgarra el pecho, puedo observar como sale absolutamente todo mi interior hacia fuera, dejándome vacía de todo lo que un día me compuso. Es la manera más directa de estudiar tu propia anatomía, ¿sabes? A estas alturas podría operar mi propio corazón con un bisturí, un par de gasas y tres botellas de whisky.

(....)

Mónica Gae.

miércoles, 19 de octubre de 2011

capitulo 11

Son las tres de la mañana de cualquier día de enero. Su insomnio se ha terminado la caja de tabaco y no sabe muy bien qué hacer. Podría acercarse al chino de la esquina. También podría dejar de fumar –en enero pegan este tipo de cosas, o eso dicen. También podría subir a hurtadillas a la habitación de su compañero de piso y tomar prestado algo de munición. Si, definitivamente, opción C.

-¿Marlboro? Joder. Esto sí que es morir con clase. Con clase y sin pulmones  –corrige mentalmente.  El reloj se acerca sospechosamente a las cuatro, debería irme a dormir.
 Mañana llamaré  a Marc. O a Maël. De repente, un escalofrío le recorre por completo la nuca. Marc. Maël. Amie. Ha estado tan centrada en el adiós de Aytor que había olvidado por completo la noción del tiempo. –No puedo esperar a mañana. Ni hablar. Sin pestañear y con la respiración semicortada, busca las llaves del coche. Sin dirección, sin teléfono y sin miedo.
-¿Dónde vas?  –le susurra una vocecita en su cabeza.  -A tirar los restos que me quedan del pasado. A cumplir de una vez un propósito de año nuevo.

-¿…diga?
-Marc, soy yo.
-¿Qué pasa? ¿Joder, Maya, qué hora es?
-Da igual, Marc. Vístete, te espero en en la calle Correos, donde siempre, en diez minutos.
-¿Estas loca…pero qu….. –Comunica. Ha colgado.
-(..)
-Joder Maya, ¿Qué pasa?. Me estas asustando. He salido de casa corriendo.
-¿Haces algo en los próximos 40 minutos?
-¿Aparte de matarte y morirme yo después de sueño?
-Eso otro día. Ahora te invito a un chocolate y me despides. Me voy a Londres.

Y así, en el momento que menos hubiese imaginado, estaba pasando página. Quemando cada capítulo del libro que empezó hace demasiado tiempo, que debía haber cerrado. Esta eufórica y sin embargo sus ojos reflejan calma. –Menuda orgia se deben estar montando mis sentimientos ahí dentro –se dice. El reloj roza las seis menos veinte y el termómetro apenas alcanza dos grados. Los coches pasan a su lado recordándole el paso del tiempo. Cada tic-tac. Pronto verá a Maël y necesita pedirle perdón. Quedan unos cuarenta minutos para llegar al aeropuerto, ya está cerca. Se agacha con cuidado y logra alcanzar el bolso, tras unos tanteos, encuentra su pitillera. Delicioso y amargo vicio. Tras la primera calada, los mismos escalofríos que le hicieron subir al coche ahora aumentan conforme se multiplica el sonido de los aviones.  Suena el teléfono, es Bonie. Marca la tecla de “colgar” y sigue sin quitar ojo de la carretera. Su miedo intenta hacerse paso.  -Tienes que parar, ni siquiera tienes los billetes. No lo va a hacer, no puede. Si malgasta esta oportunidad volverá a caer en el fondo de ese jodido pozo lleno de vodka Kneep de 3,99 del que solo puedes esperar la peor resaca. Desde luego no dará marcha atrás.

No es consciente, aun no. Pero desde el mismo instante en que decidió salirse de la cama, nada iba a ser igual. Un nuevo guion para soñar. El capítulo en que ella, volvía a jugar.

[Señoras. Señores. Hagan sus apuestas.]



(…)


Son las siete de la mañana de no-cualquier dia de enero, de ese dia. Mirando la pantalla con cientos de vuelos siente ganas de llorar. Tantas posibilidades le están asfixiando. La libertad sabe mejor cuando sabes que alguien ira en tu busca si te escapas. A por Maya no iria nadie. Esta completamente sola en quince mil quinientos metros cuadrados. La cola va llegando a al final, le toca a ella. “¿Dónde va?” –le pregunta la asistente. Las palabras han decidido volverse a Murcia. ¿Qué le esta pasando? ¿Por qué no puede mover un solo musculo? De repente una lagrima timida comienza a encharcar sus ojos. Se disculpa ante la chica y poco a poco se aleja del mostrador. Nunca se había sentido tan perdida. Cierra los ojos y desea caer al suelo para levantarse pasado todo. Pasado esto, el dolor. La angustia, las ganas de huir. Necesita un milagro, aunque le bastaría la cuarta parte de la suerte de Marc. Necesita saber qué necesita.

-Disculpe, -le susurra una voz desconocida- se le ha caído el pañuelo.


(…)


Mónica Gae.

jueves, 13 de octubre de 2011

capitulo 10

En realidad, podría borrar cada pedacito de nuestra historia con un solo clic. Cada palabra, cada recuerdo, cada beso disperso en el viento. “Y entonces, el miedo de soltar la cuerda radica en no saber a dónde ir.” –Mi vida descrita en un solo verso. En verano fueron cartas escritas con el agua. En invierno, en Diciembre, la marea ha crecido tanto que rompe todas tus botellas, disolviendo la tinta de tus promesas. Que por olvido se han convertido en viejos vinilos, de acústicas sin música. Sólo conmigo. De un rumbo sin sentido y noches sin tu abrigo. Que tan sólo duermo si estás a mi lado, dulce y amargo castigo. Como una pregunta tímida que intenta buscar respuestas. Quisiera parar el tiempo y robarte todos mis momentos, que tú ya ni siquiera miras mientras yo, me desgarro por dentro. Un beso de ti sin mí, de mí sin nadie. Sin ti. Sin aire. Tan sólo pedía una tarde en el parque, en la playa o en cualquier parte. Hubiese construido mi propia nave si me hubieras dicho de quedar en Marte. Un velero para verte en el horizonte, un avión sin alas para tocarte. Pero es tarde y mi corazón lo sabe, intenta palpitar pero sólo miente. Te llevaste mis ganas de seguir de frente, mi ayer, mi mañana, mi presente. Mi mundo perfecto de amor para siempre, las fuerzas que tuve un día para quererte hoy se amontonan intentando odiarte.
-Aytor se ha marchado para siempre. “..como mucho el 26, -dijo”. Y si el frio quemara, seguiría ardiendo en aquel aeropuerto, esperando a que tu avión llegara. Ya ni tengo esperanza, ni tengo ganas. Ganas de nada.

(….)


Dieciséis días encerrada en su habitación. Sin ver, oír o hablar con nadie. Dieciséis días desde que Aytor sefueparasiempre, y aunque para siempre sonaba estupendo escuchado desde unos labios que nunca fueron suyos, sigue irremediablemente soñando con ellos. El olvido no es tan sencillo. Ni tan divertido, ni tan rápido. Sin embargo, era perfectamente consciente de todo. Sus palabras le hicieron diminuta desde la primera vez que escuchó su voz. Lo que más le duele es saber que este final ya estaba escrito.

Era casi media noche, las luces rojas de la ciudad intentaban trepar por la ventana y el humo de sus cigarrillos envolvía toda la habitación. -Creo que este año odiare la navidad, no habrá remedio. Con el frío buscando hasta el último escondite de su cuerpo, lo único que le apetece es un abrazo, de los largos, de los que cargan las pilas. Lo único que no puede tener. “Fue demasiado perfecto para ser eterno. El felicesparasiempre dura lo que dura el cuento,-se repite”. El despertador siempre suena antes del último baile. De la última copa o la última canción. Año nuevo, -y otro más. Y otra calada llena del pasado que intenta olvidar. El reloj marca las cinco y media de la madrugada  y algo extraño invadía cada pedacito de su habitación. Es como un agujero hueco creciendo dentro de su estomago, cada vez mas y mas grande. Asfixiante. No tiene a nadie y lo echa de menos, necesita hablar con alguien, con Maël, desaparecido en combate desde que le conto la última jugada de Aytor.

-Tienes lo que te mereces, Maya. Y esto es lo que necesitas para abrir los ojos, pero sigues con esa jodida venda y no te enteras de nada. Joder, Maya, joder, que ni siquiera ves lo que tienes ante tus narices. Ni siquiera eres capaz de verme a mí.

(….)

“Apenas puedo moverme o parar de llorar. Siento que le necesito, no puedo respirar. Estoy bloqueada y ni siquiera puedo hablar, explicarte lo que siento. Dejar de tiritar. De sentir, de soñar. No, no puedo. Dijiste que sería doloroso, no esto. No puedo soportarlo más, no te haces una idea. ¿Sabes que es lo más doloroso? que ni siquiera ahora, de espaldas a la cama y con tus besos en la estantería, podría dejar de amarte. Es totalmente suicida, lo se, pero no quiero dejar de sentir este dolor, es lo único que esta noche me queda de ti. Te lo has llevado todo. Todo. Te has llevado lo único que necesitaba, la única pieza que utilizaba para vivir. Las ganas de salir de este agujero que yo misma cavé, creyendo la más patética de todas las ilusiones, el haber creído tenerte sin necesidad de morir".


(….)
Mónica Gae.

miércoles, 12 de octubre de 2011

capitulo 9

18 de Agosto de 2010.
Ni siquiera el cielo puede alcanzar la altura que siento esta noche a tu lado. Te has dormido a mis brazos y te miro, quiero pasar contigo el resto de mi vida. Voy a cuidar de ti  y solo necesito a cambio que tú cuides de mí. Te quiero, te quiero, y te quiero, Maya.
Siempre tuyo. Aytor.

24 de Diciembre de 2010.
“…Te escribo esta carta mientras me rompo por dentro, tienes que saberlo. Te escribo porque, si te soy sincera, no aguanto más. Echo de menos tus ojos azules y nuestras bromas. Tu bipolaridad y la mía, nuestros enfados. Echo de menos acostarme a tu lado, levantarme contigo. Ver una peli en el sofá mientras juego con tu pelo. Hacerte fotos cuando te quedas dormido y verte fruncir el ceño cuando tenías una pesadilla. Tomarnos el día libre y pasarlo entero en la cama. Ir a la playa y verte coger olas. Asustarme cuando una de ellas te envolvía y curarte las heridas con besos. Que me despertaras con cosquillas cuando se me hacía tarde. Echo de menos tus labios, oírte hablar en francés, quedarme embobada viendo tu pelo largo. Echo de menos cada ínfimo detalle nuestro, todo. Te echo de menos, Aytor.
Fdo: Maya.

(....) 

Son las seis de la mañana y no ha podido dejar de mirar el móvil desde que recibió aquel mensaje: “Te echo de menos”. Tan sólo cuatro palabras y un número desconocido han sobrado para volver a encerrarla dentro de sí misma. “Ven y desaparezcamos juntos. Para siempre. Solos tú y yo”. –Debería odiarte, joder. Se suponía que no tenías que marcharte. Al menos no de esa forma.

-¿Cuánto tardaste en contestarle?
-Apenas cinco segundos.
-Debiste haberlo pensado más.
-Marc, estaba ya en la cama, a punto de cerrar los ojos cuando sonó el móvil. Pensé que era un sueño y no pude controlar mis manos. Quisiera arrepentirme, de verdad, pero volveria a hacerlo.
-¿te mando algo mas?
-“Como mucho el 26. Perdón por estas dos semanas…”
-Dime que lo mandaste a la mierda, por favor. No vendrá y lo sabes.
 -No le mande a ningún lado, pero tampoco le volví a contestar, no tenía fuerzas. Y dos horas más tarde me mando otro.
-Sorpréndeme.
-“Mi vuelo llega a las 22:40. Sé que vendrás. Dormiré allí si hace falta..”
-Maya, por favor. Dime que no piensas ir.


(…)


Apenas quedan diez días para que acabe el año, y nunca había estado tan segura y perdida al mismo tiempo. Cuando brindemos, cerraré los ojos y pediré olvidarte, Aytor. Mientras, mis labios dirán tontos propósitos de año nuevo que nunca cumplirán. A mí me bastaría con poder mirar otros ojos, acariciar otra piel. Aunque no sea tu mirada ni sean tus manos, sonreiré como sólo tú me hacías sonreír, mientras sueño con dejar de soñar contigo. Mi mejor ladrón de sonrisa perfecta. De labios, manos, y mirada perfecta. Al menos eras perfecto para mí. Si, aun me quedan unos pocos días para engañarme con la esperanza de que esta vez cojas ese avión. “Como mucho el 26.. –repetía mi cabeza”. Y aunque sé que nunca sacarás ese billete,  te esperaré en el aeropuerto mirando cada avion y deseando que tu, estés en uno de ellos. Porque con cada una de tus palabras me hago más y más daño, las repito una y otra vez y me convenzo de que realmente sientes todo que dice tu boca. Lo que escriben tus manos. Un te quiero para siempre de tus labios. Un te quiero que caduca el 26, de los míos.

Coge ese avion, Aytor.


(…)


Mónica Gae.

martes, 11 de octubre de 2011

capitulo 8

-Esto es precioso, la cuidad desde sus ojos es distinta en cada pestañeo. Adoro Madrid.
-Uy uy uy.. ¿Estoy hablando con Amie? ¿La no-sentimental dejándose llevar? Ten cuidado pequeña, que ese no es tu terreno y mírame a mí, rayada cual cocainómano esnifando coca. Oye, ¿eso que oigo son besos?
-Si.. (responde con dificultad). Adam esta aquí conmigo. No se ha estado quieto ni un segundo desde que baje del tren. «Dejándome llevar» dice, yo no me estoy dejando llevar. Tengo la situación perfectamente controlada. “Dejándome llevar –repite de nuevo con tono burlesco”. Llevo aquí cuatro horas y me he «dejado llevar» siete veces, querida Maya. Sin parar, un dejarse llevar detrás de otro. Media caja de condones y un colchón destrozado. A mí me va a matar, no veas que agujetas y es el primer día.
-Jajaja, esa sí que es mi Amie.
-Oye ¿y tú qué? ¿Cómo vas con el modelito de Maël? Ese tío esta colado por ti y tú no te enteras, chata.
-Maël y yo somos amigos. No digas tonterías.
-Salisteis juntos y me remito a los hechos y a tus confesiones etílicas.
-Teníamos 14 años, Amie. ¿También tengo que contar como exs las veces que me case con tres  años en el patio del colegio?
-Joder tía, ¿te casaste? Esto es demasiado, ñoña desde fábrica –se burlaba entre risas.
-Cállate y vete a follar, idiota.
-Yo también te quiero mi amor, luego te llamo.


Amie tiene un nuevo... pasatiempo. Adam. Vive en Madrid, a cuatro horas de aquí, la relación perfecta para ella. Últimamente parece centrada, pobre de él. Amie nunca soltará las riendas de su vida, y menos para dárselas de lleno a un tipo como él. Incansable armadura. Un día, cuando menos se lo espere, alguien conseguirá robarle el sueño por mucho café que tome para impedirlo. El miedo sólo esconde la inseguridad de cada fracaso. La posibilidad de salir herido, de llorar. «Dejarse llevar» sonaría mejor si no apostásemos tanto en cada partida. Si todo dependiese un poco menos, de nosotros mismos.


(…)


Tres de la mañana de cualquier día de Octubre.


Perdóname, mi amor. Perdóname por haber besado otros labios, buscando los tuyos. Perdóname por haber acariciado otra piel, por haber creído escuchar tu voz. Perdóname por mi impaciencia, por fundirme en otras sabanas. Mi mirada nunca ha dejado de buscarte, te sigue buscando. Con cada amanecer y en sueños, solo te busca a ti. Perdóname por haber creído querer a otro corazón, iluso de creer tenerte. Todas mis lágrimas te pertenecen, soy tuyo. Te pertenece cada centímetro de mi alma, mi cuerpo, mis sueños y mi futuro. Te pertenezco desde el primer instante en que latió mi corazón. Desde la primera sonrisa, el primer fracaso y la última noche. Tu noche. Por eso te amo y por esto te espero. Te espero, aunque aun no te conozca porque algún día te encontraré. Te espero hoy, te esperaré mañana y el resto de mi vida. Porque un día serás mía y podré decirte, que te quería antes de saber que existieras.

Fdo: Maël.
-¿A quién le escribiste este?
-Cuando lo escribí no lo sabía. Y ahora eso da igual.
-Es precioso, Maël. No entiendo por qué insistes en esconder todo esto.
-Déjalo ya, ¿vale? No quiero hablar del tema. ¿Qué tal con Aytor?
-¿Aytor? Maël, estoy hablando contigo, joder. Déjate a Aytor, que por cierto esta como siempre, promesas y mas promesas. La última fue que se vendría a Murcia y dos semanas más tarde volvió a sacar un billete de avión. Asique déjate de Aytor, por favor.  
-Voy a partirle la cara a ese tío.
- Hablo del francés el londinense, manda cojones.


Es miércoles, de madrugada, y las noches con Maël parecen nicotina. No puedo dejar de mirar sus ojos grises, son tan claros que a veces creo ver sus pensamientos, lo que siente. Volvió el lunes desde Italia, y en dos días vuelve de nuevo a Londres. A veces pienso que si estuviera aquí más de unos cuantos días seguidos, todo sería distinto. Perfecto trotamundos sin nada que perder. Aun así, últimamente parece distinto, casi como antes, como hace seis años.

(....)

Monica Gae.

lunes, 10 de octubre de 2011

capitulo 7.

“Ojala pudiera darte la poca fuerza que tengo. Ojala pudiera colarme en tus ojos, dentro de ti, y sentir por un segundo el dolor que debe consumirte poco a poco. Quitártelo un instante. Verte sonreír de nuevo, como antes. Desgarrarme el corazón si fuera necesario, verte feliz.”

(….)

Sabado 25 de Diciembre de 2010.

Le había imaginado tanto tiempo que apenas pudo reconocerle cuando le vio bajar del cielo. «Los ángeles también tenemos Navidad -dijo-, y mi regalo es verte a ti». Hacía ya tiempo que aceptó que nunca volvería a verle. Que nunca volvería a mirar sus ojos ni nunca podría escuchar su voz. Hacía ya tiempo que aceptó que una parte de si misma se había destrozado para siempre.

-Te he echado tanto de menos..
-Lo sé. (dijo acercándose poco a poco a ella)
-Te recuerdo cada amanecer, cuando desayuno y tú no estás. Cuando comemos, todos, sin ti. Cuando llega la noche, y cuando llueve. Cuando llueve es cuando más duele, pienso que estas llorando, en el cielo, y yo no puedo abrazarte.
-Pues abrázame. He venido para quedarme contigo, esta noche. Mañana, antes de que despiertes yo ya me habré ido. Feliz Navidad, pequeña.
-Quiero contarte tantas cosas..
-Cuéntamelas.
-¿Cómo? ¿Cómo puedo decírtelo todo? ¿..todo lo que me hubiese gustado contarte, si en apenas unas horas te iras de nuevo?
-Mi vida.. nunca me he ido. Siempre, -siempre-, te he cuidado desde allí arriba. Miro cada paso que das en tu vida, cada sonrisa, cada lágrima. Te escucho cuando me hablas sin decir una palabra, estoy a tu lado cuando no puedes dormir. Créeme, he estado en la silla de al lado en cada desayuno desde que me fui. Te quiero pequeña, siempre, mi pequeña.
-Pensé que moriría cuando acepté que ya no volverías..
-Deja de llorar, mi amor, (y suavemente le secó las lágrimas de los ojos..). Yo pensé que volvería a morir al verte así. Luego, sonreíste. Tres meses después, fue un pequeño esbozo de felicidad, pero sonreíste. Y yo volví a nacer. Te abrazaba fuerte en aquel momento, aunque tú no podías verme. Créeme, estuve en tu graduación, en tu primer día de autoescuela, de prácticas. En cada noche fría de invierno, arropándote, como antes. Nunca he dejado de estar a tu lado, yo tan sólo necesito verte crecer. Saber que eres fuerte, porque lo eres. Y coger tu mano cada vez que tú, quieras que la coja..
-No vuelvas a irte, por favor.
-Te quiero, mi vida.. pero esta amaneciendo.

-Feliz navidad, mi pequeña..


(....)

Monica Gae.

NOTA: Esta entrada tiene una dedicacion especial.

domingo, 9 de octubre de 2011

capitulo 6.

Armadura de metal y corazón de miedo. Y de fachada, hielo.

Es sábado por la noche y toca hacerle un hueco a los tacones. A las risas y el alcohol. Somos Bonie, Maica y yo. Es perfecto. No hace demasiado frio y las calles están abarrotadas. Pero eso hoy no importa. Tan sólo importamos nosotras, la música, una botella posiblemente adulterada de vodka, y redbull, mucho redbull.

Empezamos en el coche. La primera copa, cargada. Y caras expresando el primer sabor de la noche. «Esto promete, chicas. -dijo Maya- ¿brindamos?». Aunque por momentos intentaba ocultarlo, hacía meses que no recordaba sentirse tan feliz. Odia pensar en volverse adicta a esto, a los buenos tiempos. Sabe que no suelen durar demasiado y que crean dependencia. Pero basta, esta noche no se piensa. (Y aquí viene otra copa, dulce..). A este ritmo, las confesiones no tardaran en llegar.

-Es que es.. contigo y sin ti. A veces tan cerca y otras, sin motivo alguno, en mundos diferentes. Y no puedo entenderlo, siento que su cuerpo es  nicotina para mis pulmones, por la que respiro y la que me asfixia.
-Ninguna adicción es buena, Bonie.
-Ya da igual, Giob nunca ha sido hombre de una sola mujer. Y mucho menos, solo mío. Además, yo tampoco soy suya –balbuceo intentando convencerse- en realidad él es solo el mejor juego sin normas al que jamás he jugado. En el fondo  mi debilidad ha sido y siempre será Charlie, o Evan, o Jacob. Qué coño, putos tíos de mierda. ¡Yo no tengo debilidades!

La noche es joven y el alcohol está dando sus frutos. –Si Bonie ha hablado, la sospecha del vodka adulterado debe ser cierta- Maya ya ha hecho un par de llamadas para que las cuelen en algunas discotecas de la zona. Es la 1:30 am. La botella marca poco más de la mitad y sacamos la munición de la caja de tabaco, -que por supuesto, no guarda precisamente tabaco-.

«Y esta... por nosotras, y esta.. por la noche, y esta.. porrrr... por nosotras tambienn.» Las palabras empiezan a sonar con dificultad. Los latidos se aceleran y las respiraciones son cada vez más y más superficiales. Son las dos y media. Ha pasado una hora en apenas cinco minutos. Ahora todo se ve mucho más borroso, todo da vueltas. Por las luces y la música, yo diría que estamos ya en algún garito. Bonie dice que pida la de «fuego kuduro» (-fuego, claro), y, antes de que termine de hablar ya estamos asaltando la cabina del DJ. La caja misteriosa del tabaco sin tabaco, se ha perdido en el interior del bolso de Maya, y ahora avanzan a pasos de baile robando cigarrillos. Copas y mas copas, todo es gratis. Música, chicos y visitas al suelo -bendito alcohol-. También a la barra, por supuesto.

Son las seis y media de la mañana. No logro distinguir si la luz viene del sol o de algún foco, ahora andamos flotando en nuestros propios cuerpos. Ya de recogida, en dirección al coche. Bonie conduce. Maica y yo, aun en una nebulosa alcohólica, la seguimos entre risas. Parece que empieza a salir el sol.

-Dios, que dolor de cabeza.

 (....)

Monica Gae.

sábado, 8 de octubre de 2011

capitulo 5.

A un suspiro de ti, y cientos de kilómetros si estás conmigo. Con tan sólo una palabra dejaría mi mundo para construir el tuyo. Robaría la felicidad de todo el universo y de cada estrella, para entregártela a ti. Con tan solo una palabra iría donde me pidieran tus labios. Infinita suavidad de todo tu cuerpo. Háblame. Háblame porque yo no puedo. Porque el silencio me ha hecho cobarde y porque te echo de menos. -Dios, cuánto te echo de menos. ¿Cómo puedo morir por algo que nunca fue mío..? ¿Cómo aprendo a olvidar lo que no está en forma de recuerdos? Es imposible decirte adiós. Tanto como lo era amarte, y tanto como lo es, volver a vivir sin ti.

Fdo. Maya.

-Deberías estar prohibido. Mi droga de ojos azules. No puedes hacerme esto, Aytor. Otra vez no. Te pedí que no volvieras.
-Yo no puedo seguir sin ti. Tengo un agujero en el corazón por donde están huyendo todos mis sentimientos, necesito recuperarte.
-Aytor, nos separan mucho más que cientos de kilómetros, tus celos y mi orgullo harán el resto.
-Como no estar celoso de perder lo único por lo que quiero vivir, Maya, por favor.
-Por favor no. No sigas porque me estas matando. Tus manos ya no alcanzan a coger las mías y yo siento que caigo con cada obstáculo. Lo único que quería era verte, tocarte cada anochecer y dormir soñando con que amaneceríamos juntos. 
-Yo te amo.
-A veces el amor no es suficiente. No cuando depende de la batería de un móvil, el dichoso wifi de tu ordenador o las ganas de hablar cuando estamos hechos polvo.
-Hablaré contigo cada segundo de mi vida. Nunca volveré a estar cansado, no para ti. Te lo prometo, Maya. Vuelve.
-Aytor.. ¿Es que no lo entiendes? Necesito algo más que tus promesas, más que palabras y un contestador. Necesito sentir que eres real, perfección elevada al más perfecto de mis sueños.


(....)


Si me dejas caer, moriré sin hacer ruido entre tus brazos. Adicción de un miedo que me hace alejarte. Tus besos son la combinación perfecta para mi perdición, búscame. Yo prometo nunca soltar tu mano, te abrazaré hasta ser un sólo corazón. La paz que me calma cuando lo apuesto todo, cuando pongo en juego mi orgullo, ya tuyo. Cuando intento convencerte para que apuestes el tuyo, nunca arriesgado. Eres mi canción perfecta. Un acústico en una noche desierta. Todo lo que quiero conocer, sentir, querer, amar. Nunca había tenido tanta seguridad ni había temblado tanto. Maya, moriré y te seguiré amando.

Fdo. Aytor.


-Debe de ser un juego entretenido,  -para ti.
-Nunca jugaría contigo.
-Da igual. Ya da igual. Aytor, no podre levantarme si volvemos a caer. No podre despertarme sabiendo que no te encontrare a mi lado.
-Cuando despiertes me tendrás abrazado a tu cuerpo, Maya. Cada mañana, el resto de nuestras vidas.
-Si abro los ojos y no te tengo, soñaré despierta eternamente. Jamás volveré a dormir, y tú nunca volverás a oír mi voz. Si te vas, no habrá nadie si decides volver.
-Entonces solo queda una opción.
- …..
-Mudarme a Murcia.


(….)


Mónica Gae.

viernes, 7 de octubre de 2011

capitulo 4.

Si hoy fuera mi último amanecer, si la noche nunca regresara, desearía tener tu valor. Perder mi miedo. Anoche soñé que lo perdía todo, Maël. Todo desaparecía y yo no podía hacer nada. Mi familia, mis amigos, tú. Todos os alejabais sin hacer ruido, ajenos al daño que desgarraba mi corazón. Yo estaba en la playa, contando como de costumbre las estrellas que dejaban de brillar. Entonces vi que todo se desvanecía, nunca había pasado tanto miedo. El puzle que me componía se rompía en mil pedazos, dejándome completamente sola. Trozos de mi alma esparcidos por el suelo. Entonces tomé aire, fingí tener valor y la vida pasó frente a mis ojos. Recuerdos congelados proyectados sobre olas, que iban y venían al son de un buen acústico de Josua Radin. Tú intentabas decirme algo, -que había malgastado mi vida. Que había contenido demasiadas lágrimas por rabia, por orgullo. Que había dejado de abrazar hasta hacerme de piedra. Que nunca le dije a ella lo imprescindible que era en mi vida. Que nunca le susurré a él un te quiero al oído. Que nunca probé tus besos por miedo a envenenarme. O volverme adicta a ellos. Que había soñado demasiado, y el sueño me había atrapado por completo.

-Era horrible, Maël. No sabía qué hacer. Tenía un agujero en el estomago y mi corazón intentaba salirse por él. Como si no quisiera más estar dentro de mí.
-Tranquila, pequeña. Ven, acércate. ¿Oyes esto?
-.. ¿El qué?
-Bum-bum.. Bum-bum.. -Esto-. Es tu corazón y sigue aquí.

Maël nació en Montpellier, creció y vivió en Londres pasando largas temporadas en España. Pasó sus primeros años aquí, yo lo conoci a mis 14 años. A sus 16. En The Roeux, un campamento de verano y si, fue, por asi decirlo mi primer amor. Es rubio, alto y de piel morena. Ahora tiene 22 años y rara vez se deja ver. Ladrón de corazones. Marc dice que es un capullo enamorado de sí mismo, que no me acerque demasiado. Él no lo conoce.

(....)

Me encanta el mes de diciembre, la Navidad. La ciudad viste de rojo, y las sonrisas se escapan entre labios tiritando. El frío invade cada rincón de tu cuerpo, congelando incluso el dolor más profundo. El momento perfecto para pedir perdón.  Las noches se hacen más largas, y un cielo estrellado te invita a soñar. De pequeña siempre solía ir a esquiar por estas fechas (ahora me importa más mi integridad física). En realidad, ni siquiera recuerdo la última vez que vi nevar.

Es miércoles de madrugada, y como siempre, el insomnio se ha colado en mi cama. Amie comunica y me niego a llamar a Marc, su maldito contestador me tiene hasta los cojones. No puedo hablar con Bonie y cada vez estoy más perdida. Al menos tengo el libro de Maël, forrado con trozos de periódico cubriendo el titulo. Dice que así lo hace más interesante, yo creo que es un romántico escondido en unos preciosos ojos grises. La portada es roja, parece un campo de amapolas. Al fondo se ve una casa repleta de luces. Lo demás son recortes del día 23 de Agosto de 2004. Una buena fecha.

Abrí el libro por cualquier página y mi curiosidad se encargó de hacer el resto:

«...dame cien besos. Yo te daré mi vida y nunca dejaré de amarte. He nacido para morir en tu mirada, mírame. Tocaré tu pelo y me enamoraré con cada palabra. Dame tu mano, la cogeré y  no la volveré a soltar. Lloraré por ti, contigo, lloraré sin ti. Y nunca, nunca.. dejaré de amarte, mi amor.»

Fdo: Maël.

(....)

Mónica Gae

jueves, 6 de octubre de 2011

capitulo 3.

Te echo de menos Marc. A veces pienso algo y justo antes de decirlo, me doy cuenta de que no estás, de que ellos no me entenderían. Y me callo, y me hago muy muy pequeña, insegura. Te echo de menos y echo de menos pasar horas y horas contigo, olvidando el tiempo. Por el día responsables, encerrados en las puertas de la biblioteca, -siempre fuera-, entre descansos y un par de cigarrillos. Por la noche, sofá. Series y películas absurdas, de miedo o en blanco y negro, palomitas, y caladas de ojos rojos. Marc-André es uno de esos chicos que te hacen sonreír, incluso en los peores momentos. Despistado, tierno y sensible. Conocí a Marc en la universidad, hace cosa más de dos años.  

(…) Habías dejado la ropa tirada por toda la habitación, era propio de ti. El desorden de tu vida traducido en el desorden de tu cuarto. Ponerte los calcetines del revés y peinarte con la parte lisa del peine. A veces te miro preguntándome si te habrás puesto las dos lentillas, intentando descubrir por qué pareces tan calmado cuando el mundo gira a millones de kilómetros por hora. Creo que eres de esas personas que podrían conducir con los ojos cerrados. Qué digo, tú podrías conducir sin piernas, sin brazos, incluso sin ruedas, que tarde o temprano llegarías donde quisieras. Encontrarías un oasis en medio del desierto, lleno de agua, de cerveza, con una casa enorme, tres piscinas y una pista de tenis, tienes ese don. Tan desastre y tan fuera de lo normal, de lo corriente.

El sábado pasado quedamos Bonie, Marc y yo. Por momentos, no sabía a quién había echado más en falta. Fuimos a cenar al italiano de la plaza mayor, junto a la estatua de David Bowie, a la altura del semáforo que siempre está en ámbar. La noche empezó con unas cuantas cervezas de más, pero la lluvia parecía querer juntarnos en un sitio más recogido, íntimo, nuestro. El piso de Marc es perfecto para estos momentos, pero los planes se fueron torciendo con cada minuto que el reloj decidía pasar. Bonie se encerró en sí misma apenas sentarse en el sofá, -armadura de metal-. Sin decir demasiadas palabras, desconectó del mundo, el cansancio se hizo con el control de sus parpados hasta cerrarlos por completo. Marc y yo, acostumbrados a depender el uno del otro, nos encendimos todo lo insospechadamente fumable que encontramos en los cajones de su habitación. (corteza de coco..) Echaba de menos esa complicidad con él, Bonie es un caso aparte. A veces pienso que nunca se dará a conocer, que nunca hablará de sus sueños, sus miedos. Que un día sin más, habrán pasado cuatro años y ni ella ni yo, esbozaremos una sonrisa al recordar los viejos tiempos.


(.....)


Mónica Gae.

capitulo 2.

Aytor me está volviendo loca. Hace unos meses que me dice «te quiero», y yo no puedo contestar lo mismo. La semana pasada discutimos sobre ello, y desde entonces apenas cruzamos palabra. Él comparte con todos sus sentimientos, se desahoga. Yo nunca he mencionado su nombre, a nadie. Aytor es moreno, increíblemente atractivo y enamorado como yo, del amor. Lo conocí en el aeropuerto, alto, ojos azules, pelo perfecto. Su sonrisa me enamoró desde el primer momento, natural y con miedo a ser descubierta. Pasamos todas las vacaciones tumbados en la arena blanca y paradisiaca de las calas de Teiver. Bromeando sobre un futuro juntos, discutiendo sobre cómo se llamarían nuestros hijos y qué deporte practicarían. Al menos yo, bromeaba. Fue un amor de verano, de los pocos que sobreviven a los fríos días de invierno.
-Te echo de menos, Maya.
-No, Aytor, para. Sabes de sobra que esto no puede seguir así, avanzamos a una velocidad de vértigo, demasiado rápido bajo el sol de una costa que pronto no podremos ver, y ahora no sabemos ni siquiera situarnos en el mapa. Tú tienes tu mundo y yo el mío, nos separan cientos de kilómetros y, amor, aunque eres perfecto, ni tu ni yo podremos aguantar lo que se nos viene encima.
-Pero Maya yo te quiero. Y si me dejas me moriré esperando un beso más de tu boca.
- «Un beso más de mi boca» -repetí entre susurros-. Aytor.. tú nunca me has besado.

(....)

Es domingo por la tarde, y creo que, sin haberlo planeado, he acabado para siempre con Aytor. Era una situación insostenible, no había solución. ¿Cuánto se debe luchar por algo que sabes, que pronto acabará? ¿Cuántas lágrimas están permitidas derramar?
-Amie, necesito consejo.
-Ay dios, ¿qué has hecho ya?
-A ver, ¿te acuerdas de aquel chico de Teiver, el francés?
-Como para no acordarse de él, capulla, ¡estaba para atarlo a la cama y darle sólo de comer lo que yo sé! Espera, espera... ¿Aún hablas con él? Te dije que lo acabaríais pasando mal, él es demasiado sentimental para estar tan bueno, no es natural, y tú......tú eres tú y tampoco es natural.
-Amie, Es que te juro que fue algo más que un simple juego de verano. Cuando lo miraba a los ojos quería mirarlo para siempre. Cuando tocaba su piel, no quería soltar su mano..
- « ¿Y cuando le echabas un polvo, no querías dejar de limpiar no?»
-¡Amie tú siempre igual, burra! Ya enserio, ¿de dónde sacas tú las fuerzas para no salir nunca mal de una relación?
-No soy burra mi querida Maya, soy realista. Sólo me involucro en aquello que sé que no saldré perjudicada, que no podre perder nada. Cuando hay sexo por sexo desaparece el sentimiento y asi puedes sentirte segura. Se trata de olvidar el miedo, su nombre, y el tuyo.
-¿Y no te preocupa perderte así  cosas maravillosas?
-Sé consciente siempre de lo que buscas en cada persona y de lo que puedes esperar, y no tengas prisa en encontrar lo que buscas, eso lo primero,  de lo contrario realmente estarás cegada por tu propia imaginación.
-Yo sólo quiero a alguien que me haga temblar, tartamudear, que me ponga nerviosa. Que me llene, que consiga hacerme sentir todo con lo que siempre sueño. Y ya hasta dudo que exista alguien así.
-Eso solo lo podrás saber tú. Tú sabes lo que necesitas, lo que te complementa. Tú eres la única que sabe lo que conseguiría hacerte llorar de felicidad y de miedo por perder. Cuando menos te lo esperes y de la forma más rara, ahí estará. Y toda tu espera se verá recompensada; verás que cada lágrima que hayas derramado antes por otra persona o por tu vacío.. Habrá merecido la pena, sólo ten paciencia. Y deja de ser un poco , al menos por momentos, no quiero que una de mis mejores amigas termine siendo la protagonista de una tragicomedia, ¿entendido?
(....)

Mónica Gae.

martes, 4 de octubre de 2011

Capitulo 1.

-Es que a veces no entiendo porque soy así. Por qué me entusiasmo tanto al principio y luego simplemente, pierdo todo el interés. Y lo peor es que, aunque fracase una y otra vez, las esperanzas de encontrar al amor de mi vida se recuperan antes de que incluso yo, haya olvidado el último chasco.
+Eres como una niña pequeña buscando la chuchería perfecta en una tienda de peluches gigantes. Te ciegas tanto por tu propia imaginación que no te das cuenta de que estas en el sitio equivocado.
-Ay., Amie... ¿Crees que algún día lo encontraré? Dime la verdad.. ¿Crees que alguien conseguirá llenar este vacío?
+Ese alguien va a tener que tener una polla muy grande para llenarte a ti, pequeña. Eres tan inocente..
-Y tú una burra Amie.. y tú una burra.
Eran las cuatro de la mañana y no podía dejar de pensar en mi conversación con Amie. A su manera, Amie daba buenos consejos. Es una buena amiga, -pensé-. De las mejores. Pero entonces, ¿quería decir eso que tenía que dejar a un lado mi inocencia y conformarme con la insulsa realidad? Llevaba tanto tiempo soñando con el príncipe azul que no me había percatado de que a lo mejor yo, no era exactamente una princesa.
A la mañana siguiente Maya se levanto (como de costumbre) demasiado tarde. Amaba la cama tanto como a los sueños que tenía en ella, pero odiaba pensar que se estuviera alejando así de los pequeños detalles -reales- de la vida. ¿Cuánto tiempo se debe soñar? ¿Cuánto debemos emplear para olvidar los sueños?
Enchufó el calefactor mientras el agua hirviendo llenaba su bañera, que poco a poco se iba escondiendo entre espuma y sales aromáticas. Hoy tocaba relajarse. Y uno de esos largos baños, sumergida en sí misma y que solían durar un par de horas, era un plan irresistible para un despertar de sábado.
Hoy sería uno de esos días llenos de pequeñas cosas, de las que dejas para otro momento hasta que no tienes más remedio que hacer: primero la compra, poner la colada y lavar el coche. Después iría a regalarse un par de cosméticos y a hacerse la cera. (Amie siempre decía que, al igual que los vaqueros, las pistolas de una mujer debían ir siempre cargadas: un par de balas de seguridad, una de locura, tres de ganas de ir de frente y otra de valor. Y en la recamara, la cera, siempre la cera.)
Como un reloj sin buenas pilas, fue haciendo una por una todas las tareas de su lista. Estaba oscureciendo y quería descansar un poco, esa noche tenía un plan -para ella-, perfecto: Bonie. No hacía mucho tiempo que Bonie entro en su vida, pero se estaba convirtiendo poco a poco en una pieza fundamental, de las que no pueden faltar, de las que no fallan. Bonie es morena, impulsiva y fría. Muy suya y a veces, con demasiado carácter. A Maya le sorprendía lo mucho que últimamente, la necesitaba sin saber por qué. Quería entrar en su mundo de hielo, conseguir un abrazo o cualquier otra muestra de cariño por su parte, pero nada. Bonie tiene una forma de querer que jamás ha visto. Y eso supongo, la hace especial.
(...)

Mónica Gae.