sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz 31 de Diciembre, mi pequeña.


Son las cuatro y media de la madrugada del 31 de Diciembre de 2011.  Ella suspira lamentando que este año ha pasado de largo sin dejar una sola huella que merezca la pena recordar.

Pero esta noche es diferente, es como si estuviera aquí. Lo noto, es como una manta transparente que me arropa cuando más frio esta mi corazón. Y esta noche esta congelado, necesito hablar contigo. Ven, ven por favor. Necesito abrazarte y recordar tu olor.

Ella mira a través de la ventana. La noche esta completamente estrellada. ¿Qué miráis? –piensa furiosa observando cada uno de los millones de puntitos brillando a miles de kilómetros. Cierra los ojos e intenta imaginar qué habrá allí arriba. “Hoy te necesito aquí abajo, conmigo” –deja escapar en voz baja. Una lágrima atrevida ya recorre su mejilla mientras ella busca algo con lo que secarla. Antes de alcanzar el pañuelo, sin embargo, se detiene. Ya no es una sola gota la que acaricia su rostro. ¿Pero qué sentido tiene todo esto? ¡Dime! ¿Qué sentido tiene todo esto? –grita resignada dejando caer su cuerpo sobre la cama.  

-¿Se puede saber por qué estás armando tanto escándalo?
-¿….eres, eres tú? ¿Eres tú de verdad?
-¿Quién va ser si no, jovencita? ¿Es que hay alguien más que te visite a estas horas  y no me has contado nada?
-(deja escapar una sonrisa entrecortada) No.. claro que no.
-¿Por qué estabas así cariño?
-Te echo de menos y nunca estás. El otro día te necesitaba. Te necesitaba y acabe llorando en un rincón procurando que nadie me oyera. Solo quería que me oyeras tu.
-Ahora me tienes aquí. Estoy aquí, mi pequeña. Abrázame. ¿..Estas mejor?
-Es como un puño dentro de mi. Como si el corazón quisiera salir por mi propia boca, no sabes cómo duele.
-Mi vida, ven. Cálmate y ven. Te veo a lo lejos cada vez que te pones así, te veo y me rompo por dentro, créeme. Intento alzar mi brazo para coger tu mano pero cuando la alcanzo, la atravieso sin que tú puedas notar nada. Y me quedo ahí, frente a ti. Mirándote y llorando contigo, abrazándote sabiendo que no siempre notas mi calor. Sé lo que es el dolor, mi vida, pero verte sonreír cura cualquier herida. Tienes que prometerme que seguirás siendo así de fuerte, como antes. No siempre que lo necesites podré venir a recordarte que mi corazón late en el interior del tuyo. Y te aseguro que él seguirá latiendo cuando a ti te falten fuerzas. Ven aquí, cariño. Deja de llorar y ven aquí.
-Te quiero. Te quiero muchísimo. Quédate toda la noche por favor.
-No me iré a ningún lado. Esta noche te arropo como lo hacía antes, ¿o sigues pensando que es de niños pequeños? –le pregunta tapándola lentamente con las sábanas.
-No… no es de niños pequeños. –responde ella entre dientes.
-¿Eso que veo es una sonrisa? ¿Si? ¿Si? ¡Hola sonrisa! Vamos, ¡No seas tímida!
-Deja de hacer el payaso o despertaras al resto de la casa –dice ella sin poder contener el más sincero sentimiento de felicidad de todo el año.
-¿Ves? Así si. Vuelvo a nacer cada vez que sonríes, cariño.
-¿Cuándo volverás de nuevo? Esta  vez pensé que ya no volvería soñar contigo nunca mas. Me da mucho miedo olvidar tu cara, tu olor, el tono de tu voz..
- No puedo venir cada vez que lo desee, mi amor. Si pudiera, ni siquiera me iría un solo instante.
-¿Y que te retiene? ¿Por qué no puedo verte? ¡Son mis sueños! ¡Yo debería elegir quien aparece y quien no! A veces, antes de acostarme, cierro los ojos y pienso mucho en ti, incluso repito tu nombre bajito un millón de veces pero no sirve de nada.
-Lo sé, te oigo susurrarme tantas cosas cuando cae la noche.
-¿Y por que no respondes? ¿Por qué no apareces como ahora cuando te llamo?
-Mi pequeña, tienes que entender algo. Que no me veas no significa que me haya ido. Estoy aquí, ¿escuchas esto? –pregunta poniendo su mano sobre su propio corazón. A veces te oigo preguntarme dónde estaré. Pues mi vida, estoy ahí dentro y se está genial. Estoy a tu lado cada vez que tiemblas. Cuando te paraliza el miedo o cuando te quedas helada al escuchar algo, al leer algo . Cuando la impotencia te supera y respiras hondo mirando el cielo. Ahí estoy yo, acariciando tu cara suavemente. Diciéndote lo mucho que te quiero y que siempre te querré. Dándote ánimos y a veces, un pequeño empujón para que consigas seguir adelante. Y lo consigues, siempre lo consigues. Y cada vez que eso pasa, cada vez que me sientes a tu lado y simulas coger mi mano, una parte de mi se aviva y coge fuerzas para venir a verte. Yo también necesito fuerzas, ¿sabes, cariño? No es fácil ver cómo mi pequeña crece sin mi ayuda.
-Pero tu me ayudas, me ayudas cuando nadie más puede o sabe hacerlo. A veces saco fuerzas de la nada sólo para imaginar que así estarás feliz. Por eso luego no entiendo por qué no puedo controlar mi imaginación y hablar contigo como ahora.
-Porque yo no soy parte de tu imaginación, cariño. Eso es lo que tienes que entender. Soy real y estoy en ti. Estoy en cada estrella que ves en el cielo aunque las mires enfadada y cierres la ventana. Estoy cuando piensas que no puedes más, y de repente un escalofrío recorre tu espalda y te ayuda a caminar. Estoy cuando termina el día, cuando llegas a casa y me echas de menos. Estoy ahí, delante tuya, a tu lado, mirándote y susurrándote lo mucho que te quiero. Lo que siempre te he querido y que siempre, eternamente, te seguiré queriendo. No soy parte de tu imaginación pequeña, eso es lo que tienes que entender. Venir aquí, contigo, y hablar como lo estamos haciendo solo puedo hacerlo cuando tanto tu corazón como el mío, vuelven estar preparados.
-Abrázame fuerte por favor, abrázame toda la noche.
-Te abrazare toda la vida, mi pequeña.

Feliz 31 de Diciembre, sécate esas lagrimas y regálame una sonrisa.


PD: Como supongo que ya habreis notado, este post tiene una dedicacion especial. Esta vez con llegarle a una persona y sacarle esa sonrisa, habrá merecido la pena escribir cada una de estas palabras.



Mónica Gae.

3 comentarios:

  1. Sé que tal vez no directamente pero me gusta pensar que hay una parte de ti que se acuerda de mi en esos momentos que escribes esto. Gracias una vez más; lágrimas que han terminado con una gran sonrisa.
    Momentos como éste hacen que uno recobre la ilusión ante estas situaciones.
    Te quiero pequeña, pero está amaneciendo...

    ResponderEliminar
  2. Ha sido empezar a leer y se me han puesto los ojos vidriosos. Conforme iba leyendo se me encogía el corazón. Tienes un don a la hora de escribir, es imposible transmitir tanto como tu haces.

    ResponderEliminar
  3. Jamas nada me había hecho llorar tanto en tan poco tiempo. Tienes un don y ojala sigas escribiendo y emocionando como lo haces por que poca gente puede hacerlo. Simplemente gracias.

    ResponderEliminar

Ballantines & Coca-cola