jueves, 29 de mayo de 2014

El día que supe que tenía mariposas fue el día en que murieron todas.


Nunca he visto una herida sangrar sin que alguien antes haya intentado abrirla ni he visto nunca a nadie pedir auxilio cuando realmente quiere morir.

Tengo en el corazón una brecha preciosa que divide lo que soy en un caos entre lo que tengo y siempre quise, y lo que temo perder por tenerlo aquí.

Una mitad me repite que me coja, que me agarre fuerte. La otra, me explica el porqué;

No te sueltes –repite, la hostia va a ser fuerte.

Volver al precipicio desde donde una vez salté no fue buena idea, pero venció la curiosidad de verme ahí tirada y ver cómo te alejabas fue el empujón perfecto. El vértigo sólo se cura una vez llegas al suelo y créeme, hecho añicos, poco importan ya las alturas que no lleven tu nombre.

Me lo he pasado genial esta noche, yo también hubiese muerto por ti.

No creo en las segundas oportunidades así como no creo en la vida después de la muerte, una vez hecho el corte, es imposible disimular la cicatriz. Lo escribe alguien que lleva ocultando la suya demasiado tiempo.

Si me dejas sola en esto, ya habremos sido dos. Yo lo hice hace mucho tiempo y lo volvería a hacer si me cruzase por la calle.

El monstruo que vive debajo de mi pecho me está consumiendo, a falta de galletas se está comiendo el corazón.

Sálvate tú, a mí ya no me queda tiempo y me faltan ganas.


Fue precioso morir 
                       por morir a tu lado.



Mónica Gae.

viernes, 11 de abril de 2014

Al final va(s) a ser verdad.


A veces la única solución es abrazar el problema.
A veces, cuando quemas, incendio mi casa para acercarme a ti.
A veces quiero que seas eterna, otras te quiero en formato real, te hago de carne y verso y hueso y beso
y nos follamos como quien sabe que nos queda un día menos de vida en este planeta.

A ratos creo verte sin mí, a ratos me gusta imaginarme en tu pasado y pensar que nos cruzamos algún charco sin darnos importancia. Que pasamos desapercibidas pero que pasados unos metros miramos hacia atrás, como quien intuye que acaba de oler por primera vez el perfume del amor de su vida.

A ratos creo saber por qué te pintas los labios de rojo y la cara de mí, a ratos te comería todos los ratos del día, el resto, lo hago muda de sonido, porque una vez me enseñaste a hacerte el amor en silencio y desde entonces no recuerdo a qué se debe que el ser humano tenga cuerdas vocales.

Perdóname por mirarte así, es que yo también me suicidaría si fuese lágrima tuya y estuviese condenada a recorrer esa cara de nubes para después saltar sin alas a ningún vacío.  

Esta mañana te hubiese pedido que te casaras conmigo antes del desayuno, cuando te has despertado y me has abrazado pensando que seguía dormida, por eso no te lo he pedido,

porque entonces he sabido,
con total seguridad, que tendré toda la vida para hacerlo.



Mónica Gae.

lunes, 17 de febrero de 2014

El niño con corbata.



Os podría decir quién es, pero me quedaría corta. 

Os podría decir que él apostó por mí antes de que nadie lo hiciera,
que me miró cómplice y me dio la mano cuando estaba en el suelo,
que gracias a él me subí a un escenario y perdí el miedo.

Os podría decir que gracias a él conocí Barcelona como nunca antes,
que le bastó una tarde en el Retiro para que volviera a tener esperanza en la raza humana, 
que tiene un alma 
totalmente 
indescriptible, 
que su corazón no parece de este mundo y que su niñez adulta podría conquistar a cualquiera que osase colarse en ella, 
y aún así,
aún así me quedaría corta.

Podría pediros ayuda, pero creo que no es la palabra adecuada.

Escuchadlo, sentidlo, dejaos llevar por su voz y sus manos sobre seis cuerdas.

Su nombre es Vico y le debo más de lo que nadie se imagina,
de lo que él se imagina.
En estos momentos está intentando sacar a la luz su próximo disco y para ello necesita vuestra colaboración, esa sí es la palabra, pues toda colaboración lleva consigo una recompensa, aunque él os lo sabe explicar mejor:

(Si pincháis AQUÍ sabréis de lo que hablo)


Da igual de dónde seas o qué edad tengas, vuestra recompensa llegará a su destino.

Por mi parte sólo puedo dároslo a conocer aprovechando las tantísimas personas que increíblemente leen este blog, ya sabéis que jamás he subido una entrada parecida a esta, y precisamente por eso, espero que entendáis lo importante que es para mí que Vico consiga este maravilloso sueño.


Y sí, perdón por el “spam” que esto supone, pero creo que es necesario para el alma de uno mismo ayudar a las personas en las que creemos, y yo creo en él. Ojalá vosotros también.

Si uno sólo de los que estáis leyendo esto se ve atravesado por su talento y queda impregnado de él, habrá merecido la pena. 


Mil gracias por leer, por estar ahí, por ser así.



Mónica Gae.