sábado, 24 de diciembre de 2011

En directo y con detalles.

Acaba el año y con ello mis ganas de seguir atascada en el pasado. Este blog va a dar un giro de 180º grados, en seco y sin anestesia. Tenía escrito el siguiente post del capítulo 17, pero por primera vez desde que publico aquí, me daba miedo publicarlo por las consecuencias que pudiese tener. A finales de noviembre (justo al subir el último capítulo), recibí una llamada de un número desconocido. Era Aytor. Me dijo que había encontrado mi blog (tres hurras por ti, Aytor, después de nosecuantos meses publicando –pensé) y me dijo si pensaba seguir contando la historia tal y como pasó. Le dije que omitiría información si era lo que le preocupaba, y que encantada de volver a hablar con él tras 11 meses, también. Me dijo que tras leer todos los capítulos sentía que necesitaba pedirme perdón. Perdonado. Me dijo que por aquel entonces no podía controlar lo que en su momento hacia y que sentía mucho haber actuado de aquella forma. Perdonado, repetí. Me dijo que me veía distinta, más directa y más distante. Le dije que en septiembre paso algo que me hizo ver las cosas de manera diferente. ¿Diferente como qué? –preguntó. Diferente como que ahora puedo escribir en voz alta que fuiste un autentico cabrón bipolar, que me hizo ser a mi bipolar y que gracias a sus juegos retorcidos ahora creo con total seguridad en que todos tenemos una cara que intentamos ocultar. Me preguntó que cuándo saldría mi próximo capítulo y qué diría exactamente. Le dije que no se preocupase, que no contaría que al volver a la ciudad quedamos, hablamos, y terminamos en la cama. Que no contaría que en la cama no hicimos nada porque acabó  llorando tras contarme que había dejado embarazada a Anna, su compañera de piso anoréxica de Montpellier. Tranquilo, que no diré nada y nadie lo sabrá.

Afortunadamente la historia con Aytor (aunque la estuviera publicando cronológicamente ahora) sucedió hace justo un año. El día que lodejamosparasiempre fue el 31.12.10, justo después de las campanadas y la última vez que escuché su voz (hasta la llamada del mes pasado) fue en Marzo de este año, que fuéprecisamente cuando volvió a la ciudad y me contó su tierna y precoz paternidad. A partir de entonces (obviamente) han pasado más personas por mi vida, más historias y más iniciales que iré contando cuando venga al caso y no como si estuvieran sucediendo en este mismo instante.

En este mismo instante acabo de llegar a mi casa después de dejar para último minuto todas y cada una de las compras de navidad, para no variar de año en año. En este mismo instante tengo dos sonrisas en la cara, una porque en plena calle de Sto. Domingo me he cruzado con mi primer, trágico y platónico amor (en ese orden) con el que sé que algún día terminaré volviendo. (Añado que hemos acordado una cita informal sin fecha la cual tendré que proponerla yo, así que alguno de estos días os recordare esto.) La otra sonrisa viene por otra de esas historias curiosas que al parecer sólo me pasan a mí: Estaba en el mostrador de El Corte Inglés buscando el regalo para el tierno de mi hermano. En una de las cajas estaba una dependienta hablando con dos chicos altos, vestidos ambos con vaqueros, camisa y chaqueta negra. Por su físico hubiese jurado que eran modelos (y por el aire cargado de ego que rebosaban, también). Cuando por fin he encontrado el regalo perfecto, he ido a pagar casualmente a la caja en la que ellos estaban. Casualidades de la vida, ya sabéis. Desgraciadamente, nada más llegar yo, ellos se estaban despidiendo. La dependienta de la cajera era la madrina de uno de ellos, y no me preguntéis cómo, me ha acabado vendiendo el regalo y envolviéndome a su ahijado. Se llama Fernando, tiene 19 años (nunca lo hubiera dicho) y está soltero. Junto con el ticket me ha dado su número de teléfono y me ha dicho que es un chico de lo mas encantador. Yo, que no podía estar más colorada en ese momento, le he dicho que su ahijado le odiaría si por su culpa conociera a alguien como yo. Ella se ha reído diciéndole a su compañera de la caja de al lado “es que me encanta para él”. Yo no he aceptado el teléfono. Sin embargo le he dicho que suelo ir bastante por allí. 

Y con esto finalizo el primer post en directo y os deseo unas Felices Navidades a todos, no os atragantéis con el pavo y recordar, que después de comer tanto, siempre es aconsejable hacer ejercicio. (Guiño guiño y hasta mañana).

Mónica Gae.

3 comentarios:

  1. Una vida muy joven y llena de sufrimientos. Quizá deberías empezar a ser egoista, pensar en tí misma y conocer más a los hombres, sin dejarte arrastrar por ninguno, aún cuando llegue el amor de verdad que lo sentirás de una manera nunca conocida hasta entonces.
    Los nombres de tus historias son reales?
    Vive tu juventud con risas y sin ataduras!!

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  2. guau.. Muy bonitas tus palabras, Anónimo.

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  3. Te sigo desde hace mucho pero es la primera vez que leo el blog desde el principio. Por tus textos se ve que lo has pasado mal en el amor, pero creo que todo eso te ha servido para ser como eres ahora, ser más fuerte. Eres una chica especial Mónica, y las personas que te tienen cerca son unas afortunadas.

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