domingo, 5 de febrero de 2012

Héctor.


Eran las tres de la mañana de cualquier día de septiembre. Su pulso descendía cada noche a partir de las doce y media, como un reloj. “Se muere, sé que se muere. Su rostro ya no es el mismo y yo no puedo hacer nada.” A los pies de la cama se encuentra su madre, que lo acaricia cada vez que Héctor deja de respirar. “Cuando lo toco se calma –dice ella en voz baja.” Héctor tiene veintidós años y metástasis pulmonar. Le diagnosticaron cáncer hace poco más de siete meses, su hermana, de dieciocho años, apenas habla desde entonces.

Conocí a Héctor hace dos semanas, cuando en el hospital me dijeron que le pusiera su última dosis de quimioterapia. Es moreno, alto y bastante delgado, sin embargo, aún se podía observar el cuerpo atlético de un amante de la escalada.

“Mi madre no lo entiende, es como si no quisiera aceptarlo. Cuando me dijeron que tenía cáncer fui yo quien se vino abajo, mis padres fueron entonces los que me levantaban una y otra vez evitando que me consumiera en mí mismo. Antes de tiempo, supongo. Al cabo de tres meses, el médico nos explicó que el tumor estaba demasiado extendido. Desde ese momento empecé a morir a los ojos de todos, me miraban como algo a lo que pronto no podrían mirar. Mi novia fue la única que conseguía mantenerme en pie, ella nunca da nada por perdido, ¿sabes? Ojalá pudiera tener una sola conversación con todos aquellos a los que quiero sin que pensasen en todo momento que es una despedida. Les diría que viviesen cada segundo lo más intensamente posible, que lo viviesen por mí. Les diría que no sintieran miedo, ni vergüenza, ni tristeza. Les diría que la soledad será lo único que nunca les abandonará, y que gracias a eso, y sólo a eso, podrán llegar a conocerse algún día. Ser conscientes de cada fragancia, de cada nota musical.

En estos últimos meses sólo siento haber podido comprobar que nadie a mí alrededor valora la vida, no al menos como si pudiera acabarse en cualquier momento, y de eso se trata. Algunos conocemos nuestra fecha de caducidad, la gran mayoría sin embargo piensa que vivirá eternamente solo por el hecho de no querer mirar su etiqueta.

Yo he conocido el amor y he tenido a los mejores padres, a la mejor hermana, valoro incluso el más ínfimo de los detalles y ha sido gracias a esto.  Hay personas que nunca llegan a tener nada de lo que yo hoy, soy consciente de tener. ¿Entiendes lo que te digo? Saber que vas a morir te hace vivir a cada instante. Eso es vida, y desgraciadamente, es un don del que solo son dueños aquellos que pronto dejaran de tenerla.”

Héctor falleció tres meses después. Esta carta fue entregada a sus padres, a su hermana y su familia. En el reverso, había escrito una nota para éstos:

En el cajón de mi escritorio hay un cuaderno con textos dirigidos a cada uno de vosotros. Si con ello consigo que viváis un sólo minuto de vuestras vidas tan intensamente como yo he vivido estos últimos meses, habréis conseguido que una parte de mi viva eternamente. 

Atentamente, Héctor.” 



PD: Quería reservar este post para este día en concreto. Todos conocemos esta enfermedad, ya sea directa o indirectamente. En mi caso ha sido indirectamente, por familiares propios o de amigos muy cercanos y por tanto, prácticamente familia. 

La lucha esta en nosotros mismos, juntos podemos (y debemos) mirar con otros ojos este tipo de enfermedad. El cáncer no es una condena. El cáncer tiene cura, y la mejor medicina se encuentra en nuestro interior: si tú tiras la toalla tirarás a la par la única fuerza que te mantendrá en pie, la esperanza. 

PD.2: Os dejo las webs donde publico para que (quien quiera) les eche un vistazo, aunque pondré por aquí todo o gran parte del material que escriba. (Clicar en los nombres y os redirecciono directamente)



(Y ya sabeis, y si no os lo digo yo, que los textos pequeños los subo normalmente a mis redes sociales, las cuales teneis a un solo clic, "Monica Gae" para cualquiera de ellas.)

¡Besos y guiños -llenos llenos y llenos de fuerza y mezclados con un abrazo enorme- para todos!


Por Mónica Gae. 
Ilustración: Paula Jiménez Bueno. 

7 comentarios:

  1. Soy una chica de tu misma ciudad a la que le encanta como escribes. Te llevo siguiendo un tiempo, aunque nunca te he escrito nada, ¡pero de hoy no pasa! Seguramente te lo hayan dicho (muchas) más veces, pero bueno nunca está de más repetir algo si es agradable; no dejes NUNCA de escribir porque es muy bonito lo que haces, has nacido con este don de saber plasmar a la perfección tus emociones, tus pensamientos y hacerlos historias, y eso es digno de compartir con el resto del mundo como tú afortunadamente haces. Besos y guiños para ti también y gracias por publicar maravillas hechas palabras.

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  2. Estoy completamente de acuerdo con Anónima :)
    Quizás porque he tenido familiares con cáncer o he vivido el ambiente hospitalario de personas diagnosticadas de cáncer este relato me haya llegado más que de costumbre, pero sigues en tu media de relatos sobresalientes :P
    Sigue así

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  3. sdfniugfhdlfgsdohfdughsdg (y asi mucho tiempo)

    Si alguien grabara mi cara cuando leo vuestros comentarios seria digno de subirlo por aqui.. Muchas muchisimas gracias a ambos... De verdad. ME dejais sin palabras o comentando de esta manera y eso es raro en mí.

    Anónima 1: No deberías haberme dicho que eras de Murcia. Cuando alguno de vosotros (en plan anónimos) me decís que sois de mi ciudad o que me veis a menudo aunque no os conozca, me paso los siguientes dias mirando raro a todo el mundo por sois alguno de vosotros, ¡malditos!

    Doc, ¿por que tu blog esta vacio?

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    Respuestas
    1. Falta de tiempo y el empujoncito necesario para ponerse supongo :) Mi idea era empezar el proyecto de blog una vez acabe la carrera (por ahora seguiré con el mundillo de la fotografía, que también lo tengo abandonado). Descuida que cuando empieze el blog te lo haré saber :P

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  4. Sabía que estarías escribiendo a esas horas de la madrugada y me he despertando pensando encender mi ordenador y hundirme en tus palabras porque me trasladan a otro mundo de vivencias increibles, unas más interesantes que otras, pero contadas con todo ssentimiento, y hoy que vivo un día especialmente triste y abatida, necesitaba leer algo así que nos hace ver y agradecer todo lo que tenemos.
    Gracias Mónica por tus esfuerzos y no abandonar esto ni en momentos de exámenes porque es la época!!
    Guiños matinales!!

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  5. Curioso. Por una parte este texto me da rabia, y me vacía por dentro un poco, ya que a una de las mujeres más importantes de mi vida se la llevó esa maldita enfermedad hace apenas una semana. Por otra parte... Héctor me recuerda mucho a ella. Ambos se despiden del mundo con una sonrisa, y en cierto modo se deja de sufrir, queda la calma. Todavía no sé si tus palabras han sido un bálsamo para mí o una mala puerta en mi interior que has abierto, el caso... es que me gusta. Me gusta qué dices y cómo lo dices, transmites fuerza, y eso no lo consigue cualquiera, por mucho vocabulario y mucha semiótica bonita que tengan.
    Ha sido un placer leerte, así que te seguiré sin dudarlo. Gracias por dejarte encontrar.
    Un saludo.

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  6. Interesante reflexión la de Héctor, nada se valora tanto como cuando estamos a punto de perderlo. La finitud de la vida y tomar consciencia de ello es a la vez losa ineludible que pesa sobre nuestras espaldas --una putada para qué nos vamos a engañar-- y un revulsivo que nos impele a disfrutar al máximo cada segundo, no desaprovechar oportunidades, que cual cometa Halley pasan y no vuelven en toda tu vida. Todo eso del Carpe Diem.

    Por cierto, soy el desconocido que te desconocía, Ms. Bitch, al final no ha sido un clic sino dos los que me ha costado investigar aquello de lo que no soltabas prenda ayer, casi me hernio ;)

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