lunes, 10 de octubre de 2011

capitulo 7.

“Ojala pudiera darte la poca fuerza que tengo. Ojala pudiera colarme en tus ojos, dentro de ti, y sentir por un segundo el dolor que debe consumirte poco a poco. Quitártelo un instante. Verte sonreír de nuevo, como antes. Desgarrarme el corazón si fuera necesario, verte feliz.”

(….)

Sabado 25 de Diciembre de 2010.

Le había imaginado tanto tiempo que apenas pudo reconocerle cuando le vio bajar del cielo. «Los ángeles también tenemos Navidad -dijo-, y mi regalo es verte a ti». Hacía ya tiempo que aceptó que nunca volvería a verle. Que nunca volvería a mirar sus ojos ni nunca podría escuchar su voz. Hacía ya tiempo que aceptó que una parte de si misma se había destrozado para siempre.

-Te he echado tanto de menos..
-Lo sé. (dijo acercándose poco a poco a ella)
-Te recuerdo cada amanecer, cuando desayuno y tú no estás. Cuando comemos, todos, sin ti. Cuando llega la noche, y cuando llueve. Cuando llueve es cuando más duele, pienso que estas llorando, en el cielo, y yo no puedo abrazarte.
-Pues abrázame. He venido para quedarme contigo, esta noche. Mañana, antes de que despiertes yo ya me habré ido. Feliz Navidad, pequeña.
-Quiero contarte tantas cosas..
-Cuéntamelas.
-¿Cómo? ¿Cómo puedo decírtelo todo? ¿..todo lo que me hubiese gustado contarte, si en apenas unas horas te iras de nuevo?
-Mi vida.. nunca me he ido. Siempre, -siempre-, te he cuidado desde allí arriba. Miro cada paso que das en tu vida, cada sonrisa, cada lágrima. Te escucho cuando me hablas sin decir una palabra, estoy a tu lado cuando no puedes dormir. Créeme, he estado en la silla de al lado en cada desayuno desde que me fui. Te quiero pequeña, siempre, mi pequeña.
-Pensé que moriría cuando acepté que ya no volverías..
-Deja de llorar, mi amor, (y suavemente le secó las lágrimas de los ojos..). Yo pensé que volvería a morir al verte así. Luego, sonreíste. Tres meses después, fue un pequeño esbozo de felicidad, pero sonreíste. Y yo volví a nacer. Te abrazaba fuerte en aquel momento, aunque tú no podías verme. Créeme, estuve en tu graduación, en tu primer día de autoescuela, de prácticas. En cada noche fría de invierno, arropándote, como antes. Nunca he dejado de estar a tu lado, yo tan sólo necesito verte crecer. Saber que eres fuerte, porque lo eres. Y coger tu mano cada vez que tú, quieras que la coja..
-No vuelvas a irte, por favor.
-Te quiero, mi vida.. pero esta amaneciendo.

-Feliz navidad, mi pequeña..


(....)

Monica Gae.

NOTA: Esta entrada tiene una dedicacion especial.

1 comentario:

  1. Preciosas palabras llenas de sentimiento y emoción y la pena es que no pongas nombre real a muchos de tus textos porque merecen ese tributo que les regalas.

    ResponderEliminar

Ballantines & Coca-cola