martes, 27 de diciembre de 2011

Mi psicólogo tiene una replica de la polla de Freud.

Todo comenzó hace unos tres meses, a eso de finales de Septiembre. Una amiga (llamémosla Sonia) me llamó un tanto nerviosa porque tenía su primera sesión con el psicólogo. Yo intenté tranquilizarla diciendo que las últimas decisiones de su madre habían sido bastante acertadas (su nuevo marido esta como un queso). Le dije que ella era lo suficientemente inteligente como para no dejar que ningún chalado con título acreditativo pudiera colarse en su cabeza a no ser que ella bajase la guardia voluntariamente. Y Sonia nunca baja la guardia. Ella me dijo que para psicoanálisis existenciales ya me tenía a mí, que un loquero era lo último que le hacía falta a su curriculum y que odiaba a su madre por obligarla a hacer esto. Al cabo de un rato de conversación (y dado mi fobia a hablar por teléfono) le propuse acompañarla a la sesión si con ello dejamos de hablar por el móvil. Respondió que sí. Y así empezó todo.

Llegamos 10 minutos tarde a la sesión. A modo de broma le advertí que en algún momento el psicólogo (al cual a partir de ahora llamaré Míster X, me parece más interesante) soltaría ese rollo de la puntualidad como algo decisivo para empezar a abordar sus problemas personales. Lo dije para liberar algo de tensión, no pensé que fuera a pasar de verdad. Tras unos cuantos minutos buscando su despacho, entramos. Sonia ha puesto una única condición y es entrar conmigo. Yo, que esa tarde no tenía nada mejor que hacer, acepté sin pensarlo.

-Hola, Sonia. Soy Míster X. Contigo no he tenido aun el placer de hablar pero si lo he tenido con tu madre, quien supongo que sabrás, está bastante preocupada por ti.
-Mi madre tiene demasiado tiempo libre.
-Bueno, ya llegaremos a ese tema. ¿Seguro que quieres que ella esté aquí? –le pregunta a Sonia en voz baja y mirando hacia mí.
-Tranquilo, por mi no se preocupe. Me han retrasado la cita para hacerme la cera y tengo toda la tarde libre para escuchar sus seguramente intentos de parecerse a Freud –dije procurando que pillara el sarcasmo. ¿Le gusta a usted Freud, Míster X? ¿Conoce usted a Freud, Míster X?

El tío me mira como si tuviera un pasado sexual sadomasoquista y obsesivo con fotos y textos del susodicho y responde un tajante: “Por supuesto que conozco a Freud, niña. Y si quieres estar aquí será mejor que te limites a escuchar.” Vale, lo admito. Desde que Sonia me dijo que le acompañara se me venía haciendo la boca agua de pensar en que (por fin) podría utilizar mis nocturnas lecturas sobre Freud, Kant, Guski, Berger, Lou Marinoff y otros por el estilo para iniciar profundas conversaciones, pero,  por algún motivo en ese momento solo me apetecía poner a prueba el diploma que tenia colgado en el centro de la pared principal. ¿Y como que niña? Eso lo dice porque no me ha visto en tetas –pienso.

Tras unas cuantas preguntas para tantear la cabeza de Sonia, Míster X comienza a mirar el reloj de manera más continuada. Debe quedar poco. Efectivamente, a los 10 minutos, el obsesivo amante secreto de Freud da por finalizada la sesión. Yo, mismísimo reflejo de un santo las dos últimas horas no puedo evitar desperezarme. Me pregunta si me ha aburrido y le respondo que Sonia nunca me aburre y ha sido ella y no él quien ha estado hablando todo el tiempo. Añado un “pero bonita estatua” señalando un trozo de madera tallada con forma de pene gigante que hay sobre la mesita del café. ¿Es una réplica de la de Freud? Míster X me mira con cara de haberle tocado la fibra sensible (¡minipunto para mí!) y me invita a salir junto con Sonia.

-Ah, y una cosa más, Sonia –dice Míster X a modo de despedida. Te enviaré un formulario con unas cuestiones que debes responder por ti misma. Hablaremos sobre ello en la siguiente sesión. Te enviaré otra copia a ti también, Maya. Si vas a venir más a menudo quiero saber qué  clase de trastornos  de conducta parece haber dentro de tu cabeza.

Yo me quedo sorprendida pero respondo.

-Si lo que tienes es la esperanza de detectar mis puntos débiles te escribiré los problemas psicológicos que me he autodetectado a lo largo de mi vida en la primera frase que escriba.  Si quieres los resalto en negrita y aumento el tamaño del Times New Roman, así puede jugar usted más tiempo el pequeño GRAN Freud de madera. (Aunque sigo hablándole en tono sarcástico, me hace muchísima ilusión que me incluya en sus sesiones, no parece mal tipo aunque si se aflojara un poco la corbata y se sacara la escoba del culo transmitiría más confianza)



PD: Me dispongo a enviarle un email a Míster X diciéndole que voy a publicar nuestras conversaciones en un blog. Llega un momento en que los psicólogos solo ven trastornos mentales y/o traumas infantiles haya donde miran. A eso de Octubre (aunque algún día lo contaré  mas detalladamente), Mister X me dio un consejo el cual pensó que nunca seguiría:

“Si piensas que poniéndote los cascos en mitad de la Universidad te aíslas del mundo estas muy equivocada. La gente sigue ahí, y si levantas la mirada puedes comprobarlo por ti misma. Los cascos dejaran de darte seguridad cuando sin ellos, un día, seas incapaz de atravesar apenas 100 metros desde el parking hasta clase. Deberías trabajar en tu introversión y escribir un blog, para ti sería la mejor terapia.”

Me gustó bastante lo que dijo (supongo que por llevar razón) y empecé a escribir este blog. Publicaré algunos de nuestros mails y algunas sesiones Sonia-Maya-Míster X. Pero no pienso quitarme los cascos cuando salga a la calle.



Besos y guiños para todos (esta noche racion doble a psicólogos y apsicologados).

 Mónica Gae.  


3 comentarios:

  1. Los psicólogos son seres humanos, como nosotros, pero con ciertos estudios y quizá ciertas experiencias y escuchando muy diversas historias de las que aprenden también. Busca la parte positiva y utiliza en tu vida, aún eres joven y a esa edad no conocemos la vida ni a las personas, queda mucha trayectoria llena de adversidades, tropezones y también alegrías. Mantén tus ojos y mente muy abiertas para no permitir que el daño se introduzca en tu corazón.

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  2. "Mantén tus ojos y mente muy abiertas para no permitir que el daño se introduzca en tu corazón."

    touché...

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  3. "Touché..."?¿?¿
    Esa frase te ha ayudado a abrir los ojos o despertar de algún desengaño? Los jóvenes vivís tantos falsos amores que no sabéis distinguir cuando llega el verdadero, .....o quizá me confundo?
    Insisto, jamás dejes que alguien te hiera el corazón, simplemente sigue tu camino y cicatriza bien la herida. Feliz Navidad!

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